Muchos de los usuarios que experimentan problemas con la conexión a Internet piensan que por el simple hecho de contratar una tarifa con mayor velocidad mejorará la experiencia de navegación, pero esto no es necesariamente así. De hecho, puede que ni siquiera necesites contratar una tarifa superior.
El motivo es que la velocidad máxima solo está garantizada cuando nos conectamos por cable. Dado que lo más normal es conectarnos vía WiFi, lo más probable es que no estés aprovechando la capacidad de tu conexión al 100%. Teniendo esto en cuenta, te recomendamos probar estas tres cosas antes de plantearte un cambio de tarifa.
Cambiar los DNS puede suponer una mejora importante de velocidad
Los DNS (Domain Name System o servidores de nombre de dominio) se encargan de traducir un nombre de dominio a la dirección asociada a una página web. De esta forma, gracias a los DNS puedes abrir tu navegador preferido y visitar una página web escribiendo la dirección en lugar de tener que introducir manualmente la dirección IP.
Si nunca has modificado los DNS por defecto estarás utilizando los de tu compañía telefónica. Se trata de una opción perfectamente válida, pero no suele ser la opción más rápida. De hecho, no es la primera vez que comentamos que cambiar los DNS puede ayudar a mejorar la velocidad de la conexión de forma considerable.
Empezar a usar servidores DNS alternativos es muy sencillo y puedes configurarlos tanto desde el desde el router como directamente desde el móvil. Te recomendamos consultar el artículo que publicamos hace unos meses con algunos de los mejores servidores DNS gratuitos, donde también encontrarás instrucciones para configurarlos.
Asegúrate de colocar el router en el lugar adecuado
Teniendo en cuenta que la mayoría nos conectamos a Internet haciendo uso de la conexión WiFi, una de las cosas que más influyen en la calidad de la conexión es la ubicación del router. El problema es que muchos desconocen la importancia de colocar el router en el lugar adecuado y es común instalarlo detrás de un mueble o incluso dentro de un cajón.
Lo más recomendable es instalar el router lo más cerca posible de los dispositivos que van a conectarse a Internet, algo que no siempre es posible. Además, deberíamos asegurarnos de no haya muebles u otros objetos que puedan afectar a la señal inalámbrica, ya que esto repercutirá de forma negativa en la calidad de la conexión.
Si la casa en la que vives no es muy grande no deberías tener demasiados problemas con la señal inalámbrica, pero en casas más grandes, de varios pisos o con pasillos muy largos es normal que la señal no llegue a todas partes. En ese caso solo nos queda apostar por una conexión por cable o pasar a la siguiente recomendación.
Utiliza un repetidor si experimentas problemas solo en algunas estancias de la casa
Si notas que tu conexión funciona peor en las estancias más alejadas del router o incluso ni siquiera puedes conectarte a tu propia red, es señal inequívoca de que necesitas comprar un amplificador de señal. Tal y como su propio nombre indica, estos dispositivos se encargan de ampliar el alcance original de la red, mejorando así la calidad de la conexión.
Hay muchos modelos disponibles y su precio no es excesivamente caro, por lo que es aconsejable comprar uno (o varios) si la señal de tu red WiFi no llega con la potencia suficiente a las estancias más alejadas del router. Además, la instalación es muy sencilla y una vez configurados no deberíamos experimentar más problemas de conexión.
Imagen de portada | Image Creator de Microsoft Designer
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