Mi actividad profesional me permite teletrabajar, por lo que solo necesito un ordenador e internet para montarme mi propia oficina en cualquier parte. Aparte de estos requisitos materiales, hay otra cualidad propia que me viene de cine: la organización. Eso sí, pese a ser una persona bastante organizada, soy humana y a veces se me olvidan las cosas. Sin ir más lejos, en mi última escapada a Madrid se me olvidó el cargador de mi ordenador portátil.
Aunque me fui de casa con la batería del ordenador casi llena, al final fue un viaje de cinco días, por lo que si tenemos en cuenta que una jornada de trabajo ronda las ocho horas y tareas exigentes en cuanto a consumo como las videollamadas, la conclusión estaba clara: tarde o temprano me iba a quedar si batería en mi equipo para trabajar. El drama. Hasta que recordé la bendición del USB-C, el tarde o temprano puerto de carga universal.
El USB-C va camino de ser un estándar universal de todo y eso solo trae ventajas
Vaya por delante que esta es una experiencia personal que he sufrido en mis propias carnes y que desgraciadamente muchas personas todavía no podrán beneficiarse de ellas, en tanto en cuanto en la práctica el USB-C todavía no es el cargador universal. Va camino de ello, pero si tenemos dispositivos con unos años a las espaldas, no podemos sacar partido de esta estandarización
Así y centrándonos en los móviles, en Android ya es el estándar y en iOS los iPhone 15 fueron la primera generación en implementarlo, pero si tienes un teléfono de Apple más antiguo, tendrás una toma lightning. En mi caso, uso el iPhone 15 Pro. Con los portátiles más de lo mismo: será el estándar universal, pero así como en otros dispositivos como el móvil la fecha límite es el 28 de diciembre de 2025, para ordenadores el deadline es abril de 2026.
Afortunadamente para mí Apple ya ha hecho sus deberes: tengo un MacBook Pro M2 comprado el año pasado que se alimenta mediante USB-C. Me gusta su pantalla, su desempeño, lo fino y ligero que es... pero hay algo que suelo padecer enormemente: solo tiene dos puertos USB-C y un jack. ¿Sabes la de veces que echo en falta un USB a secas? Por eso en la funda del portátil siempre llevo un adaptador. Pero tantos meses echando en falta un USB-A han tenido premio precisamente en este viaje con olvido.
Me dejé el cargador del MacBook en casa y aunque estaba la opción de comprarlo en Amazon para tenerlo disponible al día siguiente o ir a una tienda física ese mismo día a comprar el cargador, no se puede obviar algo: ya tengo un cargador y el cargador oficial ronda los 100 eurazos.
Así que echando un vistazo a lo que llevaba encontré el cargador del iPhone y el del Apple Watch. Sí, un cable USB-C - USB - C y un adaptador de 20W de un iPad Pro que he reciclado para todo. El adaptador de corriente del Mac es de 67W, pero me hizo el apaño: el ordenador se cargó a velocidad de tortuga y el adaptador se calentó bastante, pero lo cargué completamente a ratitos y tuve para trabajar durante todo el viaje. No es que vaya a usar el cargador del iPhone para el MacBook, pero me sacó del apuro.
Portada | Eva Rodríguez de Luis
En Xataka Móvil | Los iPhone 15 ya tienen USB-C, pero sigue siendo un lío. Qué diferencia de transferencia de datos y cargas hay
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