El mundo de los benchmarks es muy complejo. Y no me refiero al uso de estos programitas donde generalmente nos ceñimos a pulsar un botón y esperar, si no a lo que hay detrás. Lo que todo usuario busca con un benchmark es poder llegar a una conclusión en formato de número, generalmente. Existen multitud de benchmarks, desde los centrados en la potencia del teléfono, otros para medir la capacidad de la batería o incluso la calidad del almacenamiento.
Sin embargo, lo que más busca la gente es un benchmark general, digamos, el anillo único de los benchmarks. La madre de todos los benchmarks. Precisamente estas últimas son las palabras que Jon Peddie, de una agencia de estudios de su mismo nombre, ha utilizado para referirse a las aplicaciones de Realidad Aumentada. La razón la encontramos en que este tipo de software hace uso de prácticamente cualquier característica hardware de nuestro teléfono móvil, desde la pantalla (obvio), las cámaras, sensores como acelerómetros o giroscopios, almacenamiento o memoria RAM.
Mi opinión personal al respecto de esta afirmación es que sí, tiene parte de razón y desarrollar una aplicación de tipo Realidad Aumentada para benchmarks puede ser interesante. No obstante el mundo de los benchmarks es, como decía al principio, enorme, y como tal los resultados nunca deben ser definitivos. Si un benchmark te dice que el móvil X puntúa 2438 y el móvil Y lo hace en 2321 no dignifica que X sea mejor que Y. De hecho yo me inclinaría a pensar que un mismo usuario no observará diferencia entre ambos teléfonos.
Otro punto importante es sobre la importancia de los benchmarks. Generalmente este tipo de pruebas miden el software en relación con las características hardware, pero un móvil va más allá. Es tamaño, comodidad y ergonomía, calidad de la pantalla o de los botones, presión y tacto. Un benchmark no lo es todo, simplemente es una pequeña referencia de lo que más o menos puede ofrecernos un terminal móvil.
Por último, es posible que se pueda realizar un buen benchmark basándose en una aplicación de realidad aumentada, pero habrá que saber ponderar muy bien las diferentes pruebas. Por ejemplo, a muchos nos da igual que un GPS tarde en posicionar el doble en un teléfono que el otro (tendría un factor de ponderación 0), pero preferimos que sea mucho más rápido en el rendimiento de la CPU y que además su GPU sea extraordinariamente buena para poder jugar con él. Como dije al principio, el mundo de los benchmarks no es nada fácil.
Vía | Engadget
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