Al final no hemos tenido ni Xiaomi Mi5 -en realidad era pronto para buscarle sucesor al Mi4 que apareció en julio- ni Xiaomi Redmi Note, ni Xiaomi Mi5 Pro. Pero sí hemos tenido lo que podríamos considerar como la mezcla perfecta de todos esos dispositivos: llegan los Xiaomi Mi Note y Xiaomi Mi Note Pro.
Los dos nuevos terminales de Xiaomi abordan un terreno al que este fabricante aún no había entrado con todo su potencial: el de los phablets de gama alta al que ahora todos los grandes parecen recurrir como recurso de un mercado aparentemente saturado. Será difícil ver estos dispositivos fuera de China, pero aún así Samsung, Apple, Google o Huawei deberían estar preocupadas: sus phablets pierden interés ante una nueva propuesta con una relación precio/prestaciones de lo más interesante.
Xiaomi ya es uno más
Los Xiaomi Mi Note y sus versiones avanzadas, los Pro, no son productos especialmente sorprendentes o revolucionarios. Hasta han decepcionado a aquellos que pronosticaban un nuevo plagio indiscriminado de los últimos productos de Apple, porque estos nuevos dispositivos tienen un diseño muy convencional pero que no podríamos calificar de ser calcado al de otras propuestas de otros fabricantes.
Son en esencia terminales perfectamente comparables a otros de la competencia. Al menos, sobre el papel, porque por especificaciones contamos con soluciones que le permitirán a la empresa poder sacar pecho y decir que tiene alternativas poderosas pero mucho más económicas que las de otros fabricantes.
Los Xiaomi Mi Note básicos (Snapdragon 801, 3GB de RAM, 16 GB de capacidad, pantalla 1080p) tienen un precio de 370 dólares, mientras que los modelos con 64 GB de RAM capacidad se van a los 450 dólares. Pero si queremos más, ahí tenemos a los Xiaomi Mi Note Pro, que dan un salto en especificaciones (Snapdragon 810, 4 GB de RAM, 64 GB de capacidad y pantalla 1440p) tienen un precio más cercano a las gamas altas de los fabricantes "de primer nivel" y cuestan 520 dólares al cambio.
Los precios son competitivos, como decíamos, pero desde luego no tienen nada que ver con aquellos primeros modelos de gama alta de Xiaomi que todos calificábamos como verdaderos chollos. Aun siendo terminales prometedores, esa percepción parece haber desaparecido, o al menos ya no está ni mucho menos tan clara. El fabricante que partía como un David frente a los Goliaths de la industria se ha hecho un nombre, y ya no puede ser considerado como aquella empresa de hace unos años.
Su realidad hoy en día es muy distinta, y solo hay que tener en cuenta una cifra para darse cuenta de su entidad actual. En 2012 Xiaomi vendió 7,19 millones de móviles. En 2013 esa cifra pasó a ser de 18,7 millones. Pero es que en 2014 han logrado vender 61,1 millones de terminales. Apple, Samsung, Huawei, LG o Lenovo ya lo tienen claro. Ya podrán decir eso de que "Xiaomi ya es uno de los nuestros".
Un phablet a la medida de sus enemigos
Xiaomi había mantenido los tamaños compactos como seña de identidad de sus dispositivos, pero ahora pasa al ataque con un dispositivo que claramente sigue la tendencia que han respetado el resto de fabricantes. El Xiaomi Mi Note es una respuesta a las necesidades del mercado de gama alta, que ha visto como el concepto de phablet tiene mayor relevancia que nunca.
De hecho, este es un modelo que puede no representar un problema para las grandes fuera de China -donde será muy difícil que llegue- pero sí lo es dentro de las fronteras del gigante asiático. Los iPhone 6 Plus que tan bien se han comportado durante esos últimos meses en todo el mundo pero que sobre todo han triunfado en China lo tendrán ahora bastante más difícil.
Lo mismo ocurrirá con los Samsung Galaxy Note 4 -por cierto, nada de sensor de huella dactilar en los Mi Note a pesar de los rumores, y desde luego, nada de stylus- o con otros dispositivos que compiten de tú a tú en este segmento en el mercado chino. Los Huawei Ascend Mate7, Google Nexus 6 o los Huawei Honor 6 Plus son rivales claros a los que habría que sumar también los LG G3 y los OnePlus One.
Y es que como decimos, el Mi Note se convierte por derecho propio en un producto que probablemente tenga un éxito más que destacable en el mercado chino en el que pretende triunfar. En precio/prestaciones solo el OnePlus One parece competir -aunque los LG G3 están bajando mucho en las últimas semanas-, porque el resto salen perdiendo en una comparación en la que las primeras marcas siguen cobrando -y mucho- por ese logotipo de la carcasa frontal o trasera. Y una vez más Xiaomi demuestra que ese logo no tiene porqué costar tanto.
El resto del mundo espera
Las cifras de ventas de las que hablábamos anteriormente son aún más impresionantes si tenemos en cuenta que hasta hace poco Xiaomi no vendía más que en su país de origen. Cierto que su expansión internacional ha comenzado y que India se está convirtiendo en un mercado importante para ellos pero, ¿qué hay del resto del mundo?
El Mi Note podría ser un producto preparado para esa gran expansión internacional. Los litigios que amenazan esos planes son el mayor obstáculo al que se enfrenta una Xiaomi que probablemente tenga que pasar por caja si quiere expandir su presencia a los mercados occidentales. Y ese paso por caja hará casi inevitablemente que sus terminales aumenten de precio.
De cumplirse esa predicción la llegada de Xiaomi a nuestros mercados será bienvenida, pero probablemente no tenga el atractivo que inspiraba este fabricante hace unos años. Otros fabricantes similares en esa trayectoria lo están tratando de lograr -Oppo y OnePlus son buenos ejemplos- y por ahora los resultados son modestos. Todas esas empresas se enfrentan al problema de hacerse mayores, y aunque Xiaomi ya está consolidada en China, la gran incógnita es si ese salto le costará -como parece- esa reputación que se ha logrado ganar en el terreno de la relación precio/prestaciones.
El Xiaomi Mi Note es el terminal que todos esperaríamos de una de las grandes. Y curiosamente, eso no me hace la ilusión que esperaba. Es como cuando los peques se hacen mayores y dejan el nido, supongo. Xiaomi se nos ha hecho mayor y, yo diría, hasta convencional. Porras. O no.
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