La próxima generación de telefonía móvil, 4G, promete ser mucho más rápida que 3G, ofrecernos velocidades de descarga y subida impensables hasta ahora y mantenernos siempre conectados con nuestro entorno digital. Técnicamente es capaz de hacerlo pero, ¿será necesario llevar una batería como la de la imagen enchufada al móvil para lograrlo?
Ya se que he exagerado un poco, pero viendo los resultados de diferentes estudios y análisis llevados a cabo con dispositivos y redes reales, parece que no vamos tan desencaminados. Por ejemplo, Nokia realizó unos estudios preliminares comparando el consumo energético de los sistemas 3G HSPA con los LTE y llegó a la conclusión de que éstos últimos necesitaban hasta un 20% más de energía.
No parece mucho, pero según otras pruebas realizadas por Engadget a un Samsung Galaxy Nexus usando Google Navigation en una red LTE, el móvil gastaba la batería más rápido de lo que era capaz de recargar el cargador del coche, lo cual empieza a ser un serio problema.
En los últimos años nos hemos ido acostumbrando a que las baterías de nuestros smartphones, cada vez más eficientes y de mayor capacidad, se agoten cada vez más rápido. Aún recuerdo mi primer móvil 2G en el que no era extraño tenerlo una semana sin recargar. Claro que como mucho realizaba alguna llamada y enviaba algún SMS, nada de Internet, hacer fotos o ver vídeos.
Hoy en día las cosas han cambiado y las funciones multimedia consumen muchísima batería. Pero sin duda uno de los sistemas que más gastan es el de las comunicaciones inalámbricas.
Causas del alto consumo de batería en los móviles 4G
Las tecnologías de múltiples antenas (MIMO), la búsqueda constante de estaciones base, de puntos de conexión WiFi o el hecho de querer mantener la compatibilidad con múltiples sistemas de comunicaciones móviles anteriores en el mismo terminal (2G, 2,5G, 3G, 3,5G, etc.) son algunas de las causas.
Pero además, en el caso de LTE se añaden otras específicas, como por ejemplo que de momento no existen muchas estaciones base compatibles con los nuevos estándares, por lo que el terminal debe conectarse a antenas situadas a grandes distancias debiendo utilizar más potencia para transmitir los datos.
Otro problema es el relacionado con las altas velocidades de transferencia alcanzables por el nuevo estándar. Éstas requieren de modulaciones más complejas (que por otra parte son también más eficientes con el espectro), que a su vez necesitan de la realización de muchos más cálculos, obligando a un mayor uso de la CPU a los teléfonos y, por lo tanto, a un mayor consumo de batería.
La verdad es que hasta que no tengamos redes LTE y terminales compatibles no podremos conocer si realmente estos estudios tienen razón o se trata de situaciones puntuales llevadas al extremo.
Pero visto como han ido evolucionando las necesidades energéticas de los terminales móviles, no me extrañaría que tengamos que ir haciendo pesas para preparar nuestros músculos y poder transportar las baterías que nos permitan conectarnos a Internet desde el móvil.
Y a vosotros, ¿cuánto os dura normalmente la batería del smartphone?, ¿creéis que la situación empeorará con 4G?
Más información | GigaOm | Engadget
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