Esperábamos un nuevo procesador de la más alta gama en el Snapdragon Summit de este año y así fue. Lo que no sospechábamos era que Qualcomm subiría tanto la apuesta en su chip: nueva arquitectura, núcleos custom Oryon provenientes del PC y estreno del proceso de fabricación en 3 nm. La diana está clara: el Apple A18 Pro de los iPhone 16.
Cada nuevo Snapdragon de la familia 8 era lógicamente comparado con su equivalente Apple A en iPhone. Tras mis años comparando los mejores móviles que montaron dichos procesadores, Qualcomm siempre quedó por detrás en términos de potencia bruta, rendimiento gráfico y eficiencia. Apple lleva años demostrando que en el desarrollo de núcleos ARM lleva la delantera, y no sólo en smartphones: los Apple M que monta en ordenadores y tablets sacan los colores tanto a Qualcomm como a Intel y AMD. ¿Será 2024 el año en el que domine Snapdragon?
Qualcomm arriesga con núcleos Oryon de PC, “overclocking” y litografía de 3 nm
La primera sorpresa me la llevé por el cambio de nomenclatura: tras tres años asistiendo a las iteraciones de los «Gen», Qualcomm da un giro en su gama premium para traer la denominación Elite desde sus SoCS para PC. Esto demuestra la intención de ampliar la potencia en el sector smartphone, también el rendimiento gráfico. Y hay otro nombre propio que es clave en la apuesta: Oryon.
Los núcleos custom Oryon están basados en la arquitectura ARMv9. Dichos núcleos se estrenaron en el Snapdragon X Elite, un SoC destinado a rivalizar en potencia con los procesadores de ordenador y a superarlos a todos en eficiencia energética.
Dado el enfoque en potencia, los dos núcleos Oryon montados en el nuevo Snapdragon 8 Elite buscan subir las vueltas de cualquier Android que se decida a montarlos. Y Qualcomm ya da una cifra: hasta 4,32 GHz, todo un «overclock» desde los 4,2 GHz que lograba el Snapdragon X Elite en ordenadores (o los 3,4 GHz máximos del Snapdragon 8 Gen 3). En comparación, el Apple A18 Pro alcanza los 3,78 GHz en su pareja de núcleos de alta potencia (y ofrece otros cuatro de eficiencia, la arquitectura es hexacore).
Qualcomm decidió subir de vueltas su procesador estrella con la esperanza de vencer por fuerza bruta a sus oponentes, principalmente Apple. Sobre el papel todo indica que el Snapdragon 8 Elite va a dar la talla en pruebas de benchmark, también en la ejecución de juegos con alta carga gráfica, aunque está por ver cómo será la generación de temperatura. Qualcomm asegura que el SoC es un 40 % más eficiente que el modelo previo, y eso que la arquitectura no dispone de núcleos destinados a las tareas de baja carga de ejecución.
Traer núcleos Oryon, y mantener una arquitectura volcada en las altas prestaciones y con unas velocidades de reloj excesivamente altas para un smartphone, puede hacer que los teléfonos se calienten más de la cuenta. La litografía en 3 nm debería de favorecer la eficiencia, también los fabricantes acostumbran a montar disipadores pasivos que reducen el exceso de temperatura. Aunque Qualcomm no es ajena a procesadores calientes, que se lo pregunten al Snapdragon 888 fabricado en 5 nm.
Hasta que no podamos probar los primeros teléfonos, y ejecutemos pruebas de benchmark, no sabremos si la orientación de Qualcomm a la potencia de un ordenador le sienta bien a su mejor Snapdragon para smartphones. Y lo mismo a Apple se le ocurre la misma idea: no sería descabellado que los Apple M terminasen en los iPhone; previa adaptación a unas necesidades más contenidas, como ocurre con el propio Snapdragon 8 Elite.
Imagen de portada | Ángela Blanco
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