Esta semana hemos conocido la nueva bestia de Xiaomi, un Xiaomi 13 Ultra que llega con la intención de poner patas arriba el segmento de la fotografía móvil. ¿Sus argumentos? Cuatro sensores a la altura, lentes que parecen aprovechar esos sensores y un procesado con modos creados junto a la mismísima Leica.
Mi compañero Ricardo Aguilar ya ha podido probar el móvil y, en Xataka, os ha dejado las primeras impresiones del Xiaomi 13 Ultra, pero yo quiero fijarme en lo que, posiblemente, más me llamó la atención de la -larga- presentación: el accesorio que transforma el Xiaomi 13 Ultra en una cámara compacta. Y ojo, no son los primeros que lo intentan, pero creo que pueden ser los primeros que triunfen.
El Xiaomi 13 Ultra no solo tendrá una empuñadura, también filtros profesionales
Como digo, el hardware del Xiaomi 13 Ultra es impresionante. Tiene cuatro sensores de 50 megapíxeles en una de las configuraciones más ambiciosas que hemos visto hasta ahora (con permiso de la del OPPO X6 Pro, claro está).
El principal es el Sony IMX989, un sensor enorme -de una pulgada- que cuenta con un grupo de ocho lentes y un sistema de apertura variable f/1.9 a f/4.0. Gracias tanto a la apertura como al tamaño del sensor, es capaz de conseguir un desenfoque de fondo natural muy agradable y, además, fácil, sin necesidad de recurrir al desenfoque por software que casi siempre termina siendo muy agresivo.
Las otras tres cámaras son un telefoto de 3,2x, otro telefoto 5x y un gran angular, todos con el sensor IMX858 de 50 megapíxeles. Aparte de las cifras, hay otras cositas importantes como la colaboración con Leica para minimizar los reflejos y mejorar el contraste, algo vital en la fotografía porque de nada sirve el mejor sensor con un procesado TOP si, luego, el cristal no deja pasar la luz en las mejores condiciones.
Pero bueno, a nivel de hardware va servido y ya veremos el software cuando hagamos el análisis de este Xiaomi 13 Ultra, lo que me interesa tratar ahora es el ‘Camera grip’ presentado junto al terminal. Puede parecer una ‘pijada’, pero realmente es un elemento que aporta un montón a las fotografías.
No solo se trata de un agarre más cómodo, un botón para el obturador y un control manual del zoom. Todo eso está genial, pero lo que más me ha gustado es que aporta un anillo para las cámaras que permite adherir cualquier tipo de filtro de 67 milímetros. Es decir, podemos colocar un ND, un filtro de niebla, jugar con filtros artísticos… lo que queramos.
Decía antes que con este accesorio convierten el móvil en una compacta, pero no, es hasta mejor, ya que un ND, por ejemplo, permitirá largas exposiciones sin que el cielo se vaya al traste o instalar filtros que permitan mantener el detalle en un día soleado sin que el cielo se queme y sin que el procesado tenga que actuar de la forma más agresiva posible.
Me apasiona la idea de tener un móvil con este tipo de sensores al que añadir filtros creativos en las propias lentes, pero debes saber que Xiaomi no ha sido la primera en intentar convertir nuestro móvil en una cámara.
El mítico Nokia Lumia 1020 con su empuñadura que añadía batería
Para hacer buenas fotos, no se necesita todo esto. Ahí está el iPhone 14 Pro, el Samsung Galaxy S23 Ultra, el mencionado OPPO X6 Pro, el Xiaomi 13 Pro, el Vivo X90 Pro o el Honor Magic5 Pro. Sin embargo, es cierto que la experiencia de disparar con esos móviles sigue siendo muy… bueno, de móvil.
Por eso, a lo largo de la historia se han intentado crear accesorios para que los móviles se conviertan en cámaras compactas, aunque cada marca se ha aproximado a esa idea a su manera. La que más cerca estuvo de triunfar (y no lo hizo por su sistema operativo) fue Microsoft con Nokia y su Lumia 1020.
Hace poco volvimos al Lumia 1020 para comprobar que su cámara había envejecido realmente bien. Grano natural, un RAW exquisito y una foto, en definitiva, sin todos los artificios de la fotografía computacional. Nokia quiso potenciar esto con su accesorio que mejoraba el agarre, aumentaba la autonomía gracias a una segunda batería y añadía tanto un obturador como una rosca para el trípode.
Pero bueno, con accesorio o sin él, el Lumia 1020 fue, y sigue siendo, un móvil excelente para hacer fotos. Tenía una cámara adelantada a su tiempo y no contaba con un procesado agresivo. Y el Lumia 950 también sigue siendo magnífico, sobre todo sus fotos en RAW.
Los ‘Moto Mods’ con una cámara 360 y hasta una impresora Polaroid
Nokia sabía que tenía entre manos una cámara excelente y le bastó con ponernos entre los dedos un agarre más cómodo, pero Motorola fue por otro camino. No tenían una cámara tan avanzada, pero se les ocurrió aquello de los ‘Moto Mods’.
Había de todo: más batería, altavoces (varios, de hecho), una batería más grande, un mando para jugar a videojuegos de forma más cómoda y hasta un proyector. Sin embargo, dos relacionados con la fotografía eran la impresora de Polaroid y la cámara 360.
En este caso, realmente, no se aprovechaba la cámara principal, sino que se añadían accesorios para potenciar las posibilidades del teléfono. En la parte inferior trasera tenía una serie de imanes, así como unos pines para colocar fácilmente estos ‘Moto Mods’.
La idea de los móviles modulares no terminó de cuajar porque solo eran compatibles los de la serie Moto Z y, además, los accesorios eran caros. Pero mira, han quedado como una curiosidad histórica.
LG también apostó por los móviles modulares con el LG G5
Y también para la historia, aunque en este caso es literal, quedaron los móviles LG. Los surcoreanos nos han acostumbrado a lo largo de los años a móviles extravagantes y, de hecho, se despidieron por todo lo alto, con el LG Wing.
La compañía en la que Google confió una vez para crear su Nexus 5 pasó a la historia hace unos años, pero nos dejaron móviles con un marcado aspecto fotográfico como el LG KU990 Noir, los fantásticos primeros grandes angulares o el LG G5.
El G5 fue un móvil modular con el que LG quiso encabezar esta moda, pero terminaron en la papelera junto a los Moto Z. El concepto no era como el de Motorola, sino que directamente se intercambiaban piezas del teléfono.
En el caso del módulo de cámara del LG G5, se separaba el marco inferior y se sustituía por un módulo que permitía ampliar la batería (como en el caso del Lumia 1020) y añadía ciertos controles manuales para la cámara. Además de un botón que hacía de obturador, tenía una rueda para controlar el zoom y aportaba un extra de ergonomía.
Xiaomi tiene el potencial para que, ahora, estos accesorios sí funcionen
Nokia, LG y Motorola intentaron, a su manera, comer terreno a las cámaras de toda la vida. La que más cerca estuvo (por tecnología) fue Nokia, pero todos sabemos qué ocurrió con el sistema operativo de Microsoft. Sin embargo, tenían en contra la tecnología. Y es que, se adelantaron unos cuantos años.
Procesados no muy buenos, sistemas de una sola cámara o de dos, pero con sensores minúsculos y poca potencia para controlar ciertos aspectos de la fotografía jugaron en contra de la ambición de las tres empresas. Por el contrario, Xiaomi tiene el viento a su favor.
No solo tienen cuatro cámaras con algunos de los sensores más imponentes que se pueden montar ahora mismo, sino también lentes tratadas en conjunto con Leica, un procesado mejor y, sobre todo, que el accesorio no se queda en un simple agarre, sino que permite encajar filtros comunes en el mundo de la fotografía.
Veremos qué pasa cuando se lance al mercado y, sobre todo, toca esperar a ver el precio tanto del móvil como del accesorio cuando aterrice en occidente, pero es algo que tiene muy buena pinta y que, como amante de la fotografía, me encantaría probar.
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