¿Dónde está el límite entre la búsqueda de una segunda opinión y el quebrantamiento del secreto profesional? El uso que se hace de los smartphones de nuevo pone sobre la mesa un delicado debate, en esta ocasión en relación a lo que según cuentan en The Guardian está pasando cada vez de manera más frecuente entre los médicos.
Se ha determinado en una investigación publicada en BMJ Innovations que dos tercios de los médicos usaban los mensajes de texto (e imagen) para compartir información y/o buscar una segunda opinión. Algo que a priori puede entenderse y es en beneficio del paciente en aquellos casos de diagnóstico complejo, pero que hace saltar las alarmas en cuanto a la facilidad de que los datos del paciente puedan dejar de ser privados en el caso de robo o pérdida de un terminal o de si se envía el mensaje a un número equivocado.
La investigación se ha realizado en un total de 287 médicos y 564 enfermeros de cinco hospitales pertenecientes al Imperial College Healthcare NHS Trust en Londres. Se vio que un 65% de ellos usaban SMS para intercambiar información de pacientes, un 46% del total eran mensajes con imagen y un 33% usaba apps de mensajería.
Heridas y radiografías tras la notificación
Mensajes y SMS con detalles, imágenes e incluso radiografías de pacientes pululan de un smartphone a otro en búsqueda de segundas opiniones. Algo que de hecho fomentan algunas apps como Handyscope (de la que os hablamos hace unos meses) con una plataforma (Fotofinder) para debatir casos.
Explican los autores del estudio que parece que este intercambio de información a través de los móviles es algo habitual y que aproximadamente un 25% conserva esos datos aún en su terminal posteriormente. Añaden que la transmisión de esta información a través de esos canales es insegura dada la falta de encriptación y del riesgo que comentábamos en el caso de pérdida, robo o el que terceras personas puedan leer esta información.
Recalcan, además, que el hecho de conservar los datos una vez se han compartido aumenta el riesgo de que haya una diseminación de la información y no tiene demasiada utilidad. Los investigadores laman la necesidad de establecer medidas de seguridad en el uso de los terminales así como algo de precaución en el uso de apps médicas como MHealth.
Imagen | UMIA
Vía | The Guardian
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