Pasó en el mundo PC, y está volviendo a pasar en el segmento de los smartphones: los fabricantes no nos venden sus terminales con el software base preinstalado -algo que sí podemos encontrar en versiones "Google Play Edition" con Android "puro"-, sino que a menudo incluyen software propio y de terceras partes que nadie pidió que incluyesen.
En esa oferta nativa hay, por supuesto, alguna que otra utilidad interesante, pero la mayoría de los usuarios suelen calificar a esos programas y aplicaciones móviles como bloatware, de la misma forma que lo hacíamos cuando un fabricante de PCs nos incluía (y lo sigue haciendo) el antivirus de turno o cualquier otra utilidad que trataba, como siempre, de encerrarnos en un ecosistema propietario.
Los usuarios usan lo que conocen
La realidad es que el bloatware y las aplicaciones nativas no parecen ya tener demasiadas diferencias para los usuarios, que aparentemente suelen pasar de esas aplicaciones para apostar por usos y costumbres adquiridos tras mucho tiempo con diversos terminales.
Lo demuestra un estudio recientemente publicado por Strategy Analytics según el cual, por ejemplo, los usuarios de dispositivos Samsung encuestados apenas hacían uso de la oferta software que el fabricante ponía en sus manos de buenas a primeras.
Seguro que lo recordáis: en el lanzamiento del Samsung Galaxy S4, buena parte del protagonismo se la llevó el software. Aquel terminal aportaba más de todo en el terreno de las especificaciones hardware, pero sobre todo parecía el primer movimiento serio de Samsung para desmarcarse de Google y de una plataforma Android que comenzaba a no ser del agrado completo de los surcoreanos.
Aquello quedó en agua de borrajas y todo ha vuelto a su curso en el Galaxy S5 -hubo acuerdo entre ambas para que Samsung se centrara especialmente en aplicaciones y servicios de Google-, pero aún así las apuestas software propias de Samsung siguen siendo (o más bien, intentando ser) protagonistas en estos terminales.
Y por lo visto, no lo logran. Como decíamos, ese estudio de la consultora estadounidense revelaba, por ejemplo, que los usuarios de los Galaxy S3 y S4 usaban ChatON durante, atención, seis segundos al mes de media. Ese dato contrastaba con las 11 horas al mes dedicadas a Facebook o las dos horas mensuales viendo fotos de Instagram en esos móviles de media.
Los 250 participantes en el estudio fueron evaluados durante un mes entero, y de media estos usuarios invirtieron siete minutos en todo un mes en el elenco de soluciones software de Samsung --incluyendo la citada ChatON, la aplicación de búsqueda por voz S Voice o la tienda de aplicaciones de esta empresa, Samsung Hub.
Por contra, los usuarios invirtieron 149 minutos solo en tres aplicaciones nativas de Google: Play Store, YouTube y el buscador integrados en Android fueron mucho más protagonistas que esos servicios nativos de Samsung.
La empresa, por supuesto, no aclara la situación, y el año pasado indicó que ChatON ya disponía de 100 millones de usuarios. Algo lógico teniendo en cuenta que el servicio viene preinstalado en sus dispositivos móviles y no se puede eliminar fácilmente.
Jardines amurallados
Samsung no es la primera ni será la última en tratar de seguir ese camino. Este fabricante que tradicionalmente se había centrado en el hardware lleva tiempo haciendo sus pinitos en el segmento software. De las propuestas presentadas ni siquiera la prometedora KNOX --para entornos BYOD-- parece haber calado en entornos empresariales a los que iba dirigido, pero hay otros esfuerzos adicionales.
El más destacable es sin duda Tizen, una plataforma que esperábamos ver en móviles el año pasado y que finalmente desembarcará en algún modelo antes de que acabe 2014 -al menos, si hacemos caso a lo que dicen en Samsung-. La plataforma móvil parece un bote salvavidas en caso de que la relación entre Samsung y Google, por ahora muy provechosa, naufrague, pero los últimos acontecimientos -la venta de Motorola, sobre todo-- han hecho que esa alianza haya salido reforzada. Samsung parece no necesitar tanto Tizen como hace un año (si es que realmente lo necesitaba), y eso ha hecho que en el lanzamiento del Samsung Galaxy S5 la atención al software haya sido mucho menor.
La idea de la empresa surcoreana ha sido esgrimida por fabricantes y operadoras, que tratan de usar su inercia en terminales o servicios para colarnos aplicaciones y servicios adicionales que tratan de encerrarnos más en esos ecosistemas cerrados que algunos comparamos con una jardines amurallados. Muy bonitos, sí, hasta que uno quiere tratar de salirse de ellos.
El problema es que los usuarios ya suelen tener sus parcelitas con sus propias flores antes de comprarse un móvil. Y no las tienen con servicios de fabricantes de terminales, sino con quien realmente se especializa solo en software. Google es maestra entre las maestras en ese apartado, pero el mismo esfuerzo hacen otras como Microsoft -con una apuesta híbrida que poco a poco también integra hardware, y más que lo hará en el futuro- y sobre todo Apple, la empresa que no concibe su hardware sin su software. La diosa de los jardines amurallados.
En el terreno de la movilidad, eso sí, los fabricantes parecen tener poco que hacer. Los WhatsApp, Gmail, Instagram, Facebook o Twitter ya han tenido en cuenta el tema de las murallas. Las hacen tan altas que lo de saltárselas -no es imposible, pero sí muy, muy incómodo- para acabar en otro jardín similar (y con muchos menos niños con los que jugar) se antoja misión complicada para quienes deberían dedicarse a lo que mejor saben hacer: a fabricar buenos smartphones.
En Xataka | Samsung tiene su propia agenda con Android, KNOX y Wallet son la prueba
Ver 22 comentarios