Con la llegada de la última consola de Nintendo, la Nintendo Switch, ese híbrido entre consola al uso y consola portátil, no podíamos evitar dedicar nuestra sección nostálgica de los domingos a aquellos intentos que los fabricantes de teléfonos móviles pusieron en marcha en aras de convertir sus terminales en consolas.
Todo esto nace en una época en la que los fabricantes no paraban de innovar en diseños y funcionalidades, en pleno boom del mercado, cuando querían convertir los móviles en todo menos teléfonos y nos encontrábamos terminales con televisión incluida o con diseños inverosímiles. En aquel momento aparecieron también los primeros teléfonos móviles que combinaban su funcionalidad intrínseca de dispositivo de comunicación con otra lúdica, la de consola portátil.
Es probable que uno de los primeros teléfonos que nos venga a la mente cuando nos referimos a estas joyas del pasado sea el Nokia N-Gage, perteneciente a la serie 60 de la compañía finlandesa y que operaba con Symbian OS 6.1. Pero el Nokia N-Gage no fue el único teléfono híbrido de estas características, así que echemos un vistazo al pasado y repasemos éste y otros dispositivos de su misma naturaleza.
Nokia N-Gage, el origen del monstruo
Empezamos por el dispositivo más representativo en esta materia. El 7 de octubre de 2003 Nokia presentó al mundo su gran apuesta de unir el mundo de la telefonía y los videojuegos. Era una época en la que Nokia se permitía el lujo de sacar infinidad de terminales por año, innovando y lanzando experimentos que parecían de todo menos teléfonos, como el Nokia 7380 o el 7600.
Los juegos para Nokia N-Gage se comercializaban en formato de tarjeta RS-MMC (Reduced Size – Multimedia Card) y aunque contaba con varios títulos importantes como Sonic o Tomb Raider, el catálogo era bastante limitado. En cuanto al sistema operativo, para este móvil contaron con Symbian 6.1, que permitía comprar e instalar aplicaciones, incluidos emuladores.
El móvil no tuvo demasiado éxito, en primer lugar por su elevado precio para la época (299 euros) y porque como consola dejaba mucho que desear pero como teléfono era todo un desastre. Para empezar, el teclado sólo podía manejarse con una mano, pero para sujetar el teléfono hacían falta las dos... Incongruente, ¿no? Peor era hablar por él, pues tanto los altavoces como el micrófono estaban situados en el borde del teléfono, lo que obligaba a la gente a hablar de una forma bastante ridícula como podemos ver en la siguiente foto.
Samsung SPH-G1000, nacido para jugar
Después de la N-Gage y su fracaso colosal, Nokia volvió a intentarlo meses después con la N-Gage QD que salvó algunos de los fallos de su predecesor pero que tampoco fue ningún éxito. Pero Nokia no fue la única compañía que regaló al mundo su "Frankenstein" particular.
En noviembre del 2005, el gigante coreano (que por aquel entonces no lo era tanto) buscaba competir con el N-Gage lanzando al mercado el Samsung SPH-G1000, un terminal cuyo chip de aceleración con capacidad 3D permitía mover más de un millón de polígonos por segundo en una pantalla de 2.2 pulgadas con resolución QVGA.
Algo interesante de este teléfono es que contaba con una salida de TV para poder conectarlo y convertirlo en una consola de escritorio. Por lo demás, este teléfono no incorporaba características muy reseñables para la época, salvo altavoces duales, reproductor MP3 y una cámara de 1,3 megapíxeles.
Sony Ericsson Xperia Play, el último intento
Los móviles de los que hemos hablado hasta ahora pertenecían a una época en la que el ecosistema de las aplicaciones y las descargas no estaba desarrollado tal y como lo conocemos hoy en día. Sin embargo, ocho años después, concretamente en 2011, cuando ya sí se podían descargar juegos en los teléfonos aparece en escena el Sony Ericsson Xperia Play.
Este teléfono ocultaba bajo una apariencia normal unos controles deslizables tras la carcasa. Tomaba parte de su diseño de la PSP Go!, la consola portátil de Sony que salió al mercado en 2009. En el caso de este teléfono, claramente por el avance de los años, los juegos ya no se encontraban en soporte físico sino que los incluía directamente y además se podían adquirir en Android Market.
El Xperia Play nació justo el mismo año en que Sony se hacía con la totalidad de Sony-Ericsson y en lo que respecta a cifras, el teléfono no terminó de cuajar demasiado en el mercado y por supuesto, la compañía decidió no fabricar ningún sucesor del mismo y focalizó sus fuerzas en las consolas portátiles al uso.
Zapatero, a tus zapatos
Viendo la carrera de estos tres terminales, está claro que el intrusismo entre dispositivos no ha dado buenos resultados, salvo en el sector de la fotografía, donde los teléfonos cada vez están comiendo más terreno a las cámaras, especialmente a las compactas. Es un hecho que este concepto de móvil-consola no terminó de instaurarse ni parece que lo vaya hacer jamás, por lo que, en conclusión, mejor que cada dispositivo se ocupe del terreno para el que ha sido diseñado en origen, ¿no?
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