No hay un elemento más importante en la conexión a Internet que llega a nuestro hogar que el router, ese dispositivo que recibe la fibra óptica -a veces también el 4G y 5G- y la pone a disposición del resto de equipos mediante cable Ethernet o la famosa conexión WiFi.
Por regla general, siempre solemos recomendar sustituir el router del operador por uno neutro, pues ganamos libertad y nos proporciona ventajas claras. Sin embargo, dependiendo del uso que vayamos a hacer, también puede ser una opción más que válida. Por ello, veamos cuatro aspectos en los que sobresalen por encima de un router neutro.
Ventajas de usar el router de tu operador
No hay ninguna duda de que el router que nos proporciona nuestro operador tiene serias limitaciones frente a uno neutro, que compremos por separado. Normalmente, vienen con opciones bloqueadas, e incluso con un sistema cerrado que no nos permite usarlo con otro proveedor de servicio de Internet, pero precisamente debido a su naturaleza "por defecto", se convierten en la alternativa ideal para muchos usuarios.
Para comenzar a hablar de las ventajas, el aspecto más importante es la compatibilidad. Como hemos dicho anteriormente, estos routers vienen preparados para usarse exclusivamente con el operador que nos lo proporciona.
Por lo tanto, están diseñados para funcionar con la red de nuestro ISP, y esto garantiza la compatibilidad total, tanto con el ancho de banda contratado, como con los parámetros necesarios para otros equipos (telefonía VoIP y servicio de televisión).
No encontraremos ningún incidente, y si sucediera, tenemos a la compañía detrás que nos podrá ayudar sin ningún impedimento. Este es otro elemento por el que merece la pena mantenerlo y no sustituirlo: el soporte técnico. Antes comentábamos que vienen limitados, y aunque es una desventaja, tiene su parte positiva. Hablamos de la facilidad de uso para el usuario.
De nuevo, nos repetimos, pero debido al enfoque que tienen estos routers predeterminados, sus propios límites hacen que todo sea más fácil para usuarios con menos conocimientos técnicos. Tanto su configuración, como la puesta en marcha, serán tareas fáciles para cualquiera. De hecho, suelen ser Plug and Play (enchufar y funcionar), porque vienen de fábrica con los ajustes necesarios para conectarse a la red.
Y lo mismo sucede cuando necesitemos hacerle algún cambio como cambiar la contraseña del WiFi, o abrir los puertos -entre otros ajustes que explicamos en este artículo- en definitiva, es lo más práctico para el usuario común. Por último y no menos importante, también tienen otra virtud y esa está en el precio.
Habitualmente, cuando nos adherimos a un operador, éste nos proporciona el equipamiento necesario sin coste adicional. O en caso contrario, incluye el precio dentro de la misma tarifa, lo que suaviza el golpe en nuestra cuenta bancaria. Si nos bastamos con las características del router de operador, seguramente sea la opción más económica.
Con dar una vuelta por nuestra tienda de confianza, o bien echando un vistazo a nuestra guía de compra de routers, nos percataremos de que el más barato supone ya un importante desembolso. Es más, las opciones más baratas suelen ser alternativas peores que los propios routers de operadores, pues no siempre añaden tecnologías avanzadas como MU-MIMO, WiFi 6 o puertos Gigabit.
Conclusiones: todo depende del usuario
Como hemos visto, los routers de operadores no son tan malos como parecen en un principio, y a pesar de que cambiarlo por un router neutro nos aporta muchas ventajas, no siempre será recomendable. Sucede lo mismo que otros ámbitos de la tecnología: todo dependerá del tipo de usuario que seamos, y lo que busquemos.
Si queremos sacarle el máximo provecho a nuestra conexión, igual el router que nos 'regalan' no cumple las expectativas, ya sea por falta de puertos o de alguna característica importante para nosotros. No debemos olvidar que actualmente, conectamos un amplio abanico de dispositivos (Smart TVs, tablet, relojes inteligentes, domótica, etc) lo que termina exigiendo más al router.
En definitiva, antes de cambiar este importante equipo por uno nuevo, debemos sopesar si realmente nos valdrá la pena, y sobre todo, pensar detenidamente si el problema que tenemos (si lo hubiese) se solucione de esta manera. Sea como sea, una vez hecha la valoración, también debemos considerar sus desventajas, que exponemos a modo de resumen:
- No disponemos de una configuración completa del equipo, sólo podremos ajustar lo que el operador nos permita.
- Suelen ofrecer un menor rendimiento, pues están enfocados en el usuario mayoritario, que únicamente busca que funcione. Pueden faltarnos opciones como la creación de varias redes WiFi o la protección contra ataques DDoS.
- Pueden ser menos seguros, debido a que suelen llevar un software propietario del ISP.
- Por norma general, reciben menos actualizaciones que los routers neutros. Algo que es bastante importante a la hora de corregir vulnerabilidades y errores.
Ahora, nos toca elegir qué camino vamos a tomar: el sencillo pero limitado con el router de nuestra operadora, o el complejo pero libre con un router neutro. Todo queda sujeto a nuestra preferencia y necesidades.
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