2017 nos ha dejado grandes teléfonos que recordaremos durante años, algunos de los cuales han supuesto saltos importantes dentro de sus propios catálogos. Pero sin duda, ha sido el año de las nuevas tendencias tanto en funcionalidades como en diseños, algunas nacidas con anterioridad pero modificadas, potenciadas y definitivamente implantadas como norma a lo largo de todo el año.
Ahora que estamos en los albores de la Navidad y que tenemos el cierre del año a la vuelta de la esquina, hagamos un ejercicio de memoria y recopilación para condensar en un artículo cuánto y cómo cambió el ecosistema móvil en este año. Se hace cada temporada pero este 2017 quedará, casi con toda seguridad, como uno de los años que más se redibujó el teléfono móvil. Veamos cómo será el futuro una vez entremos en 2018.
Las cámaras duales
Tal y como comentábamos, algunos de los componentes que han triunfado este año y han llegado para quedarse son ya antiguos. LG y HTC lo hacían hace tiempo pero fueron HTC y Apple, con sus lentes especialistas, sus zoom ópticos y sus modos Retrato los que dijeron al resto del mercado que las cámaras duales merecían la pena, y el 2017 ha sido el año de la auténtica invasión.
Desde las propuestas de LG con lentes con gran angular hasta las citadas lentes especialistas para blanco y negro de Huawei que también montó Nokia, pasando por el zoom óptico y el modo Retrato que cada fabricante ha implantado a su manera. En 2017 hemos visto llegar no pocos teléfonos con cámara dual, incluidas gamas en las que no esperaríamos encontrar mejoras de este tipo.
Pero no contentos con ello, las cámaras duales también empiezan a invadir los frontales. Fotografías normales con efecto de profundidad y ahora también selfies. Las cámaras móviles han cambiado para siempre y hasta que los sensores Dual Pixel no se exploten en condiciones, parece que así será. Lo han dibujado 2016 y 2017 y, salvo que alguien lo cambie, el futuro móvil será dual.
Realidad aumentada
Ya que estamos en las cámaras, quedémonos con la forma en que éstas leen el entorno y qué son capaces de hacer con él. La realidad aumentada lleva años entre nosotros pero nunca había encontrado el caldo de cultivo ideal para prosperar. Un caldo que incluía cámaras de calidad y también procesadores capaces de generar todos los datos necesarios para explotarla.
Por si fuese poco, tanto Apple como Google han puesto un grano de arena del tamaño de una playa en el mercado: la estandarización. Para abrir brecha, ARKit por parte de Apple. Para que nadie tenga que hacer la guerra por su cuenta, ARCore del lado de Google y adiós a Project Tango. El software para hacer realidad las muchas aplicaciones que ya existen y las que están por llegar.
Tal vez porque la mejor forma de que una tecnología triunfe pasa por ponerla a disposición de todos, y ahora cualquier desarrollado que quiera puede acceder a las herramientas de software necesarias para crear. Y 2018 puede que sea el año de la invasión de los usos de la realidad aumentada, aunque posiblemente domine el mercado de los juegos.
La inteligencia artificial
HAL 9000, un trasunto de IBM, daba instrucciones a David Bowman en 2001: Una odisea del espacio, y ahora tenemos inteligencias artificiales incipientes en nuestros teléfonos móviles. Algo que llevamos años viendo llegar en forma de software para jugar al GO y demás experimentos llevados a cabo con estos sistemas. La inteligencia artificial ha llegado para quedarse.
ARM puso la primera piedra cuando diseñó sus nuevos clústeres DynamIQ y poco a poco se han ido implementando, pero ya están aquí. Inteligencia artificial, aprendizaje máquina o como queramos llamarlo. A bordo del Apple A11 Bionic, del Snapdragon 845 y también del Kirin 970. Procesadores diseñados para recibir apoyo por parte del software más avanzado que hemos conocido en el ecosistema móvil hasta el momento.
Por ahora lo que tenemos es apoyo para distintas ejecuciones de código, ayuda para que las cámaras sean mejores tanto en baja luz como con luz normal y mejoras en la fluidez de los teléfonos. Ya se verá hasta dónde llega pero hay una cosa clara, no habrá chip sin inteligencia artificial de apoyo a partir de ahora y sus usos son inimaginables. 2017 ha sido el momento en el que los smartphones empezarán a hacer honor a su hombre: serán realmente smart.
Las pantallas 18:9
No hablaremos de pantallas sin marcos, o de pantallas con marcos reducidos, porque cada fabricante entiende esta desaparición de los marcos de una forma distinta. Por lo general, casi todos juegan con porcentajes de aprovechamiento de los frontales por encima del 80%, pero casi todos están coincidiendo en un punto común: era hora de alargar las pantallas.
Dejamos atrás las pantallas 4:3 hace mucho y se impusieron las de 16:9, con algunos insertos por el camino, y ahora todo gira hacia los 18:9. O hacia el 2:1. Pantallas cuyo alto es el doble que el año y que aprovechan la reducción de los marcos para ofrecer teléfonos con prácticamente las mismas dimensiones. Cada fabricante resuelve la falta de espacio frontal como puede, bien moviendo piezas o prescindiendo de ellas, pero casi todos están ya montando paneles 18:9.
Tanto es así que 2017 ha sido el del nacimiento de las nuevas resoluciones. La llegada de los Plus, como HD Plus, FullHD Plus, o QHD Plus. Una forma de decir que la pantalla se estira y hay que rellenar el nuevo trozo pero sin variar, apenas, la densidad. Si no os gustan estos formatos tendréis un problema, serán dominantes antes de lo que parece. De aquí a pocos años, de hecho, si los analistas aciertan en su predicción.
Reconocimiento facial con profundidad
Cerramos con el reconocimiento facial porque fue el último en llegar, pero no porque sea el menos importante. Durante años, Apple ha trabajado en su FaceID para poder prescindir de los lectores de huellas. Afirman que el nuevo sistema es más veloz y seguro, y tal vez sea así o tal vez no, pero lo que ha provocado es que el resto del mercado se ponga manos a la obra.
Qualcomm ya cuenta con su propio sistema y otros fabricantes trabajan en sus propias soluciones, y queda patente que pronto serán pocos los teléfonos que no ofrezcan un reconocimiento facial avanzado, imposible de hackear con una simple fotografía. 2018 puede ser el año del desembarco de casi todos estos sistemas, y de hecho ya hemos visto alguno llegar como el del OnePlus 5T.
Ya se verá si estos sistemas han nacido para prescindir de los lectores de huellas de forma definitiva, o si éstos solamente se esconderán tras la pantalla para servir de complemento. Lo que está claro es que 2017 ha sido el año de la llegada de la lectura de rostros en tres dimensiones, y que se acabará imponiendo. Tiempo al tiempo.
Nadie sabe qué pasará el año que viene, sólo podemos aventurar que las propuestas de este 2017 se expandirán como el agua, aprovechando cada resquicio para seguir avanzando. Pero dado el nivel actual de la industria, y sabiendo qué ha llegado a lo largo de este año que ahora muere, no podemos sino estar emocionados por lo que pueda llegar en 2018. Felices fiestas a todos los laboratorios de I+D+i del planeta.
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