Una de las cosas buenas que trajo la pandemia es el espaldarazo definitivo a los pagos con tarjeta: muchos comercios se abrieron a esa opción aunque comprases un café y otras tantas personas se animaron a realizar transacciones sin dinero en metálico incluso para pagar el pan. Ese escenario favoreció dar un paso más y pagar con el móvil o el reloj: ni tocas nada, ni sacas la tarjeta ni necesitas si quiera llevar la cartera.
En mi caso, ya pagaba con el iPhone antes de 2020, pero la molestia de desbloquear el teléfono con mi rostro llevando mascarilla hizo que abrazara por fin algo que se me resistía: pagar con mi Apple Watch. Tres años después, sigo descubriendo ventajas.
Para una persona como yo que apuesta por el minimalismo y la ligereza, lo de pagar con mi reloj o mi teléfono se antoja vital: no llevo bolso y si puedo evitarlo, tampoco llevo cartera. De hecho, sueño con que un día podamos llevar el DNI para identificarnos en el teléfono. Esta apuesta por ir con lo mínimo se maximiza cuando tengo largas jornadas como festivales o eventos, porque es bastante habitual en mí que pierda cartera, llaves, gafas. De ahí que el mejor accesorio para mi móvil sea la cuerdita. Os pongo en antecedentes para explicar por qué el sábado pasado en la Fan Zone de Osasuna en Sevilla llevaba gafas de sol, móvil colgado, DNI en el bolsillo y mi Apple Watch, que fue el que usé para pagar una ronda.
Ya os podéis imaginar cómo era el ambiente en una barra de ese estilo: personal de aquí para allá y potenciales clientes ávidos de recibir su consumición cuanto antes. Al pagar con tarjeta, el datáfono se quedó pensando durante una eternidad (probablemente fuera un minuto). Al ver la demora, el chico supuestamente canceló la orden y me hizo pagar de nuevo. Primer error: no lo cuestioné. Segundo error: no lo comprobé. No hay dos sin tres: volví a acercar mi muñeca y pagué. Al abrir la aplicación del banco el día siguiente lo vi: dos cargos seguidos del mismo establecimiento por el mismo importe.
La herramienta de Google Pay y Apple Pay ideal para evitar cargos duplicados
Después del susto, seguí las instrucciones de la OCU y reclamé a mi banco el cargo duplicado en la tarjeta con cierto desasosiego: en ese escenario de multitud no cogí el ticket pero es que incluso, aunque lo hubiera hecho, solo tendría un resguardo lógicamente. La recomendación general es revisar el extracto de la tarjeta, pero es que cuando pagas con la tarjeta o con el reloj, puedes ver al momento los pagos. Ideal para poder comentar al momento a quien tiene el datáfono entre manos.
Si bien es cierto que ya sea con tarjeta o con dispositivos, puedes ver todas tus transacciones desde la aplicación del banco, esto implica un proceso algo más largo, lo que quizás actúe como disuasor en esos momentos donde lo que interesa es resolver el asunto cuanto antes. Ahí es cuando entra en acción Google Pay y Apple Pay.
El camino en Android y en iOS es similar: basta con entrar en la respectiva aplicación (Google Pay y Apple Pay, respectivamente) y tocar sobre la tarjeta en cuestión para ver qué transacciones hemos hecho con ese dispositivo. Si optas por pagar con el reloj, entra en las tarjetas (en un Apple Watch dando dos toques seguidos sobre el botón) y toca sobre ella para ver el listado.
Sobre estas líneas el cargo duplicado de marras. De momento, la reclamación sigue su curso, pero el aprendizaje está hecho: la próxima vez que pague con mi reloj o mi teléfono y el proceso dé problemas, verificaré al momento que todo es correcto. Porque reclamar al momento en el establecimiento es mucho más fácil y rápido que descubrirlo después, cuando ya no estás allí, e iniciar el trámite.
Portada | Eva Rodríguez de Luis
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