Hace unos meses os hablamos por aquí del funcionamiento del protocolo BitTorrent. Os recomiendo leer el artículo para entrar en detalles, pero en esencia cuando nos referimos a BitTorrent (y al P2P en general), estamos hablando de un enjambre de usuarios interconectados entre sí intercambiando material, en lugar de obtener dichos archivos desde un servidor centralizado.
El P2P depende de la colaboración de los usuarios y de sus ganas de compartir. Cuanta más gente comparta, mejor. Pero, ¿qué pasa si los usuarios se acostumbran a bajar cosas y, por ejemplo, las dejan de compartir automáticamente en cuanto la descarga se termina? Si todos siguiéramos esa filosofía sería imposible descargar nada. O aún peor, ¿qué pasa si se comienzan a subir archivos “fakes” (falsos) con material dañino? Aquí es donde comienza a cobrar sentido la figura de un tracker privado.
Si recordáis, cuando hablábamos de BitTorrent decíamos que, si bien era un protocolo descentralizado que no dependía de un servidor para descargar el contenido, sí es necesario un lugar común (una página web) del que descargarnos el archivo *.torrent para después comenzar la descarga del archivo que queremos. Estas páginas webs suelen llamarse trackers, y se dividen en dos tipos: público y privado.
Un tracker público es aquél que puede usar todo el mundo sin necesidad de estar registrado (por ejemplo, The Pirate Bay es uno de los trackers públicos más conocidos), mientras que un tracker privado exige un registro previo antes de descargar. Cada usuario tiene su propia cuenta y para descargar el archivo *.torrent debe hacerlo desde ella. Existen todo tipo de trackers privados: desde trackers generales con material de todo tipo, a trackers específicos centrados en una especialidad concreta: series de televisión, películas antiguas, libros, etc.
¿Cómo conseguir una cuenta en un tracker privado?
La respuesta a esta pregunta es un “depende”. La mayoría de trackers privados funcionan por invitación. Esto quiere decir que algún miembro actual del tracker puede invitarte a pertenecer a él siempre que disponga de invitaciones. ¿El problema? Pues que tienes que conocer a alguien que esté dentro, y eso a veces puede resultar difícil. Por eso existen algunos foros en Internet que potencian el intercambio de invitaciones (con buscar “torrent invites” en Google os saldrán unos cuantos).
De vez en cuando, algunos trackers abren también los registros. No suele ser habitual entre los más “elitistas” pero sí suele ser un buen lugar para iniciarse en esto de los trackers privados. En cambio, a otros trackers es prácticamente imposible entrar: no hay invitaciones o, si las hay, tan sólo los miembros del staff pueden darlas. Entonces entra en juego la compra/venta de cuentas, algo considerado ilegal en la mayoría de trackers y que pueden terminar con el usuario baneado de por vida.
¿Qué es el ratio?
Dentro de los trackers privados podemos distinguir dos clases: trackers con ratio o trackers sin él (también conocidos en el mundillo como ratioless). ¿Qué es el ratio? El cociente entre la cantidad de información compartida (a la que normalmente se refieren como Upload) y la cantidad de información descargada (o download). Por ejemplo, si hemos descargado 2GB y tan sólo hemos subido 1GB, nuestro ratio será de 0.5.
Para evitar que la gente descargue y no comparta (uno de los problemas que comentábamos antes), muchos trackers privados tienen implementado un sistema de control de ratio. ¿En qué consiste? En obligar a sus miembros a mantener cierta cifra de ratio si quieren permanecer en el tracker. Si estos no se adaptan a la cifra pedida, entonces el usuario en cuestión es expulsado (baneado), es decir, se requiere compartir. En muchas ocasiones, si los usuarios tienen un ratio alto y cumplen ciertas condiciones, también se ofrecen recompensas (como invitaciones, etc).
Los trackers con ratio siempre han sido muy difíciles de sobrellevar para los usuarios españoles debido a las velocidades de subida que suelen tener las conexiones en nuestro país. Y si estamos hablando de trackers internacionales (donde los usuarios de otros países suben a velocidades varias veces superiores a las nuestras), aún más. Esto hoy en día no suele ser tanto problema, ya que existen servidores VPS con conexiones que nos equiparan con estos usuarios.
Conscientes de este problema, y que algunos usuarios juegan con ventaja dependiendo de su conexión, en algunos trackers han pasado a utilizar un sistema ratioless, complementándolo con algún sistema adicional como el control del Hit&Run. ¿De qué se trata esto? De obligar a sus usuarios a mantener compartiendo un archivo durante cierto tiempo después de bajárselo. Por ejemplo, si te descargas de un tracker X un archivo Y, éste puede obligarte a tenerlo 48 horas compartiendo, sin importar la velocidad de subida. Pero al menos así garantizan que si alguien más quiere bajarlo habrá gente compartiéndolo.
En todo caso, lo más recomendable a la hora de registrarse en un tracker de este tipo es leer con detalle las normas específicas. Cada sitio tiene unas reglas determinadas, que pueden ser completamente distintas a las de los demás. Por ejemplo, en algunos trackers privados españoles se utiliza un sistema de ratio pero también se pone un límite de compartición de cada archivo, para así dar una oportunidad a todos los usuarios de subir su ratio (sin que la gente que utilice servidores acapare). Por eso es necesario leer antes de nada.
Ventajas de los trackers privados
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Mayores velocidades: al estar vigente el ratio y otras medidas, se obliga a la gente a compartir, hay mayor disponibilidad de los archivos y, por tanto, mayor velocidad.
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Mayores garantías en la integridad de los ficheros: Si un usuario sube un fichero, es su responsabilidad. Si es un “fake”, lo más probable es que el usuario acabe baneado. Hay mayor control. En algunos trackers la subida está incluso limitada a un grupo pequeño de usuarios.
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Privacidad: Por cuestiones legales, la mayoría de trackers privados no guardan logs de lo que sus usuarios bajan o dejan de bajar. No hay registros, y además al estar cerrados al público general hay menos “fisgones”.
Privados, pero no intocables
Entonces, ¿los trackers privados están a salvo de posibles problemas legales? No. Al igual que tú y que yo podemos conseguir invitación y entrar, cualquiera (con mayor o menos esfuerzo) puede hacerlo. Célebre es ya el caso de Oink, un tracker privado de música que consiguió un gran prestigio pero que fue cerrado por las autoridades británicas hace unos años. En España, sufrimos algo similar con el cierre de Animersion, uno de los trackers privados más célebres de nuestro país.
No son intocables, pero lo cierto es que, en una época en la que la descarga directa va ganando terreno al P2P, los trackers privados son una buena alternativa para los que quieren recuperar un poco el espíritu del peer to peer, librándose de muchos aprovechados y leechers que rondan los trackers públicos.
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