Cuando recordamos el nombre de Ericsson es imposible no asociarlo -en materia de telefonía- al nombre de Sony. Y es que sí, la alianza entre las dos compañías marcó una larga época en esto de los teléfonos móviles, concretamente desde 2001 hasta 2012. Pero los teléfonos de Ericsson no nacieron con este matrimonio sueco-nipón, para nada, nos acompañaron mucho antes, e incluso algunos de nosotros, especialmente los que ahora estamos en la treintena, recordamos algún modelo de Ericsson como nuestro primer teléfono móvil.
Si nos ponemos nostálgicos, lo primero que vendrá a nuestra cabeza será el Ericsson T10s (1999), uno de los conocidos teléfonos ladrillo de la compañía. Aunque para ladrillo de los buenos teníamos los Ericsson GH337 (1995) y GH338 (1996), que eran lo más parecido a los teléfonos móviles que veíamos en las series y pelis americanas de los 80. Concretamente el GH338 fue mi primer teléfono y no sé por qué, mi memoria selectiva ha eliminado la mayor parte de los recuerdos que tengo en torno a él. ¿Dónde lo transportaba? ¿Lo guardaba en el bolsillo del plumas cuando iba al instituto?
Ericsson T66: el gemelo malo del Nokia 3310
Justo antes de la fusión entre Sony y Ericsson la compañía sueca estaba lanzando todas las balas que le quedaban y no se les ocurrió otra cosa que sacar un modelo prácticamente calcado a los terminales que en aquella época (2000-2001) estaban reventando el mercado de la telefonía. Estos modelos eran los míticos Nokia 3210 y 3310, y curiosamente Ericsson sacó a la venta el T66, un modelo que imitaba -casi- a la perfección la línea del 3310.
Justo después de salir a la venta este modelo sucedió la fusión de la que hablábamos al comienzo del artículo. La unión de ambas compañías surgió gracias al fuego, y no, no es una metáfora mitológica, sino que tras un incendio en la fábrica de chips de Ericsson, los suecos, que ya atravesaban una crisis bastante notable con el inicio de la burbuja tecnológica, tuvieron que buscar ayuda externa, y allí estaban los japoneses para tenderles la mano.
De esta forma nació una joint venture con base en Londres, que basaba sus fuerzas en el renombre internacional de Sony y en la experiencia en telecomunicaciones de Ericsson. El T66 pasó a llamarse T600, pero en breve fue sustituido por diferentes terminales con funciones innovadoras y por supuesto también por el primogénito de una saga que continua hasta nuestros días: el Sony Ericsson Xperia X1(2008).
Hasta 2008 todo eran cosas buenas
Como decíamos, desde la alianza entre las dos compañías las cosas fueron viento en popa. La nueva compañía pasó de vender 42 millones de teléfonos en 2004 a vender 101 millones en 2007. ¿La clave del éxito? Vender muchísimos modelos dentro de series distintas que se enfocaban a públicos de cualquier índole y bolsillo.
Teníamos las series C y K que daban un plus a los primeros coletazos en esto de la fotografía integrada en los teléfonos, añadiendo la función Cyber-Shot. También estaba la serie P como el P910, que eran más que teléfonos PDAs enfocadas al trabajo y a la productividad. Y por supuesto no podían faltar las series más económicas como la J y la T, donde teníamos los T303 o J600, teléfonos estrella en los catálogos de la operadoras.
Y entonces llegó el divorcio
Pero las cosas se pusieron feas y tras un 2011 lleno de rumores y tirones, la joint venture llegó a su fin en 2012, un año después de su décimo aniversario. Sony quería tener más presencia en el mundo de los smartphones y sobre todo integrar esa línea de negocio con el resto de sus divisiones. Claramente la compañía sueca sobraba en esta ecuación por lo que Sony compró la parte de Ericsson y empezó su andadura en solitario con la gallina de los huevos de oro que había heredado de su anterior matrimonio, la gama Xperia.
Por su parte Ericsson no se quedó llorando en un rincón -en aquel momento, claro-. La compañía enfocó su actividad en las telecomunicaciones, especialmente en I+D, pero parece que las cosas no van tan bien como esperaban. No hay que irse muy lejos para saber que esto es así, ya que en España concretamente, la compañía ha comenzado un ERE que afectará al 22% de la plantilla de su centro de I+D en Málaga.
Pero volviendo a las nostalgia, que es como empezábamos este viaje por la historia de Ericsson, ¿alguno de vosotros tuvo un Ericsson como primer teléfono móvil? Y de ser así, ¿qué recordáis de él? Yo por mi parte sigo intentando traer a mi memoria los recuerdos de los días que pasé junto a mi GH338.
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