Cada vez son más comúnes esas llamadas tan raras en las que al descolgar, simplemente oímos el silencio. Hemos hablado en anteriores ocasiones de ellas, son las catalogadas como robollamadas. Estas situaciones incómodas tienen una razón de ser, además de que entrañan algunos riesgos.
Parecía que la introducción de la Ley General de Telecomunicaciones cambiaba este asunto hace ya un año, pero siguen funcionando a día de hoy. Te contamos qué son, cómo protegerte, por qué siguen haciéndolas y los riesgos que pueden suponer para el usuario.
Las robollamadas están más vivas que nunca
Las robollamadas forman parte del spam telefónico, son una forma más de este, y aunque puede evitarse con una frase que parece mágica, por sus características, las robollamadas son más difíciles de tratar. Además, volverán a intentarlo más tarde.
¿Qué es una robollamada? Se denomina así a todas las llamadas que al aceptarlas, nadie habla, y a continuación, se termina. No suponen una amenaza -como sí otras- para nuestra información personal ni datos bancarios, aun así conviene conocer que se automatizan con bots para simplemente verificar la disponibilidad de nuestro número.
¿Por qué actúan así? Pues bien, generalmente, cuando se topan con una línea desocupada, te pasarán con un agente. Sin embargo, si en ese momento no hay agentes disponibles, simplemente se cortará, de ahí que cuelguen sin mediar palabra.
Quizá te parezca que no tiene sentido alguno pero es una técnica valiosa para optimizar el tiempo de los agentes. Así, solo intervienen en el caso de que haya un usuario detrás del teléfono, y el silencio que impera hasta su llegada sirve para mantener activa la llamada.
¿Qué utilidad tienen para las empresas? Actualizar sus listas de contactos, básicamente. De esta manera, saben a qué números pueden llamar para captar potenciales clientes. Ahora bien, como comentamos en otra ocasión, lo siguiente del spam telefónico es introducir a la IA, y ahí sí comienza el verdadero peligro.
¿Te suena el fraude del "sí"? En septiembre del año pasado, INCIBE ya alertaba sobre este tipo de llamadas comerciales. Con ellas, buscan que el usuario pronuncie la palabra afirmativa para conseguir autorizar cargos o suscripciones sin que apenas hayamos abierto la boca.
¿Cómo podemos evitar las robollamadas? Apúntandonos a la conocida Lista Robinson. Desde su web oficial, debemos registrarnos, añadiendo en distintos pasos nuestro número de teléfono. Así, no consentimos que puedan contactarnos con llamadas comerciales, y aunque no es infalible suele reducir la cantidad.
En última instancia, si siguen molestándonos, lo mejor será poner una reclamación en la Agencia Española de Protección de Datos. Para hacerlo, necesitarás aportar documentación que justifique la queja formal: puedes usar, por ejemplo, una grabación de la llamada. Y sí, es legal grabar llamadas para este cometido.
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