La guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China sigue escribiendo nuevos capítulos. Tras todas las sanciones promovidas por el gobierno estadounidense, llevamos unas semanas en las que estamos viendo la respuesta de China al conflicto con un Huawei Mate 60 Pro que está haciendo de punta de lanza gracias al procesador que monta.
Ahora, Estados Unidos está preocupado por la tecnología RISC-V, tanto que están estudiando cómo poder hacer que sus avances en este campo no lleguen a manos de las empresas Chinas. Eso sí, será complicado, ya que se trata de un hardware libre.
Qué es RISC-V y por qué Estados Unidos tiene difícil excluir a China
Antes de nada, toca ver qué es esto de la tecnología RISC-V. En plena hecatombe del mercado de los semiconductores, la empresa Imagination Technologies presentó su apuesta por la arquitectura RISC-V desarrollada por la Universidad de California en Berkeley.
Se trataba -y es- una alternativa de hardware libre a los diseños x64 y a los de ARM. Por tanto, va a contracorriente de lo que Intel, AMD, MediaTek, Qualcomm o Apple (y, por consiguiente, ARM) tienen entre manos y, de hecho, se trataba d ela gran esperanza europea para poder desarrollar procesadores.
El objetivo de quienes están mirando con buenos ojos RICS-V es el de construir sus propios procesadores con esta arquitectura para, así, no depender de las patentes y tecnologías norteamericanas, pero tampoco pagar los royalties de ARM para poder usar sus diseños.
Europa necesitaba algo así, tanto que Mateo Valero, catedrático de Arquitectura de Computadores en la Universidad Politécnica de Cataluña y director del Barcelona Supercomputing Center, decía hace unos años que "la única opción que tiene Europa si quiere ser independiente en el ámbito de la supercomputación solamente pasa por desarrollar procesadores RISC-V. Y es una decisión política. No hay otra solución".
Con esta arquitectura se pueden crear superordenadores, procesadores más modestos para el consumo, equipos enfocados a la inteligencia artificial y SoC para móviles. A China, precisamente, todo esto le suena genial.
Y es que, que RISC-V sea un proyecto de hardware libre significa que cualquier empresa, institución o individuo puede realizar modificaciones sin pagar ningún tipo de canon a un tercero. Esto permite que sea mucho más barato y hasta un trabajo colectivo.
Como es libre, China puede adoptar perfectamente esta arquitectura para crear sus nuevos procesadores y, además, puede aprovecharse de las contribuciones externas para desarrollar sus equipos. Precisamente, eso es lo que Estados Unidos no quiere.
Como leemos en Reuters, miembros tanto del gobierno republicano como del demócrata están presionando al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para que tome medidas respecto a RISC-V. Alegan que se trata de un motivo de seguridad nacional e instan al Gobierno a imponer límites y restricciones a las empresas estadounidenses que trabajan con RISC-V.
El objetivo es que China no pueda valerse de lo que descubran y aporten los norteamericanos, pero ya hay voces que se están alzando contra esos posibles límites. Por ejemplo, la de Jack Kang, vicepresidente de desarrollo de negocios de SiFive que afirma que imponer límites al desarrollo de RISC-V "sería como prohibir trabajar en Internet, un error enorme en términos de tecnología, liderazgo, innovación y empleos".
Por su parte, Michael McCaul, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, afirmó que "el Partido Comunista Chino está abusando de RISC-V para eludir el dominio estadounidense de la propiedad intelectual necesaria para diseñar chips. Los estadounidenses no deberían apoyar una estrategia de transferencia de tecnología a la República Popular China que sirva para degradar las leyes de control de exportaciones".
Esto viene a decir que les preocupa que dejen de depender de la tecnología estadounidense y gracias a RISC-V empiecen a crear su tecnología para todo tipo de dispositivos con arquitecturas de última generación.
Huawei ya abraza la arquitectura RISC-V
Y, como puedes imaginar, una de las empresas que se puede beneficiar mucho de esto es Huawei. Como leemos en TomsHardware, en 2021 Huawei ya se encontraba desarrollando su primer diseño basado en RISC-V para eludir las restricciones estadounidenses.
No se trataba de un SoC para móviles, pero sí de una placa y un SoC similar a una Raspberry Pi con HarmonyOS como sistema operativo. Y China como país tiene claro que RISC-V es el futuro más inmediato.
En 2022 crearon un consorcio de empresas para desarrollar esta arquitectura y en la hoja de ruta más reciente, el gobierno Chino ha mostrado su compromiso con el desarrollo de maquinaria capaz de fabricar chips en litografías de última generación.
Veremos qué pasa, pero Estados Unidos tiene complicado, en esta ocasión, vetar a China de algo que es de uso libre, aunque está claro que tanto republicanos como demócratas van a presionar para dejar a China fuera de la fiesta.
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