La autonomía es actualmente el gran «caballo de batalla» de nuestros móviles. La mayor parte de nosotros estamos satisfechos con la potencia de nuestros smartphones y su calidad global, pero todos agradeceríamos que nuestros teléfonos nos ofreciesen una autonomía entre cargas de varios días en un escenario de uso real, y no de varias horas.
La duración de la batería está condicionada por su capacidad, pero también por el consumo de los componentes hardware del móvil (especialmente de la pantalla y el SoC), e, incluso, por la eficiencia con que se ejecutan el sistema operativo y las apps. Es fácil identificar estos tres factores, pero lo que no parece tan evidente es que el operador de telefonía que nos proporciona el servicio de voz y datos también influya en la duración de la batería de nuestro smartphone. Veamos por qué.
Tres razones a tener en cuenta
Varios smartphones idénticos pero que están prestando servicio a través de distintos operadores suelen ofrecer en las mismas condiciones de prueba una autonomía que puede oscilar entre una y tres horas. Como veis, la diferencia puede ser enorme, algo que en principio no resulta muy intuitivo. Es posible aceptar que el operador pueda influir algo en la duración de la batería, pero que la diferencia sea en algunos casos de más de tres horas parece difícil de explicar. Sin embargo, es así. Una comparativa que han publicado hace tan solo dos días en Tom's Hardware, y en la que han participado móviles tan actuales como son los Galaxy S4 y S5 de Samsung o el One (M8) de HTC así lo demuestra.
Este resultado puede deberse a la combinación de tres factores importantes. El primero de ellos consiste en que la eficiencia de la red de cada operador es distinta debido a la forma en que cada una de ellas gestiona el tráfico que permite el envío y la recepción de los paquetes de datos, y también las bandas que utiliza. Una segunda razón también muy importante depende directamente de la eficiencia de una red LTE determinada, que puede verse influenciada por el número de usuarios a los que da soporte en una ubicación concreta. Menos usuarios pueden provocar que el tráfico de paquetes sea más ágil y los smartphones involucrados tengan que realizar menos operaciones de acceso a la red para enviar y recibir los paquetes.
Y el último factor que puede explicar esta diferencia tan notable en la autonomía de un mismo móvil al ser distribuido por un operador u otro es el software precargado. Cada una de las aplicaciones y los servicios que se están ejecutando en un smartphone, sea en primer o segundo plano, acapara recursos (tiempo de CPU, memoria, operaciones de acceso a la red de datos, etc.), y, por esta razón, consume batería. Esto quiere decir que un móvil consumirá habitualmente menos energía en aquellos momentos en los que esté ejecutando menos apps. He utilizado la palabra «habitualmente» porque puede haber diferencias importantes en la batería que consumen dos apps distintas, si, por ejemplo, una de ellas impone un gran esfuerzo al SoC, como, por ejemplo, algunos juegos, y la otra es mucho más ligera. Pero lo normal es que la autonomía de un smartphone crezca si ejecuta pocas apps y servicios.
Las estrategias que defienden los operadores en este escenario son muy diferentes. Algunos solo instalan en los móviles de sus clientes unas pocas apps, pero otros atiborran los teléfonos que distribuyen. En este último caso si los usuarios no nos damos cuenta de que nuestro nuevo terminal está sobrecargado de software que puede estarse ejecutando en segundo plano, su autonomía se resentirá. Como veis, es un escenario complejo en el que no es fácil llegar a conclusiones definitivas, pero al menos los usuarios tenemos un parámetro más que podemos sopesar a la hora de elegir el operador que queremos que nos preste nuestro servicio de telefonía.
Imagen principal | Johan Larsson
Vía | Tom's Hardware
En Xataka Móvil | La batería, la deuda pendiente de los smartphones
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