T-Mobile ha ganado cierta reputación como operadora móvil innovadora y con propuestas de interés, pero eso no parece suficiente para competir con los gigantes del mercado estadounidense, Verizon y AT&T. El CEO de Deutsche Telekom, Tim Hoettges, quiere tratar de deshacerse de ese 67% de participación que posee en la que es actualmente la cuarta operadora más importante de Estados Unidos.
Este directivo esperaba que Sprint pudiera hacerse con T-Mobile, pero los reguladores -la FCC y la FTC- asustaron al candidato tras las preocupaciones que las consecuencias de esa operación pudieran acarrear para SoftBank, la propietaria de Sprint. La lección la habían aprendido de AT&T: cuando esta operadora trató de comprar T-Mobile y la operación se canceló, T-Mobile recibió 3.000 millones de dólares y parte del espectro como pago por esa cancelación de la operación.
Hoettges cree que los reguladores americanos están equivocados en su perspectiva. En lugar de contemplar el problema como una reducción de grandes operadores de cuatro a tres, deberían tener en cuenta que hoy en día existe un duopolio de facto con AT&T y Verizon. Las diferencias con los otros dos operadores, Sprint y T-Mobile, se ha ampliado tras comprar más espectro en la subasta que la FCC realizó recientemente.
El CEO de Deutsche Telekom afirma que la estrategia actual no es sostenible a largo plazo ya que se necesitan entre 4.000 y 5.000 millones de dólares de inversión al año para hacer que la empresa pueda competir. Y en un curioso comentario adicional, Hoettges habla del singular John Legere, CEO de T-Mobile, del que afirma que ha hecho un gran trabajo aunque "su estilo de gestión jamás sería adaptable a Alemania".
Vía | Re/code