Estos días hemos asistido a la subasta de espectro para el 5G que ha servido como aperitivo a la subasta más importante, la que se celebrará seguramente en 2019 para asignar la banda de los 700 MHz que los canales de la TDT tendrán que liberar. Los ganadores de esta última subasta ya son conocidos, pero ahora nos queremos detener y entrar a fondo en qué es el espectro radioeléctrico y por qué es un bien tan preciado.
El espectro radioeléctrico son las "autopistas del aire" por las que viajan distintas señales, entre otras las de radio, televisión y por supuesto, las señales de las compañías telefónicas. El Gobierno de cada país es el encargado de controlar ese espacio, otorgando licencias de uso a las distintas empresas que lo quieren usar para distintos fines. Y en el caso de la telefonía móvil, el espectro es asignado habitualmente mediante subastas.
Convivencia en el aire
A continuación nos centraremos en cómo los operadores usan el espectro, pero antes de ello no nos tenemos que olvidar que no son ellos los únicos que lo usan. Los ejemplos más conocidos de empresas privadas usando el espectro son las radios y los canales de televisión, pero también cada uno en nuestras casas ocupamos parte de ese espectro, con nuestras redes WiFi.
Si a eso sumamos que el espectro también tiene que estar disponible para comunicaciones de embarcaciones marítimas, aviones, servicios de meteorología, emergencias e incluso micrófonos inalámbricos o audífonos, la pregunta es cómo se gestiona el espacio que puede usarse en cada caso sin que haya interferencias. Todo ello teniendo en cuenta un punto muy importante: el espectro radioeléctrico es un bien de dominio público que administran los gobiernos de cada país.
En el caso de España el uso del espectro radioeléctrico se rige según el Cuadro Nacional de Atribución de Frecuencias, el documento que desde 1990 determina para qué usa cada porción de espectro, conocidas como bandas. Pero tras determinar para qué se usa cada banda, llega el momento de decidir quién puede usar esas bandas, que normalmente se dividen en distintas porciones o licencias de uso.
Las subastas de espectro para telefonía
Decidido, en muchas ocasiones por acuerdos y estándares internacionales, para qué se usa cada porción o banda del espectro, queda asignar su uso. En ocasiones los usos pueden ser públicos (para comunicaciones civiles o del ejercito, meteorología...), en otros casos hay bandas de uso libre, como las de los 2,4 y 5 GHz que usamos para las redes Wi-Fi de nuestras casas, y en otros muchos casos las interesadas en el espectro son empresas privadas.
Para las televisiones y las radios las licencias de uso de espectro se conceden mediante concursos: las empresas interesadas presentar los proyectos, lo que quieren hacer básicamente, y el gobierno de turno (puede ser el del Estado, de las autonomías o incluso locales) decide a qué empresa le otorga la licencia. Un método que por supuesto, siempre ha sido criticado por estar la decisión en manos políticas.
Pero en el caso de la telefonía móvil los concursos son muy poco habituales, el método más extendido para otorgar son las subastas, como la que se ha producido estos días. Es el Gobierno, con recomendaciones del regulador (CNMC), quien pone las normas de cada subasta, que marcan cómo se pagarán las licencias, qué tipo de empresas pueden acceder a ellas, las inversiones mínimas posteriores y muy importante, el límite máximo de licencias que puede comprar cada empresa.
Una vez se cierra el listado de empresas que pueden entrar en la subasta se inicia esta. Todos los lotes cuentan con un precio de partida y se van produciendo rondas de pujas, fijándose cada lote en el mayor precio ofrecido. Así se suceden las pujas, por vía electrónica, hasta que se llega al punto en el que ningún operador está dispuesto a subir la puja y por tanto, cada lote se asigna al operador que más haya pujado en cada caso.
La primera subasta del 5G deja equilibrio
Estos días se ha producido la primera subasta referente al 5G en España. Se ponían a disposición de los cuatro operadores con red 200 MHz, en lotes de 5 MHz cada uno, en la banda de los 3,7 GHz. El resultado ha sido que Vodafone ha sido el operador que más ha pujado, haciéndose con 90 MHz por los 60 MHz de Orange y los 50 MHz de Movistar, mientras que MásMóvil no se ha hecho con ningún lote.
Ahora, la banda contigua por abajo, la de los 3,5 GHz, ya tenía dueños: 40 MHz en manos de Movistar, 40 MHz de Orange y 80 MHz de MásMóvil, por lo que entre los 3,4 y 3,8 GHz el ranking de licencias queda de la siguiente manera:
- Orange: 100 MHz
- Vodafone: 90 MHz
- Movistar: 90 MHz
- MásMóvil: 80 MHz
Todo bastante igualado, aunque hay que tener en cuenta que mientras licencias adquiridas en esta subasta tienen una duración de 20 años, las adquiridas anteriormente tienen caducarán en 2020, aunque podrán ser renovadas por otros diez años, si sus dueños pagan la cantidad correspondiente.
Las bandas bajas, las más codiciadas
La subasta de la banda de los 3,7 GHz ha sido importante, ha demostrado que los operadores quieren meterse de lleno en el despliegue de 5G, pero la verdadera batalla entre ellos se dará en 2019. Será entonces cuando salga a subasta la banda de los 700 MHz, actualmente ocupada por la TDT que se tendrá que volver a mover (reantenización mediante de nuevo), y el espacio disponible en ella es menor y además ningún operador parte con licencias de antemano.
¿Y por qué se pagará mucho más por megahercio en esta subasta? Además de por su escasez, mientras que las bandas altas son útiles para dar capacidad (a más ancho de banda más dispositivos se pueden conectar a una antena) las bandas bajas son las idóneas para dar mayor cobertura por antena y que la señal penetre mejor en interiores. El ejemplo más claro se da con la radio: si nos metemos en un túnel medianamente largo seguramente perdamos la señal FM (entre 88 y 108 MHz) pero podremos seguir escuchando la AM (entre 500 y 1.600 KHz).
MásMóvil será quien más se la juegue en la subasta de la banda de los 700 MHz, ya que mientras sus tres grandes rivales cuentan con licencias en bandas bajas que actualmente usan para 2G, 3G y 4G (800 y 900 MHz) los anteriores dueños de Yoigo rechazaron hacerse con licencias en ellas, lo que le dejó sin esas bandas tan necesarias para tener una verdadera cobertura nacional.
Más allá de lo que se pague en cada subasta, en esta última entre los tres grandes operadores abonarán en el plazo de 20 años 437 millones de euros que van directos a las arcas del Estado, lo cierto es que el verdadero gasto llega después, en los respectivos despliegues. El coste de estos supera en varias ocasiones el coste de las licencias y en el caso del 5G puede ser incluso mucho más elevado que con el 4G, al ser necesarias hasta diez veces más antenas.
Foto de portada | annca
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