Estados Unidos se está esforzando estos últimos meses por impedir que la tecnología más puntera llegue a China. El objetivo es retrasar el desarrollo de la industria de los semiconductores en el gigante asiático, por lo que se está esforzando para que las máquinas de última generación de ASML, por ejemplo, no lleguen a su territorio.
Ahora bien, ¿qué pasa si no se utilizan los canales oficiales de compra, sino el contrabando? Eso es lo que ha estado pasando este tiempo, y se acaba de pillar a una empresa surcoreana que ha utilizado sus canales de distribución para enviar a China 96.000 semiconductores prohibidos por un total de más de 11,6 millones de dólares. Y lo peor es que son chips fabricados por empresas norteamericanas.
Más de 11,6 millones de dólares en semiconductores prohibidos
Aunque Estados Unidos y China llevan años inmersos en una guerra comercial y tecnológica, han sido estos últimos meses cuando el conflicto ha empezado a escalar. Hay diferentes factores, pero el resumen sería que ASML está empezando a distribuir unas máquinas de última generación inaccesibles para China o que China está apretando a occidente con el refinado de las tierras raras (y Europa se está viendo forzada a reaccionar).
También tenemos el Huawei Mate 60 Pro con piezas, según Estados Unidos, prohibidas y una serie de golpes entre ambas potencias para intentar debilitar la producción tecnológica de la contraria. Esto está llevando a Estados Unidos a aumentar la inversión en semiconductores (y a poner más sanciones a China) y a China a reforzar su industria.
Llegados a este punto, parece un conflicto que está lejos de resolverse, sobre todo cuando se están descubriendo puertas de entrada clandestinas de productos occidentales en China. Y es que, como leemos en el Business Korea, las autoridades aduaneras de Corea del Sur han detenido a ejecutivos de una empresa que estaba, directamente, relacionada con el contrabando de chips y circuitos integrados.
El problema no es sólo el contrabando, que evidentemente es ilegal, sino que se trata de semiconductores fabricados en Estados Unidos y que estaban, específicamente, clasificados como artículos estratégicos. Esto significa que, de ninguna de las maneras podían acabar en manos de las empresas chinas.
No se ha dado el nombre de la empresa, pero se sabe que el CEO y ejecutivos de la misma han sido detenidos por violar la Ley de Comercio Exterior, la Ley Aduanera y la Ley de Regulación del Encubrimiento de Bienes Provenientes de Actividades Delictivas. Además, llevan operando desde agosto de 2020 (pocos meses después de que se recrudeciera el conflicto con el veto a Huawei) y que se han realizado desde entonces 144 entregas a China mediante transporte aéreo sin declarar.
Estos chips fueron comprados bajo firma de un compromiso de no reexportación y con fuertes medidas y restricciones debido a su posible uso en la fabricación de armas de destrucción masiva. Y… ¿cómo la empresa surcoreana compró tantos chips? Pues inflando los pedidos y, posteriormente, los excedentes eran los que iban a parar al contrabando.
En definitiva, 96.000 semiconductores que pueden ser utilizados con fines militares y una empresa surcoreana que, aparte de los delitos ya comentados, se enfrenta a acusaciones de lavado de dinero, declaraciones aduaneras falsas y adulteración de documentos. En total, una larga lista de delitos.
Foto de portada | Alejandro Alcolea
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