Vivimos un momento clave para el futuro de las comunicaciones móviles. A la vez que se acaba de definir el estándar para el 5G, que se espere que esté listo para la segunda mitad de 2018, los distintos países están subastando un espectro clave para su despliegue. En algunos mercados ya se han asignado los 700 MHz, mientras que España todavía está cerrando su plan de espectro para los próximos años.
Y los operadores europeos no quieren permanecer ajenos a todas las decisiones que se tomen en Bruselas, mañana mismo hay una reunión de ministros, y en el resto de capitales europeas. Es por ello que hoy los CEO de nueve grandes operadores del viejo continente firman una carta abierta en la que reclaman facilidades a la hora de acceder y gestionar espectro, entre las que destacan la petición de poder compartilo.
En Europa se han hecho distintos intentos por armonizar las subastas y el propio espectro en sí, aunque los resultados hasta el momento han sido escasos. Lo único que se ha sacado en claro es poner a disposición de los operadores las nuevas bandas coordinadamente, como es el caso de los 700 MHz, que tendrían que estar disponibles en todos los estados miembros de la UE el 30 de junio de 2020.
Lejos quedan los anhelos de subastas a nivel europeo, idea rechazada frontalmente por los países al disminuir los importantes ingresos que reciben en cada subasta. La principal reclamación de José María Álvarez-Pallete (Presidente de Telefónica) o Vittorio Colao (CEO del grupo Vodafone) entre otros es que los operadores que cuenten con licencias de espectro las puedan compartir. También incluyen en la carta otras peticiones, como que las licencias tengan una duración mínima de 25 años y que se facilite su renovación.
El despliegue del 5G no será sencillo
Las condiciones de acceso y uso de las licencias de espectro son claves y de ellas dependerán en gran medida el liderazgo de Europa sobre el 5G, intención de instituciones e industria que no será sencilla. Se espera que las primeras redes 5G para uso comercial se enciendan en 2020, pero su despliegue no será tan rápido ni sencillo como puede haber sido el del 4G.
El principal problema es que el 5G absorberá tráficos de datos muy mayores a los actuales, conectando no solo móviles que reciban o emitan vídeo en 4K. Se conectarán coches o equipamientos de distintas industrias a la red, por lo que el ancho de banda y la capacidad de transmisión serán claves. Y el espacio disponible en bandas bajas (por debajo de 1 GHz) es insuficiente.
Las bandas bajas, como los 700 MHz, son ideales para penetrar en el interior de edificios, pero para transportar todos los datos que viajarán por las redes 5G se usarán bandas mucho más altas, por encima de los 20 GHz. Y el alcance de una antena en ese tipo de bandas es varias veces menor al que se logra usando bandas bajas, por lo que será necesario desplegar muchas más antenas que en el 4G.
Esos condicionantes son los que han tenido en cuenta los operadores a la hora de pedir la posibilidad de compartir espectro entre ellos. No será fácil que Europa lo acepte, siempre vigilante por evitar que se den pactos anticompetencia entre las empresas, pero lo cierto es que parece que esas peticiones tendrán que ser atendidas, al menos parcialmente, si queremos ver el 5G pronto.
Más información | GSMA
Imagen de portada | Coyotechnical
En Xataka | 5G: sigue la pelea por imponerse en un estándar que no se fijará hasta 2018
Ver 1 comentarios