Que durante los últimos cinco años el ámbito de la tecnología de consumo ha experimentado un desarrollo espectacular es una realidad innegable que se ha plasmado en el alumbramiento de nuevos dispositivos, celulares inteligentes, tabletas y un sinfín de gadgets tremendamente novedosos que han llevado aparejados no pocos beneficios.
Sin embargo, no todo han sido ventajas, sino que algunos usuarios se han convertido en auténticos adictos, llegando a experimentar, incluso, dolencias físicas relacionadas con el abuso de sus teléfonos y similares. Hoy recabamos algunas de las que tienen lugar con mayor frecuencia y analizamos sus probables orígenes y soluciones. ¿Estás preparado?
Dolencias psicológicas
Así, las dolencias de corte psicológico son las más comunes. Teniendo en cuenta que, según los últimos estudios, destinamos casi 40 mensuales a mirar la pantalla de nuestro móvil, el dato no nos sorprende. Pero identifiquémoslas:
- Nomofobia: se trata del miedo exagerado a quedarse sin batería o sin teléfono; a desconectar y restar ilocalizable. Una situación que provoca, a quienes la padecen, una terrible angustia y que puede, incluso, acabar en una crisis de ansiedad.
- Cibercondria: si bien Internet abre ante nosotros un mundo de posibilidades en lo que a información se refiere, lo cierto es que no todas las fuentes se encuentran contrastadas. La cibercondria, en este caso, resulta muy similar a la hipocondría y tiene que ver, básicamente, con aquellos que se identifican con todo aquello que leen en la red, a la que otorgan una veracidad absoluta.
- Adicción a las redes sociales: con las tarifas de datos en aumento, el incremento en las dimensiones de las displays de nuestros celulares y el crecimiento de estas comunidades virtuales, resulta frecuente encontrar a no pocas personas “enganchadas” a Facebook. Lo instantáneo de Twitter, asimismo, resulta también muy atractivo, particularmente si eres de los que quiere estar al tanto de la actualidad al momento.
- Adicción a los videojuegos móviles: si bien todo empieza como una diversión, el Candy Crush (por citar uno de los más populares, aunque esto no quiere decir que la adicción sea intrínseca a empezar a usarlo) puede acabar por convertirse en una perversión. ¿Estás empezando a gastarlo antes de dormir o cuando vas al baño? Preocúpate.
- Síndrome FOMO: uno de los menos conocidos, el síndrome FOMO tiene que ver con quedarse fuera, es decir, con la exclusión. En este caso producida por no disponer del último teléfono del mercado, desconocer las tendencias imperantes en redes sociales, haberse perdido un vídeo tremendamente popular en YouTube y similares.
- Síndrome de la vibración fantasma: si bien no se trata de una dolencia tan grave como las anteriormente apuntadas, puede constituir el paso previo, el indicativo de que algo no marcha bien. De hecho, experimentarla significa que nuestro cerebro está predispuesto para asociar cualquier sonido y estímulo a los que emite nuestro terminal.
Dolencias físicas
Y precisamente fruto de este abuso, los adictos pueden experimentar otras dolencias relacionadas:
- El mal del iPod: se refiere a la sordera y no afecta únicamente a esta clase de gadget sino a todos los dispositivos a través de los que se escuche música a un volumen demasiado alto. Además, andar por la calle sin escuchar lo que sucede a nuestro alrededor podría causarnos accidentes graves.
- Tensión ocular: seguro que has notado que, cuando pasas demasiado tiempo frente al ordenador o mirando el móvil tus ojos se resecan, algo que todavía se agrava más si llevas lentillas. Olvídate de las lágrimas artificiales y reduce la cantidad de horas. Pero no solo afecta de esta manera, sino que el exceso es capaz de ocasionar tensión ocular. Descansa la vista cada media hora y haz ejercicios oculares.
- Tendinitis: uno de los males más comunes entre los que envían demasiados mensajes y una dolencia que la popularización de aplicaciones de comunicación instantáneas como WhatsApp y Telegram, ha aumentado. El sleep texting es algo parecido, aunque se refiere al “tic” en los dedos cuando estamos durmiendo (similar al síndrome de las piernas inquietas).
- Insomnio adolescente y nidradenitis palmar: dos de las más habituales entre los menores. Si bien la primera de ellas resulta obvia, la segunda tiene que ver con una inflamación y aparición de ronchas rojas en las manos tras el uso prolongado de determinados aparatos.
Qué dicen los expertos: abordaje del problema
Para comprender el arraigo del problema así como las mejores métodos para abordarlo, hemos entrevistado a Amparo Cervera, psicóloga clínica especialista en adicciones y terapia familiar, que indica que todo empieza en la infancia, uno momento capaz de determinar a individuos más o menos predispuestos. De hecho y , si bien en épocas pasadas las disfuncionalidades se plasmaban en otra clase de adicciones, hoy le ha tocado el turno a la tecnología.
Nuestra experta hace especial hincapié en el caso de los benjamines del hogar, a quienes se les pone la tableta en la mano y se les olvida, un procedimiento que, finalmente, está derivando en una falta de socialización del menor que, ante cualquier reunión familiar, se sumerge de lleno en el dispositivo y obvia a su entorno. “Lo cierto es que los chicos están fuera de la realidad”, apunta. “Dentro de nada no van a saber ni hablar con la gente y lo de ligar va a ser ciencia ficción”.
Volviendo al caso de los adultos, percatarse de que se padece este tipo de patología, no resulta fácil. La idea principal es cambiar los hábitos, decantarse por otras opciones, hobbies pero, pero supuesto, encontrar la base del problema pues, recalca, la patología es consecuencia de una referencia anterior como un síndrome del abandono del que no es consciente, etcétera.
Las pautas prácticas también pueden ser de utilidad: evitar el uso del teléfono justo antes de dormir o en determinadas situaciones –por ejemplo, a las horas de las comidas y cuando quedas con amigos- destinar determinadas horas, añadir alarmas que te indiquen cuando has sobrepasado el límite, etcétera, son algunos de estos trucos.
Al margen de las citadas, existen otras soluciones que te ayudarán a percatarte de si tienes un problema. Las aplicaciones capaces de determinar cuánto tiempo destinas a aplicaciones concretas, así como aquellas otras que bloquean tu teléfono durante periodos determinados de tiempo, son algunas de ellas. Eso sí, tan solo constituyen un paliativo y, en ningún caso (grave, cuando la patología ya se ha detectado) una alternativa al profesional.
Dicho lo cual y en definitiva, el quid de la cuestión no radica en las tecnologías en si mismas ni en las posibilidades y evolución que han experimentado los distintos dispositivos, sino en el uso que las personas les dan. Unos sujetos cuyos problemas latentes han decidido manifestarse de este modo, desbancando a otras adicciones y enfermedades como el alcoholismo y demás drogodependencias. La aceptación social y la falta de concienciación al respecto, además, no ayudan a lidiar con ellas.
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