Soy una persona práctica, lo que aplicado a la tecnología me lleva a valorar las cosas por lo que ofrecen y no por lo que podrían ofrecer en un futuro. ¿Por qué esta declaración de intenciones? Porque las Apple Vision Pro tienen un potencial enorme, pero ahora me parecen mucho ruido y pocas nueces.
Llevamos años oyendo hablar de anillos inteligente e incluso viendo propuestas como la de Oura, pero este gadget para el dedo ya es toda una realidad en el mercado: está el Ultrahuman Ring Air, el Amazfit Helio Ring y por fin ha llegado (aunque con matices) el más esperado de todos, el Samsung Galaxy Ring. Puede que haya sido el último en llegar (de hecho, técnicamente no ha llegado a España ni lo hará en un futuro inmediato), pero el anillo inteligente de Samsung me parece el más interesante de los que hay.
Tengo tres razones para pensarlo: la confianza que me da la marca y su experiencia, lo completo de su propuesta sensórica y que está libre de suscripciones, un caramelo envenenado que personalmente me echa para atrás. Sin embargo, no es para mí y aunque estuviera disponible aquí, no me lo compraría.
Tres colores, nueve tallas y un único diseño que disuade
No soy una mujer que acostumbre a llevar muchas joyas, pero alguna que otra cae. Me gustan sencillas, cómodas y minimalistas y sé que esto es algo totalmente personal y que otra gente prefiere alhajas grandes y voluminosas. Sea como sea, el Samsung Galaxy Ring no me ha entrado por los ojos simple y llanamente porque es tosco.
No creo que existan joyas diseñadas para un género específico, en tanto en cuanto para gustos los colores, pero luce como otros tantos anillos grandotes de líneas algo bastas y que sobre todo he visto en caballeros. Si tienes los dedos pequeños, más a mi favor.
Ya que una de las virtudes del anillo inteligente es poderlo llevar de forma discreta y que no moleste (por ejemplo, servidora duerme sin reloj porque me incomoda), lo suyo sería disponer al menos de un par de diseños y que uno fuera más estilizado. Entiendo que es una primera generación, pero espero que un wearable que voy a llevar siempre y que se enmarca dentro de las joyas, debería ofrecer más versatilidad para encajar mejor en mi estilo.
Sí, obviamente esto penalizaría a la batería, como ya sucede con sus las dos tallas de sus relojes, pero con una buena carga rápida y un eficiente modo de bajo consumo, apañado.
Un precio alto para lo que ofrece
Tengo claro que el factor de forma y la novedad tienen un precio, pero cuando ofrece menos que un reloj inteligente por más dinero, eso pasa factura. Y es que 449 euros son muchos euros y por precio se coloca por encima de la práctica totalidad de smartwatch de uso general (salvo los Watch).
Si lo comparamos por ejemplo con su hermano el Samsung Galaxy Watch 7, la realidad es que no tiene pantalla, no GPS, ni hace ECG, ni puedes ver la hora, ni instalar apps... ¿qué ganas entonces? Discreción y más autonomía. Porque tampoco es que sea revolucionario en cuanto a métricas.
No son muchas virtudes pero sí son importantes y la verdad, se postula a ser una variante de las pulseras inteligentes respecto a los smarwatch, que cuya batería también dura más (simplemente porque son más sencillas) y más cómodas y discretas. Pero claro, lo raro es encontrar una pulsera que supere los 100 euros.
Y ahí veo un nicho con todo el sentido: gente que quiera medir su actividad y salud de forma más cómoda y recurriendo al móvil, pero pagando menos al ser algo menos completo que un reloj. Entiendo que los materiales, al ser más premium, encarecen el producto, pero un Samsung Galaxy Ring Fe de acero por la tercera parte de su precio sí que sería una gadget goloso para mí. Imagino que esta es una primera generación y que es cuestión de tiempo que los precios bajen. Cuando eso pase, entonces sí: me pondré el anillo.
Portada | Jose García (Xataka)
En Xataka Móvil | Qué puede hacer el Samsung Galaxy Ring que no haga ya un reloj inteligente (y viceversa)
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