Que con tu teléfono puedas hacer tantas cosas estés donde estés no solo corresponde a sus especificaciones y funciones, sino también a que tiene integrada una tarjeta SIM en cualquiera de sus modalidades. A lo largo de los años las dimensiones de esta tarjeta han ido reduciéndose hasta llegar a ser "invisibles" como la eSIM, ya que está integrada en el propio teléfono. Si no tienes muy claro en qué se diferencia una SIM de una eSIM y cuál es mejor para ti, te recomendamos que eches un vistazo a este artículo.
¿Qué es una eSIM?
Si tienes un iPhone 14 o un Samsung Galaxy S23, hay una especificación que puede que te haya llamado la atención: la eSIM, una evolución de la clásica SIM pero integrada, mucho más pequeña y que cada vez está más presente en modelos de gama alta. No obstante, en esos teléfonos compatibles sigue estando disponible la ranura para SIM, por lo que funciona como alternativa.
La mayor diferencia entre una eSIM y la SIM es que la eSIM ya viene dentro del teléfono, integrada en la placa madre. Es decir, que no tienes que preocuparte por insertarla y tampoco por extraerla. Ojo, esto no implica que no puedas cambiar de número o de compañía telefónica como haces con tu SIM: con una eSIM no hace falta sustituir la tarjeta, ya que la clave está en la que las eSIM permiten escribir información y luego borrarla para escribir otra.
Es decir, que el proceso de cambio de número o de operadora no es físico, entiéndase como hacerse con otra tarjeta, coger el alfiler de turno y con un poco de maña, extraer una y colocar la otra, sino digital.
Por lo demás, el funcionamiento es idéntico a las SIM, ya que las eSIM utilizan la misma tecnología y se ejecutan en las mismas redes GSM.
Para usar una eSIM esencialmente necesitas dos cosas: un teléfono compatible con esta tecnología y solicitar los servicios con un operador que lo ofrezca.
Ventajas y desventajas de una eSIM
Después de lo anterior, la pregunta del millón: ¿es mejor una eSIM que una tarjeta física? Que sea sustancialmente más pequeña (incluso que una nanoSIM) invita a pensar en un futuro donde no haya tarjetas SIM, lo que a la reducción de tamaño de la tarjeta se uniría olvidarse de la ranura y su respectiva bandeja, lo que implica tener más espacio para otros componentes. Así, podemos pensar en una batería más grande, pero también en una redistribución de hardware, ya que no será requisito necesario que la eSIM esté cerca del borde, algo que por ejemplo podría beneficiar a la impermeabilidad.
Ya hemos visto cómo puede hacerse un cambio de número o de operadora, lo que para usuarios y usuarias supone un procedimiento más fácil y rápido, tanto por evitar andar con el pincho con riesgo de dañar los pines como por preocuparse por el tamaño de la tarjeta e incluso porque no tienes que esperar a que te llegue la nueva tarjeta para la portabilidad.
El uso de eSIM también implementa ventajas como poder disponer de 10 números de teléfono en el mismo móvil (no activas, pero tendrás que ir intercambiándolas) y es compatible con multiSIM para que puedas usar el mismo número en varios dispositivos.
Los teléfonos que a día de hoy tienen ranura para SIM y además soportan eSIM pueden considerarse como de tipo dual SIM, la física y la electrónica, lo que resulta ideal para mantener separados teléfonos personales y profesionales, o por ejemplo si viajas con frecuencia al extranjero y quieres tener tu propia línea.
La principal desventaja de una eSIM es que resulta menos conveniente cuando cambias de terminal con frecuencia, ya que no es algo tan intuitivo como quitar la SIM de uno y colocarlo en el otro.
Además dificulta comprobar si tienes problemas con tu dispositivo, por ejemplo cuando experimentas incidencias con la conexión o la señal, no puedes simplemente retirar la SIM para colocarla en otro móvil y descartar así que se trate del teléfono y no del servicio.
eSIM o SIM, ¿cuál me conviene más?
Lo primero de todo, partimos de la base de que cuentas con un dispositivo compatible con eSIM. A partir de aquí, hay escenarios claros donde resulta interesante contar con una eSIM como tarjeta adicional, como es el caso de necesitar dos líneas en un teléfono, especialmente si tu móvil solo tiene ranura para una.
Así, los ejemplos anteriormente mencionados de tener un número para uso personal y otro para uso profesional o tener dos líneas para dos países diferentes porque porque viajas con frecuencia, por ejemplo si estás de Erasmus. Si necesitas más de dos líneas, solo las eSIM podrán cumplir este requisito.
Otro escenario donde una eSIM es la mejor opción es si tienes interés en poder hacer y recibir llamadas desde tu número desde varios dispositivos, aunque se trata de una función de pago.
Si solo tienes una línea telefónica y un teléfono, la clásica SIM es la opción más conveniente, ya que la tarea de cambiar la SIM física tampoco es que sea una tarea que llevemos a cabo con frecuencia. Del mismo modo, si tienes varios terminales (algunos de ellos no compatibles con eSIM) y quieres usar tu SIM en su interior, también te interesa que sea física.
Portada | Foto de Brett Jordan en Unsplash
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