Los procesadores no dejan de avanzar temporada tras temporada, y a cada año que pasa se obtienen distintas mejoras, algunas de las cuales suelen coincidir: se aumenta la potencia, se reduce el consumo energético. Es algo lógico, la tecnología evoluciona y también los métodos de fabricación, así que los móviles son cada vez más poderosos y la energía se maneja de forma más eficiente.
Sin embargo, ocurre que de cuando en cuando aparecen mirlos blancos, una expresión española que significa que aparecen hechos realmente inusuales. Y uno de ellos ocurrió en el año 2015, el año en que NVIDIA decidió poner en circulación un procesador para teléfonos móviles (y otros dispositivos) que ya supuso todo un hito entonces, pero que hemos sabido apreciar más aún con el paso de los años. Porque a día de hoy, en 2022, el NVIDIA Tegra X1 sigue siendo un peso pesado y la prueba es que es el SoC de la Nintendo Switch, por ejemplo. 7 años han pasado ya.
'Potencia de escritorio para smartphones'
El NVIDIA Tegra X1 supuso la última incursión de su fabricante en el terreno móvil (precedida por el Tegra K1), un procesador diseñado para equiparse en teléfonos móviles y que acabó a bordo de su NVIDIA Shield, un tablet 'gaming' que se adelantó varios años a la actual explosión de dispositivos móviles con Android que buscan exprimir al máximo los juegos. Y NVIDIA lo que hizo fue añadir bastante de su conocimiento previo en el mundo de los juegos.
El procesador llegó construido con tecnología de 20 nanómetros, muy lejos de los 5 nanómetros que ya vemos hoy con regularidad, y apostando por núcleos Cortex A57 y Cortex A53, los que hoy aún se usan para ahorro energético en chips (supuestamente) más potentes. Pero eso era únicamente hablando de la CPU. El auténtico potencial del chip de NVIDIA llegaba a bordo de su gráfica.
La GPU del NVIDIA Tegra X1 es una Maxwell, una con una velocidad de reloj de prácticamente 1GHz (1.000MHz en realidad) y que ya entonces era capaz de renderizar gráficos con resolución 4K de 3.840 x 2.160 píxeles. Eso sí, a 60fps pues sólo era compatible con pantallas de 60Hz. Pero si hablamos de los núcleos tenemos que indicar que la gráfica de este Tegra X1 tenía nada más y nada menos que 256 núcleos de renderizado. Una auténtica barbaridad (a nivel numérico) en comparación con los procesadores que hubo antes y que ha habido después.
Basta pasar un rato junto a un NVIDIA Shield para que parezca un dispositivo mucho más actual
Gracias a estos núcleos, a la potencia de la GPU, el NVIDIA Tegra X1 sí que fue un procesador 'gaming' con todas las letras, porque además la gráfica Maxwell heredaba la tecnología de sus GeForce GTX y suponía que el Tegra X1 era capaz de incorporar mejoras como VXGI, o 'Voxel Global Illumination'. También incorporaba, e incorpora, 'anti-aliasing multi-frame'. Tecnologías que hacen que a día de hoy, el Tegra X1 siga siendo todo un hueso de roer.
Basta con pasar un rato junto a uno de los dispositivos en los que se incorporó, como el NVIDIA Shield que aún exprime nuestro compañero Iván Linares, para darse cuenta de que el Tegra X1 fue y sigue siendo todo un señor procesador. Algo que nos hace echar de menos a NVIDIA en el mundo móvil, con los juegos que se disfrutan a día de hoy. Sobre todo ahora que AMD se sube al tren móvil de la mano del Exynos 2200 de los futuros Galaxy S22. Hace falta más competencia para elevar aún más el nivel, y NVIDIA
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