De vez en cuando conviene echar un vistazo a cómo se mueven los mercados que nos rodean (generalmente más maduros y evolucionados que el nuestro) para tratar de prever qué se cocerá por aquí en los próximos meses o años. Hoy le toca el turno al de la música en formato digital, al del streaming y descargas, en Suecia, país cuna de dos servicios en principio antagónicos: The Pirate Bay y Spotify.
Según un reciente estudio de la asociación de editores de música GLF, el streaming de música desde servicios como Spotify está acaparando los intereses de los usuarios y también sus compras de música en la Red.
En 2012, el streaming ya supone el 89% de las ventas de música digital, con un beneficio total del 63,5% sobre todos los formatos de distribución, como por ejemplo los soportes físicos que descendieron un 2%.
Lo más sorprendente es que también ha descendido considerablemente la adquisición de contenidos musicales descargables procedentes de tiendas como iTunes o similares en un 14%, lo que muestra que a los usuarios cada vez nos gusta más no tener que bajar la música y almacenarla en nuestros equipos, sino poder acceder a ella directamente desde la Red.
El ascenso a la nube
¿Qué conclusión podemos extraer de este estudio? Pues en primer lugar que las compañías discográficas y distribuidoras de Suecia han adaptado durante los últimos años su modelo de negocio a los nuevos tiempos, a las demandas de los usuarios, logrando no sólo no perder competitividad y millones de euros en ventas, sino todo lo contrario.
Pero además, que en poco tiempo la tendencia de la distribución musical (y por extensión también del cine) estará en los contenidos almacenados y accesibles directamente desde la nube, no en las descargas físicas hasta nuestros equipos.
Puede que ahora nos choque un poco eso de depender constantemente de la nube y de sus múltiples servicios, incluso que no nos guste no tener almacenados los contenidos en nuestros discos duros, pero probablemente en los próximos años la música en la nube será la forma más común de distribución, incluso acompañada de las compras y descargas de contenidos directamente a nuestros almacenes virtuales.
¿Supone esto el fin de otros formatos y medios de venta? No, o por lo menos no el medio plazo, aunque con grandes compañías como Google o Apple vendiéndonos sus trocitos de nubes particulares en los que guardar nuestros contenidos cada vez será más difícil resistirse a la nueva era, sobre todo para los nativos digitales.
Eso sí, todavía tenemos un gran impedimento en nuestro país para estar a la altura de las cifras de Suecia que antes mencionábamos: nuestra banda ancha sigue siendo cara y nuestro nivel de vida bastante menor que el de los vecinos, por lo que quizá el "ascenso a la nube" se retrase con respecto a otros países civilizados, o por lo menos el de los contenidos de mayor peso digital como es el vídeo.
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