¿Apagar los móviles en el cine? Lo entendemos. ¿Apagarlos en las gasolineras? No, esto sí que no lo entendemos. Y es que a pesar de que en todas las gasolineras nos encontramos con el letrero de prohibición al lado de las mangueras, casi nadie sabe el por qué de la misma.
¿Supone un riesgo real? ¿O se trata de otro de esos falsos mitos sobre teléfonos móviles que conviven entre nosotros? Hemos tratado de resolver todas las dudas al respecto para saber qué hay de cierto en todo esto, si realmente hay un peligro real, y si podemos pagar caro el saltarnos la prohibición.
La deflagración, la base del argumento
La creencia basa su teoría en que, la radiación electromagnética emitida por los teléfonos móviles puede transmitir la energía suficiente como para reaccionar con el vapor de los carburantes o inducir corrientes en objetos metálicos cercanos que provoquen chispas, y a su vez, combustiones rápidas que generan gases calientes que se expansionan.
¿Puede suceder esto? Para responder a la pregunta veamos cómo es el proceso en estas reacciones. Tal y como explican en Naukas, para que se produzca este tipo de proceso (conocido realmente en este caso como deflagración) tenemos que contar con el triángulo del fuego que todos conocemos (combustible, comburente y energía de activación).
Por tanto, para que se produzca este fenómeno los tres elementos deben estar presentes. En las gasolineras encontramos el combustible (los vapores emitidos por los propios carburantes), el comburente (el oxígeno) y según este mito, la fuente de ignición sería la radiación electromagnética emitida por los teléfonos móviles.
¿Puede un móvil ser fuente de ignición?
La respuesta es muy clara si hablamos solamente de radiaciones emitidas: no. Los teléfonos móviles emiten una energía por debajo de 1 w/cm2, así pues, este nivel de radiación de baja potencia y bajo voltaje no resulta suficiente como para completar el triángulo del fuego.
Ahora bien, tenemos un elemento que en los últimos años ha dado mucho de qué hablar: las baterías. En el caso de encontrarnos con una batería defectuosa (como las del Note 7 que explotaban solas), sí que podríamos tener el triángulo completo, pero las posibilidades de que la batería de nuestro móvil esté defectuosa (y explote) y que al mismo tiempo lo esté la manguera del surtidor (por donde escaparían los gases del carburante), son bastante remotas.
No te confíes que hay multa
Pese a que acabamos de ver que no hay evidencias científicas que demuestren que utilizar el móvil en una gasolinera pueda generar una catástrofe, es mejor que sigamos haciendo caso a las señales de prohibición a menos que queramos llevarnos un disgusto (y no, no hablamos ya de incendios).
Y es que a pesar de que la posibilidad de que esto suceda es muy remota, el uso del teléfono mientras repostamos en las gasolineras es sancionable (al menos en España). El artículo 115 del Real Decreto 1428/2003 estipula que el peligro de deflagración al repostar, aunque muy bajo, es posible.
En este artículo se indica que todos los dispositivos electrónicos (además del motor y las luces) deberán estar apagados al repostar en las gasolineras, y en el caso de incumplirse la norma, nos enfrentaremos a una sanción de 200 euros y la retirada de tres puntos del carnet.
La tecnología que contradice a la norma
Vale, la ley nos dice que si utilizamos el teléfono mientras repostamos nos arriesgamos a una sanción, pero por su parte, la tecnología continúa avanzando y los pagos móviles están a la orden del día. Es más, encontramos estaciones de servicio que disponen de sus propias apps para poder realizar los pagos (como el caso de Waylet en Repsol) sin tener que pasar por caja.
Entonces, ¿qué hacemos en este caso? Que no cunda el pánico, ya que podemos utilizar el teléfono siempre y cuando lo hagamos una vez que hayamos terminado de repostar (o antes si es prepago), es decir, con la manguera correctamente colgada para evitar el riesgo de emisión de gases. Así que ya sabéis, el móvil en la gasolinera sí, pero nunca mientras repostamos.
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