¿Cada cuánto tiempo cambias de teléfono? Según la OCU, la media está en unos dos o tres años y aunque puede que sea por necesidad, la realidad es que hay muchos casos en los que no. La Organización de Consumidores y Usuarios cree que los teléfonos pueden durar mucho más de lo que aguantamos con ellos y tiene motivos para pensarlo.
Otra cuestión diferente es cuánto debería durar un móvil. Aquí obviamente la respuesta depende de la parte interesada: a fabricantes y vendedores les conviene que el parque de teléfonos tenga renovación frecuente, pero para quienes los usamos hay división de opiniones: hay quien los estira ad infinitum, otros quieren lo último de lo último y no tienen reparos en cambiar de teléfono cuando hay una renovación que les llame la atención.
De madurez del dispositivo y políticas cada vez más sostenibles
De acuerdo con la OCU, existe una creencia generalizada que probablemente provenga de la época en la que las operadoras subvencionaban los terminales a dos y tres años en la que una vez pasado ese periodo, lo suyo era cambiar de móvil porque total, era gratis (en esa época hasta se regalaban) o el precio era fácilmente asumible. Por un lado, esos tiempos pasaron a mejor vida.
Por otro, el segmento de los smartphones ya ha alcanzado una madurez tal que la evolución no es tan notable. La Organización de Organización de Consumidores y Usuarios habla de un hardware más potente, con almacenamiento, RAM y procesadores que envejecen mejor, menos novedades más allá del 5G y que los fabricantes cada vez se preocupan más por la actualización de software.
Finalmente, la OCU pone sobre la mesa la batalla de la Unión Europea para favorecer la economía circular, cuya última consecuencia la vemos en la ley obligará a que en 2027, todas las baterías de los móviles sean extraíbles y sustituíbles por usuarios y usuarias. Otro ejemplo lo vemos en la ley de unificación del puerto carga universal (en Europa) para móviles que entrará en vigor en 2024.
Pequeños pasos en busca de reducir residuos que a la larga tienen como objetivo generar menos residuos y estirar la vida de nuestros dispositivos. La Unión Europea tiene la vista puesta en la obsolescencia programada de la tecnología a través de proyectos como PROMPT, con encuestas sobre la durabilidad de dispositivos electrónicos como el teléfono donde un 70% asegura que el móvil debería durar al menos cinco años.
De hecho, entre las normas de ecodiseño de la UE de las que se hace eco la OCU se encuentra una que hace referencia a la batería y que entrará en vigor en 2025, uno de los componentes clave, donde lista que los móviles sin batería extraíble deben soportar más de mil ciclos de carga sin perder más de un 20% de su capacidad, que los que permiten el recambio tienen un límite inferior de 800 cliclos y en cualquier caso, han de poder repararse durante siete años. Asimismo, la intención es que los smartphones dispongan de actualizaciones hasta cinco años y una resistencia mínima de pantallas ante golpes de 45 caídas desde un metro sobre metal.
La realidad: estamos muy verdes y tenemos un serio problema
La OCU recoge esas iniciativas de la UE que apuntan a una duración del teléfono de al menos cinco años, con el punto de mira en que un teléfono dure lo máximo posible. La idea es buena, pero en la práctica a día de hoy todavía queda mucho camino por recorrer.
Para empezar, porque algunas de las leyes todavía no han entrado en vigor, lo que significa que los fabricantes todavía no tienen obligación de adoptarlas. Por otro lado, el proyecto PROMPT por el momento solo es un programa de pruebas al que le faltan las conclusiones y una materialización legislativa. Así que desde luego, la mayoría no aplica al parque de móviles actual.
De hecho y si nos ceñimos al día de hoy, la OCU peca de optimista: la promesa de actualizaciones todavía se ciñe a la gama alta y es de reciente aplicación, lo que se traduce en que hay una vasta mayoría de modelos de gamas media y entrada que se quedarán fuera o que tengas un flagship como el Samsung Galaxy S20 de 2020 que se quedará sin actualizar a Android 14.
Los Samsung Galaxy S20 no se actualizarán a Android 14
Si hablamos de las baterías extraíbles, que entre en vigor en 2027 se traduce en que salvo que tengas un Fairphone, en el resto de casos y en el mejor de los casos, tengamos que recurrir al SAT. Por otro lado, una cosa es que el día de mañana las baterías se puedan reemplazar en casa y otra que sea barato y merezca la pena. Un ejemplo: Apple vende la batería oficial del iPhone 13 Pro a 71 dólares y la sustitución en sus tiendas cuesta 69 dólares, así que es normal decidirse por la segunda opción. Cumplir la norma que entrará en vigor en cuatro años es una cosa, adoptar el ecodiseño es otra.
Finalmente está la cuestión del hardware: la OCU detalla que 'no hay motivos técnicos que justifiquen cambiar de móvil con tanta frecuencia', hablando de memorias internas de 128GB como mínimo y procesadores 'muy potentes', pero la realidad es que parece olvidarse de los terminales más modestos y de una realidad: cada vez hacemos más tareas con el teléfono y que aplicaciones, fotos y vídeos cada vez ocupan más, por lo que mientras que un teléfono de gama media - alta o alta directamente puede llegar moderadamente bien a un lustro.
Dos ejemplos en forma de bestsellers de la gama de entrada, como el Xiaomi Redmi Note 12 o el Samsung Galaxy A13, de 2023 y 2022 respectivamente, montan 4GB de RAM y 64GB de almacenamiento en su versión más básica. Esos teléfonos no solo no se actualizarán cinco años sino que su hardware irá previsiblemente a pedales y sí, se quedarán sin espacio. La solución pasa por hacer una gama modesta menos modesta (o directamente su desaparición), pero eso supondría subir el precio: ¿pagarías más dinero por un móvil hecho para durar más o prefieres un teléfono barato que te dure un par de años?
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