La identificación biométrica en móviles no deja de evolucionar, y se ha convertido ya en una característica fundamental a la hora de garantizar la seguridad no ya del propio teléfono, sino de los datos que contiene. Datos que son en su gran mayoría personales, y muchos de una alta sensibilidad. Sobre todo desde que usamos los teléfonos para aprobar pagos que van directamente a tarjetas de crédito o a cuentas bancarias.
Justo ayer conocíamos el siguiente paso en la evolución de los sensores de huellas, el sistema de identificación biométrica mayoritario, al menos por el momento. Qualcomm y Synaptics lo habían anunciado, y ayer el Vivo X20 Plus UD estrenó el primer lector de huellas oculto tras la pantalla. Pero tiene problemas, o más bien debilidades, como el resto de sensores.
La integridad del cristal entra en juego
Ocurre con este lector de huellas de la pantalla que requiere de determinadas condiciones para su correcto funcionamiento. Los lectores de huellas no son más que cámaras fotográficas que captan el dibujo de nuestra huella dactilar, así que un arañazo en la pantalla sobre la zona en la que está situado el sensor puede hacer que éste no nos reconozca como debe, y genere un mal funcionamiento.
Para ello, Vivo facilita un protector de pantalla en la caja del X20 Plus UD, pero éste también tiene que tener unas características determinadas, entre ellas el grosor. La distancia entre el dedo y el lector es fundamental para su activación, y un protector de pantalla más grueso de lo habitual puede causar problemas, así como una transparencia más reducida puede causar una mala identificación.
Esto supone que debemos usar el protector de pantalla oficial del teléfono, vidrio y no plástico, y si éste se nos rompe deberemos pedir otro al mismo fabricante. Un inconveniente asumible dadas las características de este sensor, y un problema al que pueden enfrentarse otras alternativas como, por ejemplo, la presentada justo un día antes por Japan Display.
El consorcio japonés que, entre otros, fabrica pantallas para Sony y Apple tiene entre manos el primer lector de huellas de cristal del mercado. Sustituir el silicio por cristal ha permitido, entre otras cosas, hacerlo virtualmente transparente, por lo que se inserta en la propia pantalla. Nada de delante o de esconderlo detrás, hablamos de encastrarlo en el propio cristal del panel LCD.
Un dispositivo de estas características, sin embargo, debería enfrentarse a los mismos problemas que el lector tras la pantalla de Synaptics y Vivo. Un arañazo en el cristal originaría distorsiones en la lectura de la huella, y tal vez el uso de un protector para el panel podría causar problemas similares. Habrá que verlo en funcionamiento cuando llegue el momento, y atender a las recomendaciones de JDI.
Por cierto, y de esto no se ha hablado hasta ahora, este tipo de lectores deben generar un mayor gasto a la hora de reparar los teléfonos. Si ahora hay modelos en los que tenemos que cambiar el panel cuando rompe el cristal, ahora hay que sumar que al conjunto se le suma el lector de huellas. Como también a la solución de JDI, por supuesto, al llevar el lector dentro del cristal.
Las huellas dan problemas, otros sistemas también
Sin embargo, estos problemas, pese a ser novedosos por tratarse de nuevas generaciones de lectores de huellas, no son desconocidos en el mercado. Los lectores clásicos, los que ahora vemos montados sobre el cuerpo, bien bajo la pantalla o en la espalda, o en el marco de los teléfonos, como los de Sony o el del recientemente presentado Meizu M6s, también tienen problemas.
No hablaremos de que, lógicamente, no funcionan con guantes. Hablaremos de que si tenemos las yemas de los dedos húmedas tienden a fallar, con distintos niveles de tolerancia, y que si tenemos los dedos sucios también pueden operar con problemas o, directamente, dejar de funcionar. Otras alternativas también tienen sus inconvenientes.
El reconocimiento facial con profundidad, estrenado por Apple en su iPhone X o colocado en varias de sus alternativas en los catálogos de OnePlus, Honor y compañía, también tiene sus debilidades. Puede fallar con baja luminosidad, dejar de reconocernos si no tenemos el rostro completamente despejado o, directamente, confundirnos con nuestro hermano gemelo.
El reconocimiento de iris, el estrenado por Fujitsu en móviles o el que Samsung ha montado ya en algunos de sus dispositivos, también tiene sus propios inconvenientes. Como fallos cuando usamos gafas con cristales que no tienen tratamiento antirreflejos, o problemas con baja luminosidad similares a los del reconocimiento facial. Las alternativas a las huellas también tienen problemas, aunque menos.
Así que esta nueva generación de lectores de huellas bajo la pantalla resuelve determinados problemas, pero no todos. Ayuda a mejorar el diseño de los dispositivos y, teóricamente, la usabilidad, pero también trae sus problemas en una mochila. La identificación biométrica avanza cada vez a más velocidad pero aún no se ha desarrollado el sistema perfecto. Aunque, visto el panorama actual, cada vez falta menos.
Vía | Gizmochina
En Xataka Móvil | Ni en el cuerpo ni tras la pantalla, JDI crea un lector de huellas transparente que se monta dentro de la pantalla
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