Nuevo capítulo en esta telenovela que está siendo la guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China. Habitualmente, cuando hablamos de esto, nos centramos en el hardware, en los chips. Está claro que es un punto extremadamente importante porque occidente depende de China para algunas cosas -tierras raras- y China depende de occidente para potenciar su industria de semiconductores.
Ante los vetos de hardware y la imposibilidad de comprar las últimas máquinas para fabricar chips, China ha puesto en marcha un plan para desarrollar procesadores avanzados con máquinas antiguas, pero ¿qué pasaría si el siguiente paso del veto tecnológico no tiene que ver con el hardware, sino con los servicios? Eso es lo que proponen desde Estados Unidos: dejar a China fuera de los sistemas de procesamiento en la nube para el entrenamiento de la inteligencia artificial.
Los vetos van más allá de los chips: Estados Unidos apunta a los servidores físicos
Aquí hemos pasado del hardware, los microchips y los procesadores a la inteligencia artificial. La IA es algo que estamos viendo en todo, desde que el iPhone reconozca la raza de un perro de mi galería de fotos hasta los dispositivos que están basados en IA como Rabbit R1. Y no parece que esto vaya a ir a menos, sino todo lo contrario.
De una forma u otra, sea algo activo o algo pasivo, muchos ya utilizamos la inteligencia artificial o funciones basadas en IA en el día a día. Puede que nos demos cuenta de que algo tiene IA detrás o no, pero está claro que está ahí. Ahora bien, esa IA, o los modelos de esas inteligencias artificiales, mejor dicho, hay que entrenarlos.
Ahí es donde entran en juego los enormes servidores que empresas como Amazon, Google o Microsoft tienen distribuidos por el mundo. Esto se une a la computación en la nube, que no es más que un ordenador muy, muy potente que no tienes en casa, pero al que puedes conectarte para, por ejemplo, trabajar a diario.
Por ejemplo, algunos modelos de IA están alojados en los ordenadores de Google que funcionan como equipos remotos y podemos, desde casa, tener acceso a una potencia de cálculo bestial sin necesidad de un PC físico potente en nuestros hogares.
Dicho esto, desde China, evidentemente, también se utilizan estos equipos y, como leemos en TomsHardware, es algo que quieren impedir desde Estados Unidos. Gina Raimondo es la Secretaria de Comercio de la Administración estadounidense y un perfil muy beligerante a la hora de defender los intereses de su país.
Por ejemplo, Raimondo ha estado en el centro de la polémica con el Huawei Mate 60 Pro y, ahora, ha promovido una serie de acciones para bloquear el acceso de entidades chinas a la tecnología en la nube con sede en Estados Unidos:
"No podemos tener actores no estatales, como China o personas que no nos interesen, accediendo a nuestra nube para entrenar sus modelos". Esto, además, está ligado al veto físico de los procesadores: "utilizamos controles de exportación de chips y esos chips están en centros de datos estadounidenses, por lo que también tenemos que pensar en cerrar esa vía para evitar posibles actividades maliciosas".
Raimondo apela a la seguridad nacional, algo que ha estado en boca de las diferentes administraciones estadounidenses desde que empezó la guerra comercial y tecnológica con el veto a Huawei, pero además es una forma de mantener la supremacía tecnológica norteamericana (que se consiguen con máquinas europeas como las que ASML ha entregado recientemente a Intel).
Y, al final, como apuntan desde SCMP, esto es algo que podría repercutir seriamente en las cuentas de los tres grandes entes en este tipo de negocio. Que Amazon, Google o Microsoft no puedan tener empresas chinas como clientes es algo que afectaría a sus arcas.
De momento, no es algo cerrado, ya que esas grandes empresas que venden sus servicios deberían elaborar informes en los que detallen cualquier actividad sospechosa para entregarlos a Washington quienes, en ese momento, decidiría si cortar el grifo o no a los usuarios de dichos servicios.
Lo que está claro es que se ha hablado muchísimo de las consecuencias del veto en un sentido más físico, el de impedir que China acceda a la maquinaria o patentes occidentales, pero no se ha hablado tanto de algo tan importante en la actualidad como es la computación en la nube.
Ahora bien, esto todavía no está cerrado y, además, faltaría saber qué ocurrirá con las empresas que utilicen servidores en Europa, por ejemplo, si China podría acceder a ellos… o no.
Foto de portada | Microsoft
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