La guerra por destacar que se mantiene entre los fabricantes hace que los distintos componentes vayan avanzando, sobre todo cuando nos referimos a los fabricantes de los mismos, que suelen jugar con cierta ventaja frente a su competencia. Como el caso de LG, que fabrica pantallas y ya lleva tiempo introduciendo algunas innovaciones, aunque no sean propiamente suyas.
Fue el caso de las pantallas de OLED plástico, o P-OLED, que presentó para su LG V30 del pasado año. O como la pantalla Super Bright que ha desvelado hoy a bordo del nuevo LG G7 ThinQ, o LG G7 a secas. Una pantalla que afirma ofrecer un brillo bastante elevado pero que tiene truco, y no es un truco demasiado nuevo.
LG G7 ThinQ, primeras impresiones en vídeo
Jugando con los subpíxeles
Para entender el juego de LG con su nueva Super Bright es necesario entender primero cómo funcionan las pantallas, tanto las de los móviles como las de cualquier otro dispositivo electrónico. Cada pixel que vemos está a su vez dividido en subpíxeles, pues cada uno se ilumina en base a una serie de fotodiodos que se combinan para ofrecer el resultado final.
Así, cuando vemos un color en pantalla, éste está generado a su vez por la combinación de tres pequeños diodos que componen cada uno de los píxeles del panel. Un subpíxel rojo, un subpíxel verde y otro subpíxel azul. Así funciona la luz blanca. Con rojo, verde y azul puedes crear cualquier color el espectro visible. Es la base de los sistemas RGB.
En el caso de LG, el fabricante coreano ha añadido un subpíxel adicional a la construcción de sus paneles Super Bright, algo que ya hizo Sony en su momento con sus LCD White Magic, o Nokia con el 701. De ahí que digamos que el sistema no es nuevo, pues lleva años en funcionamiento pero ha gozado siempre de una adopción muy baja, hasta que LG ha decidido incluirlo en el nuevo LG G7.
RGBW, más blanco cuando hace falta
Las pantallas Super Bright del LG G7 cuentan con un subpíxel adicional, como decíamos, y ese subpíxel es blanco. Así, el sistema clásico RGB se convierte en RGBW en la pantalla de LG. El subpíxel adicional produce blanco por su cuenta, sin necesidad de combinar los otros tres subpíxeles entre sí, por lo que la pantalla ofrece un pico de brillo añadido que lleva el panel hasta los 1.000 nits anunciados con un LCD.
Cuando el teléfono necesita ese brillo adicional, el LG G7 enciende ese subpíxel blanco y la pantalla recibe brillo extra, aunque tiene sus limitaciones. El pico de brillo máximo de los 1.000 nits no puede mantenerse más de tres minutos seguidos. Si lo necesitamos más tiempo, el G7 se encargará de apagar el sistema hasta que pueda conectarlo de nuevo, y perderemos el brillo añadido durante ese tiempo de descanso.
Decíamos que el juego de los subpíxeles es antiguo, y no sólo nos referimos a los ejemplos de subpíxeles blancos ya mencionados. Samsung, por ejemplo, utiliza subpíxeles verdes en sus pantallas Super AMOLED. La matriz RGB clásica se torna RGBG en las pantallas de Samsung, también conocido como Pentile, de ahí que se muestren más saturadas que la de la competencia, aunque sus verdes sean algo más artificiales.
Así que el secreto de este panel Super Bright de LG no es otro que el de contar con un subpíxel blanco adicional latente, que ofrece brillo extra cuando lo necesitamos, iluminando todo el panel. Cada píxel recibe la ayuda de este hermano blanco cuando hay que llegar a los 1.000 nits, para luego apagarse y mantenerse de nuevo en segundo plano. Así funciona la pantalla del LG G7 ThinQ. Así funciona el sistema Super Bright.
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