No debe ser sencillo estar al frente de una compañía como Xiaomi, pues la exigencia y las expectativas depositadas sobre ellos son bastante importantes. Tanto es así que los artículos sobre la decepción del retraso de su expansión internacional se suceden a lo largo del tiempo, y eso tiene influencia directa sobre las ventas del constructor.
No se trata de una compañía poco ambiciosa. Con sus escasos 5 años de vida, Xiaomi ya apostó el año pasado por situarse en una cifra de ventas comprendida entre los 80 y los 100 millones de smartphones en todo el mundo, y se equivocó llegando únicamente a los 70 millones, pese a que fue un año récord. Este año la apuesta era similar y los analistas prevén un estancamiento en sus números.
Esperando al Xiaomi Mi 5
Las cifras que se han puesto sobre la mesa no son oficiales pues el departamento de prensa de Xiaomi aún no ha presentado las cifras reales, pero los analistas ya barajan cifras que sitúan al fabricante chino con unas ventas ligeramente inferiores a las del mismo trimestre del año pasado. 14,8 millones frente a los 14,98 millones de 2015.
No son malas ventas, no hay más que fijarse en que constructores como LG obtienen una cifra de ventas inferior a la de los chinos. No en vano, Xiaomi es el quinto constructor de smartphones en la actualidad pese a haber perdido el pasado año el trono de China frente a una Huawei que se muestra cada vez más intratable.
En el futuro de Xiaomi está también el impacto real de las ventas del Xiaomi Mi 5, muy alabado por la crítica y que lleva muy poco tiempo en las tiendas, y también el último modelo de su línea Redmi, un Redmi 3 Pro sobre el que también hay puestas muchas esperanzas. El segundo trimestre de Xiaomi ha sido también uno de los fuertes por lo que todo puede confluir para generar cifras récord a mediados de año.
No obstante, de no cambiar y oficializarse esta predicción de los analistas, estaríamos ante un Xiaomi que repetiría las ventas del pasado año y podría perder fuerza en un mercado en el que muchos hemos pasado de considerarlo el nuevo Samsung, aupándolo apresuradamente a un futuro primer puesto, a sentir cierto hastío ante el inmovilismo del constructor. Principalmente por no completar aún su salto internacional.
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