No hay ningún smartphone perfecto, al menos no a los ojos del que lo compra o el que se plantea hacerlo. Desde el lado del fabricante la cosa cambia pues todos piensan que ponen en circulación el mejor smartphone posible dadas las circunstancias, o buscando un tipo concreto de usuario como objetivo final.
El Samsung Galaxy Note 8 tampoco lo es, aunque hay que reconocer que es el mejor teléfono que los coreanos han puesto en circulación en toda su historia, precios aparte. Como muestra, la nota obtenida por su pantalla en DisplayMate, el "benchmark" de las pantallas de smartphones. Así pues, hemos decidido recopilar las principales "pegas" que los usuarios están poniendo al dispositivo para tratar de componer una configuración que habría satisfecho a la mayoría. Encontrar el Galaxy Note 8 perfecto, con sus salvedades.
Pantallas curvas, pantallas infinitas
Tras el Note 7 y los dos Galaxy S8 de primeros de año, era lógico pensar que el camino de Samsung en el terreno de las pantallas seguiría recto, sin desviarse un ápice. La pantalla del Samsung Galaxy Note 8 iba a ser curvada y, gracias a la nueva tendencia, iba a prescindir al máximo de los marcos que la rodeaban.
Poco que objetar a los marcos, pues cuanta más superficie se ocupe en el frontal, mayor sensación de aprovechamiento general en el diseño, y también a la hora de interactuar con el teléfono. Pero en cuanto a las curvas no parece haber aún consenso: muchos usuarios piden todavía la vuelta de las pantallas planas.
Tanto es así que el Galaxy S8 Active, el modelo a prueba de bombas lanzado para Estados Unidos, se ha llegado a considerar un "S8 de pantalla plana", y que no pocos usuarios habrían deseado lo mismo para el Galaxy Note 8. Sí, hacer plano este panel de 6,3 pulgadas 18,5:9 con resolución QHD+ habría aumentado la anchura del teléfono, pero puede que hubiese dejado a más gente satisfecha.
Tal vez en el futuro Samsung esté tan inmerso en las pantallas curvas que olvidemos que en el pasado también comercializaba paneles planos, sin ningún tipo de doblez. Pero a día de hoy aún se echan de menos los modelos planos que, por otro lado, tienen un mejor agarre. Y eso lo digo yo, a título personal, que tengo un Galaxy S7 Edge como teléfono de uso diario. Al César lo que es del César.
El lector de huellas, no aprendemos
Diseñar un teléfono móvil no debe ser algo sencillo y en el camino pueden encontrarse inconvenientes. Como el caso del Galaxy S8 que, aunque la información no es oficial, incluye la espera por un sensor de huellas bajo la pantalla que no llegó a tiempo y el desplazamiento del sensor de huellas normal a la espalda del dispositivo. La posición elegida, nefasta.
Es fácil pasar por alto un error bajo estas circunstancias, y los usuarios zurdos pueden dar buena cuenta de ello, pero lo difícilmente justificable es hacerlo por segunda vez en tan poco tiempo. El lector de huellas del Note 8 no está en una posición cómoda, y la presencia del escáner de iris o del reconocimiento facial no absuelve a Samsung de haber repetido el error.
Independientemente de si nos gustan más los lectores frontales o traseros, un debate que posiblemente ningún bando llegue nunca a ganar, el lector trasero de Samsung es incómodo. Más aún si sumamos el tamaño de su Note 8, un móvil muy grande que hace aún más complicado llegar a un lector de huellas muy fácil de confundir con la lente de la cámara o con el flash de la misma.
Lo ideal habría sido bajar el lector de huellas. La pantalla no te permite tenerlo en el frontal, de acuerdo. Llévalo a la parte trasera pero a una parte accesible. LG lo tiene detrás, Huawei lo tiene detrás, y nadie parece quejarse de la posición en ambos fabricantes. Pero tan alto no, Samsung. Centrado, en la espalda, pero centrado. Confiemos en que para el S9 todo se haya solucionado. Dicen que a la tercera va la vencida.
El eterno debate sobre la batería
Un debate avivado por las deflagraciones del pasado Galaxy Note 7, un detalle que no conviene pasar por alto pues obligó a Samsung a realizar dos movimientos. El primero fue relanzar el Note 7 como un terminal Fan Edition con 500 mAh menos de batería. El segundo, contenerse en el tamaño de la pila del nuevo dispositivo.
El resultado es que los 3.300 mAh de batería del Samsung Galaxy Note 8 no parecen convencer a nadie, y pese a que Samsung avisa que el procesador de 10 nanómetros ahorra energía como nunca, los tiempos de uso mostrados durante su presentación son menores que los ofrecidos en el Note 7. Menos horas de navegación, menos de llamadas, menos autonomía en general. Es así de sencillo.
Tal y como comentábamos en el apartado del lector de huellas, el diseño es complejo y hay que hacer concesiones, pero nadie habría protestado por tener un teléfono un mílímetro más grueso a cambio de llegar a los 3.600 mAh de batería. O incluso a los 4.000 mAh. Al final, poco importa pasar de un teléfono de 195 gramos a uno de 200 ó 210 gramos. Pero al autonomía es importante, y éste es un punto gris en el Note 8.
Y cerramos con el diseño
El cristal y la obsesión de los distintos fabricantes por recubrir sus teléfonos de él está provocando una horda de teléfonos que resulta casi imposible mantener limpios, o que den sensación de estarlo. De los antiguos teléfonos de plástico, o policarbonato, hemos pasado a materiales "nobles" que no son mucho más resistentes pero son indudablemente más sucios.
Durante las pruebas preliminares que realizamos al Galaxy Note 8 ya se pudo ver con qué facilidad se cubría la carcasa trasera de huellas. En otros análisis hemos comprobado que ni la capa oleófuga más eficiente es capaz de lograr la sensación de limpieza de otros materiales que, por motivos desconocidos, han ido desechándose por el camino.
Así que la gran pega de diseño para este Galaxy Note 8 es sin duda su recubrimiento. De acuerdo en que casi todos los teléfonos llegan así a día de hoy, pero seguro que hay soluciones más satisfactorias. Plásticos resistentes, plásticos con textura u otros materiales. El cristal es sucio, Samsung y resto del mercado, y un teléfono de más de 1.000 euros no debería dar tal sensación.
En conclusión
En ningún momento hemos dicho que el Galaxy Note 8 sea un mal terminal. Más bien al contrario, podría ser el teléfono del año con permiso de los que aún quedan por presentarse. Pero el sentir popular es que habría cosas a corregir y son las que hemos querido plasmar en este artículo. Artículo que, por supuesto, puede no coincidir con los gustos de todos.
A nuestro juicio, una pantalla plana (bien como modelo único u ofreciendo las dos posibilidades), el lector de huellas en un sitio más cómodo, una batería mayor sacrificando delgadez y un material más limpio sin perder resistencia habrían dado lugar a un Samsung Galaxy Note 8 mucho más redondo. No hemos entrado en el precio, por supuesto, pues es algo que importará poco en los próximos meses. Los móviles Android se abaratan. Todos.
¿Y vosotros, qué habríais cambiado de este Samsung Galaxy Note 8 para que encajase mejor con vuestros gustos o necesidades?
En Xataka Móvil | Samsung Galaxy Note 8: el mayor móvil sin marcos de Samsung quiere hacer las mejores fotografías
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