Parece obvio que no hacemos el mismo uso del teléfono móvil cuando tenemos un empleo estable que cuando estamos desempleados. En el primer caso el usuario medio suele realizar más llamadas desde su smartphone a ciertas horas del día y tener tarifas más caras. En el segundo caso las llamadas disminuyen y se trata de ahorrar todo lo posible.
Investigadores del MIT han tratado de ver hasta que punto estas conclusiones de sentido común se cumplían y para ello han llevado a cabo un estudio en una ciudad de 15.000 personas en la que acababa de cerrar una empresa dejando a 1.100 trabajadores en el paro. ¿Los resultados?
Pues efectivamente se cumplían las previsiones y la utilización de los móviles en la ciudad descendió considerablemente. Por ejemplo, el número de llamadas realizadas por los despedidos descendió un 51% comparado con el resto de gente con empleo que quedaba en la ciudad. El número de estaciones base necesarias para manejar el tráfico también descendió, en torno a un 20%.
¿Mejor que la EPA?
¿Para qué puede servir este estudio? Sus responsables creen que para ayudar a predecir proyecciones de empleo y paro de forma más rápida que hasta ahora (de dos a ocho semanas antes) utilizando los métodos tradicionales.
Es decir, analizando el "big data" de las llamadas y el tráfico móvil cursado en una zona por diferentes estaciones base se pueden hacer previsiones de desempleo bastante acertadas. Lo que no queda claro es cómo el estudio trata con algunos datos e incoherencias.
Por ejemplo, ¿cómo distinguen a quien esté de vacaciones y por eso no usa el móvil o al que se haya dado de baja, esté en huelga, le hayan trasladado de ciudad o se le haya estropeado el móvil?
Más información | MIT
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