La elegancia del Samsung Galaxy Note 7 va en contra de su facilidad de reparación

El diseño es uno de los aspectos más destacados del Samsung Galaxy Note 7; esos paneles de cristal curvado en los laterales, el marco de aluminio rodeando todo el terminal, los acabados, la resistencia al agua... No hay duda de que estamos ante un diseño premium, pero lo premium tiene un lado oscuro, sobre todo cuando hablamos de una reparación.

El equipo de iFixit ya se ha hecho con un Note 7 y, como marca la tradición, lo han destripado para conocer hasta el último componente de un hardware que, como el diseño, también podríamos calificar de premium, pero no ha sido una tarea sencilla.

Reparar el Note 7 no es fácil

Los compradores finales no nos preocupamos por cómo se ensambla un smartphone, es algo que no vamos a hacer nosotros mismos, por lo que no es un punto de interés a la hora de elegir un móvil. Sin embargo, si nos toca llevarlo al servicio técnico y es un dispositivo complicado de reparar, lo más probable es que se vea reflejado en la factura.

Además de contar con una construcción que no permite abrir la tapa trasera, el Samsung Galaxy Note 7 es resistente al agua, lo que implica que su interior está sellado para evitar que cualquier líquido penetre en los componentes y acabe dañándolos. Para evitarlo, el panel trasero viene bien pegado, tanto que separarlo sin usar una pistola de calor es misión imposible.

Otro aspecto a tener en cuenta es la pantalla. Igual que la parte trasera está cubierta por una lámina de cristal resistente que se curva hacia ambos laterales, pero si el terminal sufre una caída y el cristal termina por agrietarse, sustituirlo sin cambiar también la pantalla es muy complicado, lo que encarecería la reparación de forma notable.

En total, iFixit puntúa la reparabilidad del Note 7 con un 4 sobre 10, una nota bastante baja que sigue la línea de otros modelos recientes de Samsung que cuentan con diseños similares.