El mercado móvil no deja de evolucionar y, sin embargo, parte de esa evolución consiste en ocasiones en volver a puntos en los que ya estuvimos en el pasado. Mejorados, qué duda cabe, pero estaciones que el tren de la tecnología ya ha cruzado y que, por lo que sea, vuelve a surcar al cabo de un tiempo. Como el tamaño de las pantallas.
Llevo tanto tiempo en el mundo móvil que recuerdo en primera persona situaciones de hace ya bastantes años. Concretamente, de ocho años atrás, cuando un compañero subió a mi coche para ir a comer a un pueblo cercano y me enseñó lo que entonces parecía una locura, y que hoy vuelve a repetirse. Un tablet con 7 pulgadas y que podía hacer llamadas. A todas luces, un teléfono. Aunque se les llamó tabletófonos, buscando un nombre atractivo para algo que, sinceramente, no lo era.
8 años desde el Samsung Galaxy Tab
Lo fabricó Samsung y era un tablet, con la salvedad de que podía hacer llamadas telefónicas. Se llamó Samsung Galaxy Tab y no sólo llevaba Android, también fue el precursor de toda una línea de dispositivos que ha perdurado hasta nuestros días y que ha producido no pocos dispositivos hasta la fecha.
El propio Samsung inició una carrera que también ha perdurado hasta hoy, y que sigue en plena escalada. Con su Galaxy Note original, aquel modelo N7000 de 5,3 pulgadas que se comercializó en el año 2011 y que recibió no pocas críticas por su excesivo tamaño, los coreanos abrieron el camino para el crecimiento del resto de sus competidores.
Huawei hizo una locura similar, normalizada con el paso del tiempo, en el año 2013. Arrancó el año y se presentó el Huawei Ascend Mate, otro punto de partida de una exitosa saga y que echó a andar con 6,1 pulgadas. Otros teléfonos, con el paso del tiempo, ha ido copiando este esquema, aumentando el tamaño medio de los teléfonos en el mercado.
Pero ahora, con el auge de los móviles sin marcos, ha ocurrido algo interesante. Hemos vuelto al año 2010 con la potencia de 2018. Si el Xiaomi Mi Max 3 se quedó en 6,9 pulgadas, el Honor 8X Max ha llegado a las 7,12 pulgadas. El mundo móvil ha vuelto a colocar un teléfono con más de 7 pulgadas, y todavía no han llegado los móviles plegables a aumentar esa cifra hasta quién sabe dónde.
A un centímetro de 2010
Llevamos años viendo cómo las diagonales se estiran, y unos cuantos meses ya viendo modelos con pantalla extralarga llegando a aspectos impensables hace no tanto tiempo. Los 18:9 se han quedado incluso pequeños ante los teléfonos con 'notch', que llegan a los 19:9, e incluso a los 19,5:9. Y en lugar de reducir los cuerpos manteniendo las pantallas, los constructores han ido añadiendo más y más cristal.
En el año 2010 tuvimos un teléfono, a todos los efectos, de 7 pulgadas fabricado por Samsung. En el año 2018 tenemos uno de 7,12 pulgadas fabricado por Honor. Un viaje en el tiempo en toda regla, que tal vez sirva para reflexionar y pensar en si es realmente necesario alcanzar estos límites cuando hablamos de dispositivos que, en definitiva, deberíamos poder llevar en un bolsillo.
Tal vez los móviles plegables solucionen esto, o los bordes lleguen a desaparecer casi del todo, propiciando que los cuerpos no sigan estirando generación tras generación. Pero lo que tengo claro es que en su momento analicé el Xperia Z Ultra. Sus 6,4 pulgadas y gruesos marcos llevaron la altura hasta los 179.4 milímetros. Era incómodo. El Honor 8X Max mide 177.6 milímetros. Tres milímetros de separación. Hemos vuelto a la línea de los modelos que abandonan la ergonomía. El Galaxy Tab medía 190. Sólo un centímetro más. Año 2010.
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