Nos adentramos en un nuevo periodo proclive a las tensiones comerciales, la geopolítica va a vivir un terremoto con la reelección de Donald Trump. Y dicho futuro está afectando a las empresas de chips más importantes del mundo: aquellas que poseen fábricas en China plantean mudarse a otros territorios con mayor estabilidad. Vietnam se perfila como uno de los mejores destinos.
Que las mayores empresas de hardware tecnológico se encuentren localizadas en China no es casualidad, ya que es allí donde se encuentra la cadena de suministros. Los componentes de un smartphone se fabrican en China y es entre sus fronteras donde el montaje resulta más favorable para las empresas. Y lo mismo ocurre para la fabricación de los semiconductores: desde la materia prima a la maquinaria, China sigue siendo el principal proveedor. Aunque su hegemonía puede estar cambiando.
Vietnam es la próxima superpotencia en semiconductores
En la actualidad, es Taiwán la que ostenta la corona: las principales fábricas de chips punteros están allí; encabezadas por TSMC, la auténtica reina de los microprocesadores. Dentro de China continental fabrican chips compañías tan variopintas como la propia TSMC, Samsung o Intel. Y la inestabilidad del panorama tecnológico, con un más que posible recrudecimiento del veto comercial de Estados Unidos, no les augura buenas expectativas.
Como avanzó el medio Reuters, algunas de las grandes firmas con fábricas en China están probando las capacidades de fabricación en uno de sus vecinos: Vietnam. Además, el propio país asiático está invirtiendo en una fundición propia de la mano de Viettel, compañía vietnamita de telecomunicaciones que está participada por el estado. Según Reuters, dicha función entraría en funcionamiento en 2030.
Las empresas de chips estarían planteándose su reubicación en busca de climas de negocios más estables; algo que afectaría tanto a fabricantes chinos como extranjeros que fabrican en China. Éstas serían las claves que estaría dispuesta a ofrecer Vietnam:
- Una mayor estabilidad política y económica sin vetos comerciales por parte de Estados Unidos o Europa.
- Apoyo gubernamental en forma de incentivos fiscales y/o inversiones.
- Mano de obra cualificada y experimentada en semiconductores.
- Infraestructura industrial que permita no sólo fabricar los chips, también ensamblarlos y empaquetarlos.
- Planes de desarrollo a largo plazo: Vietnam asegura que quiere convertirse en una superpotencia de semiconductores para 2032. Los planes esperan acaparar de un 8 a un 9 % de toda la producción mundial.
- Cercanía a otros mercados tecnológicos especializados.
Vietnam está poniendo todo el esfuerzo en atraer el potencial extranjero, también invierte en su propia industria de cara a alcanzar el objetivo de hacerse un nombre en el panorama de la fabricación de chips. Veremos si lo consigue: la competencia no se lo pondrá nada fácil.
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Más información | Reuters
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