La mía con los relojes inteligentes es una historia de amor que ha ido evolucionando con el tiempo. Empecé con el Apple Watch porque Apple es mi ecosistema personal y quedé en general bastante satisfecha: me gustaba su diseño neutro y contenido y la experiencia de uso y funciones, pero no su paupérrima batería.
De los modelos estándar pasé al SE y también contenta, pero con peros: no echaba de menos las funciones que perdía, pero sí que conforme he ido probando otros relojes como el OnePlus Watch 2R o el Huawei Watch GT 5 Pro he descubierto que echo en falta, agradezco y puedo llevar bien una pantalla más grande.
Sin embargo, si hay algo que he echado verdaderamente de menos y envidiado, eso ha sido su autonomía: pasar de cargarlo a diario a hacerlo como mucho dos veces a la semana en el peor de los casos. En el de Huawei, en un mes apenas tres veces. Una diferencia de autonomía que saca los colores.
Teniendo en cuenta que soy bastante deportista y que ese formato rectangular me parece más cómodo en la muñeca, una idea cruzó mi cabeza: va tocando renovar mi smartwatch ya, así que en mi cumpleaños me regalaré el Apple Watch Ultra 2. Entonces llegó el Apple Watch 10 y empezaron las dudas.
Nuevo diseño. Más pantalla. Mismo precio
Que los Apple Watch hayan cambiado tan poco estéticamente en los últimos años hizo que me fuera a un SE sin pensármelo demasiado, pero con el Apple Watch 10 la cosa cambia: tiene un diseño más fino y una pantalla más grande.
Pero ojo, no se queda aquí la cosa: el Apple Watch Series 10 de 46 mm tiene más pantalla que el Ultra 2. Como matiza mi compañero Javier Lacort, son 1.220 mm² de pantalla frente a 1.185 mm² del modelo más Pro. Ojo, no confundir pantalla con caja.
Más información y una pantalla de mucha calidad sin pagar el peaje de llevar una sartén en mi muñeca. Esto adquiere especial importancia habida cuenta que soy mujer y, aunque cada vez más me gustan las pantallas grandes, puede hacerse incómodo llevar un reloj demasiado voluminoso.
Recapitulando, si el Apple Watch 10 tiene la pantalla más grande y la caja más pequeña que el Ultra 2 y además cuesta casi la mitad (479 euros frente a 899 euros), entonces lo tengo prácticamente claro: es mi próxima compra maestra. Entonces llegaron los problemas, más concretamente: la duración de la batería.
El Apple Watch 10 tiene una autonomía teórica de 18 horas frente a las 36 del Ultra 2 (72h con el modo ahorro). En pocas palabras, el Ultra como poco duplica la batería. ¿Estoy dispuesta a pagar casi el doble por el doble de batería? Son más de 400 euros de diferencia.
La anterior es una pregunta trampa: no solo es cuestión de batería. Entre otras cosas, el Apple Watch Ultra 2 tiene además carcasa de titanio (si optamos por este material en el Watch 10, el precio sube a 799 euros), eSIM, una pantalla más brillante, algo más de sensórica... Por otro lado, el Watch 10 es más estilizado, tiene un procesador más moderno, es más barato, entre otras.
La cuestión no es tanto comparar características en frío sino coger las que me interesan. Y aquí el resumen era ese: pagar casi el doble por el doble de autonomía. Lo que me queda claro es que la estrategia de producto de Apple en este segmento se difumina y me explico: hay características que son interesantes para un nicho concreto de personas (por ejemplo, el acabado de titanio) y otras que agradecemos la mayoría, como la autonomía.
Con esto en mente, creo que el Apple Watch 10 sale como claro vencedor, restringiendo el modelo Ultra a deportistas y quienes quieran más batería a toda costa.
Portada | Ricardo Aguilar
En Xataka Móvil | Los mejores relojes inteligentes: cuál comprar y modelos recomendados
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