Es posible que los más jóvenes no lo recuerden, pero hubo un tiempo en el que los teléfonos móviles no contaban con cámara frontal, por lo que saciar nuestras ansias de egocentrismo y hacernos selfies con un mínimo de calidad dependían de nuestra maña e ingenio. Parte de este boom de los selfies nació con algunas redes sociales ya extintas como MySpace.
Aquello era un maravilloso catálogo de selfies descentrados o tomados con un background nada cuidado -el baño de tu casa con el papel higiénico como atrezzo no era el mejor marco para una foto-. A pesar de ello, inundamos las redes con este tipo de fotografías y le dimos pie a los fabricantes de teléfonos móviles para insertar en ellos las cámaras frontales que conocemos hoy en día. Pero, ¿cómo hacíamos antes este tipo de fotos?
A tientas y sin miedo
El término 'selfie' fue elegido como palabra del año en 2013 por el Diccionario de Oxford, año en el que se utilizó más de 1 millón de veces al día en las redes sociales, y desde entonces no se ha separado de nosotros. El selfie básico en plano medio (rostro y busto) que bebía de los míticos autorretratos en foto o en lienzo, ha dado paso a variantes como los 'belfies', los 'ussies' o los selfies sin manos.
Pero volviendo al pasado, antes de que llegase al mundo el Sony Ericsson Z1010, el primer teléfono con cámara frontal incorporada, Fotolog (2002), MySpace (2003), luego Facebook (2004) y más tarde Instagram (2010) se nutrían de este tipo de fotos narcisistas, de manera que cada uno tenía que ingeniárselas como podía para sacarlas.
Lo más habitual era lanzarnos a tientas, estirar el brazo todo lo que pudiéramos y, con mayor o menor destreza, conseguir pulsar el disparador. El problema de esta técnica es que requería bastante práctica y, por supuesto, paciencia, ya que conseguir un buen selfie a la primera de este modo no era nada sencillo y los resultados desembocaban en selfies borrosos o con cualquier objeto del entorno -menos nosotros- como protagonista.
Dependiendo del teléfono que tuviéramos esto podía resultar algo más fácil, ya que algunos como el Motorola V300 contaban con un pequeño espejo circular ubicado justo al lado de la lente, bastante útil como guía para hacer selfies algo más decentes de los que se conseguían 'a ciegas'.
Y llegaron los baños, los espejos... y todo lo demás.
Pero en algún punto concreto de esta vorágine de autorretratos en las redes sociales, alguien cayó en la cuenta de que utilizar un espejo podía ser la solución perfecta a un procedimiento tan incómodo como el que acabamos de ver. ¿Y en qué estancia de la casa siempre hay un espejo? Correcto: en el cuarto de baño.
Nacieron así los selfies en el baño, protagonistas de algunas escenas tan sórdidas que ni aquí mismo nos atrevemos a reproducir, ya que en muchos casos no solo no se cuidaba el atrezzo, sino que aparecía todo aquello que se encontrase en el cuarto de baño en ese momento. Y cuando decimos "todo", es todo. Gloriosa época aquella para Fotolog, no hay duda de que la echamos de menos.
Exprimiendo tecnologías
Preguntamos en Twitter y Facebook a los usuarios para que ellos mismos nos contaran cuáles eran sus tácticas en aquella época de ausencia de cámara frontal en el móvil y descubrimos que cuando la necesidad aprieta, el ser humano es capaz de sacar todas las armas a relucir.
Algunos pasaban directamente del móvil dando el salto a la webcam del ordenador, haciendo capturas de pantalla de las videollamadas de Skype o, incluso, utilizando dispositivos tan clásicos como la Game Boy Camera. Y es que todo valía cuando se trataba de saciar la sed de egocentrismo.
Un palo de selfie para dominarlos a todos
Tras tanto sufrimiento previo, el selfie siguió ganando puntos en la sociedad y llegó a tener hasta su propio complemento ejecutor. El palo de selfie, ese objeto que muchos incluso hoy en día aún se avergüenzan de reconocer que tienen, fue patentado por su creador, el canadiense Wayne Fromm, en 2005.
Desde entonces, estos inventos del demonio complementos han sido utilizados en todo el mundo, aunque eso sí, muchos lugares públicos como museos, salas de conciertos o centros deportivos han restringido su uso tanto por las posibles molestias que puedan causar, como por la posibilidad de ser utilizados como arma.
Como vemos, espejos, brazos torcidos, palos de selfie o inventos como el de la foto de cabecera de este artículo eran válidos en aquellos tiempos, pero seguro que nos dejamos alguno en el camino, así que queremos saber: ¿cómo os las ingeniabais antes para haceros este tipo de fotos?
Ver 8 comentarios