Tras dos días y medio a tope por el Mobile World Congress, y después de haberme pateado prácticamente cada metro cuadrado, tomé una perspectiva en torno a lo que le ocurrirá al smartphone en el futuro, al menos según las propuestas presentadas en el congreso. Y lo cierto es que, pese a que la IA tiene un enorme potencial para hacer útil hasta un pequeño pin, aún le queda mucho camino para sustituir a una interfaz clásica de aplicaciones.
Como suele ocurrir en cada MWC, Barcelona se ha hecho eco de las últimas tendencias tecnológicas para introducirlas hasta en los cacharros más insospechados. Y es tal que así, la IA generativa está ya hasta en los smartwatches. Pero como el móvil es el (supuesto) protagonista del MWC, ahí apunta principalmente la Inteligencia Artificial. Puedo dar fe, no hay marca que no destaque ya que sus productos vienen hasta arriba de IA.
Conversar con una IA no resulta tan práctico como parece
Si el smartphone ha terminando conquistando nuestro día a día como el objeto electrónico que más utilizamos, es por el enorme potencial de interacción que ofrece una pantalla táctil. Porque a través de la pantalla vemos todo lo que ocurre a nuestro alrededor, nos comunicamos con nuestros contactos, jugamos y también es la puerta de entrada principal al conocimiento. Eliminar este elemento no sólo es complicado, también casi imposible.
En el MWC he visto móviles de todos los tipos, también dispositivos que aspiran a convertirse en la evolución de lo que consideramos como un smartphone clásico. Y es que la IA se ha introducido en los sistemas operativos de todas las marcas para dar más ventajas de uso, sobre todo a la hora de crear contenidos. Precisamente, Deutsche Telekom desveló en el MWC cómo plantea el futuro de los teléfonos.
Con un prototipo mostrado en la feria donde se podían realizar la mayor parte de tareas de un smartphone con sólo hablar con un chatbot, el sistema me pareció más una capa personalizada con cuatro iconos que un verdadero sustituto de un smartphone clásico. Pese a que hablarle al dispositivo sea cómodo en gran parte de las situaciones, la IA plantea una barrera que el smartphone no tiene: el método de entrada no es 100 % práctico.
Porque hay personas a las que no les gusta hablar en público, porque no quieren conversar con una máquina o porque, por más que el móvil tenga multiplicados sus micrófonos (con el riesgo creciente de privacidad), no siempre va a captar correctamente nuestras órdenes. Si a Siri le dicto un recordatorio y cuando lo guarda no se parece en nada a lo que le dije, ¿qué va a ocurrir si la IA no puede resolver correctamente mis peticiones?
El móvil experimental sólo con chatbot de Deutsche Telekom me pareció un experimento interesante, aunque poco práctico más allá de las pruebas. Sí vi más práctico integrar un chatbot con IA en las capas de fabricante para ofrecer ventajas añadidas al simple tecleo; por más que este tipo de smartphones sigan siendo eso, smartphones. Y luego está el AI Pin. A éste hay que darle de comer aparte.
El fin de las pantallas suena plausible, pero no es realista
El AI Pin de Humane quiere desterrar para siempre a los smartphones a fuerza de eliminar uno de los aspectos donde se hicieron fuertes: la pantalla. Porque si está la voz para conversar, si el dispositivo puede conectarse a Internet para hacer uso de la IA en la nube y, en caso de necesitarlo, permite proyectar información importante en la mano del usuario, ¿para que va a necesitar un móvil?
Como complemento me parece práctico, siempre hasta cierto punto. Porque si necesito acceder a un email concreto, y no sé con qué palabras clave definirlo, seguramente me cueste encontrarlo si no tengo una pantalla para desplazarme hasta dar con el correo. Además, tardo menos leyendo una página web que dejando que una IA me la lea. Y no todos los resúmenes esquemáticos logran captar la esencia de los textos.
Con un dispositivo sin pantalla me quedo sin ver vídeos, sin jugar, sin hacer videollamadas... Que sí, que el AI Pin puede proyectar la imagen, seguramente este concepto evolucione hasta algún tipo de holografía. Aun así, una pantalla táctil es la manera más sencilla que tenemos de interactuar con todo lo que nos rodea, dispositivo inteligente incluido. Porque, ¿a que cuando vemos algo por primera vez nuestro primer instinto es tocarlo? Ésta es la clave por la que han crecido tanto las pantallas táctiles y la misma por la que nos va a costar tanto desprendernos de ellas. Si es que lo hacemos.
Imagen de portada | Iván Linares
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