¿Recordáis unas declaraciones realizadas por César Alierta, presidente ejecutivo de Telefónica, en las que solicitaba un cobro a Google por usar sus redes? Pues ya vuelve a ponerse el tema sobre la mesa. Esta vez no sólo por parte de Telefónica, sino también de otros grandes ISP europeos: Deutcsche Telecom, France Telecom y Telecom Italia.
Estos cuatro gigantes de las telecomunicaciones han presentado un informe (financiado por ellos mismos) en los que pintan un futuro muy negro, para ellos. En resumidas cuentas dicen que no es posible seguir soportando el tráfico generado por servicios como Netflix o YouTube, que generan un tráfico de datos enorme y que a futuro no garantiza la estabilidad del servicio en las horas punta.
En este mismo informe se ofrecen (muy humildemente seguro) cuatro medidas a tomar para evitar este problema que tanto preocupa a los ISP.
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Aumentar la factura de los clientes finales (es decir, nosotros) en unos 6 euros mensuales.
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Aumentar en 5 céntimos de euro por gigabyte transferido el costo a las empresas a las que proveen servicio. Siendo el aumento de 3,03 euros por gygabyte si hablamos de redes móviles.
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Permitir la priorización de tráfico bajo pago.
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Instalar más ?servicios controlados? en los extremos del túnel IP.
Resumiendo de nuevo, lo que quieren es cobrar más y controlar más aún que servicios utilizan sus redes en cada momento, lo cual no deja de ser tan ridículo como ofensivo.
El Internet comercial es relativamente joven, pero en sus años de vida ha vivido una evolución tan brutal como vertiginosa basada principalmente en las tecnologías de comunicación y en el contenido que se deseaba comunicar. En los primeros años era simple texto, ahora es música y vídeo en alta definición.
Lo que Telefónica está diciendo, junto con las otros tres grandes ISP europeos, es que no pueden soportar esta evolución y para hacerlo necesitan más dinero. Pues lo siento mucho pero como usuario de un ISP ese es su problema y debe solucionarlo con el dinero que le proveen sus clientes actualmente.
En España no nos cansamos de repetir que nuestra conexión a Internet es cara, muy cara, comparada con la del resto de Europa (y parte del mundo). Suena a chiste malo que ahora vengan enarbolando en la mano un informe de dudosa credibilidad y pidiendo más dinero para mantener el servicio actual.
Sin duda, si estas ambiciosas medidas llegaran a materializarse alguna vez, se encontrarían con más de una voz opositora, y no sólo del público sino de grandes empresas que tienen la red como su terreno de acción empresarial.
Personalmente creo que detrás de estas “fundadas” peticiones simplemente se encuentra una manera torpemente cubierta de intentar suplir pérdidas económicas, las cuales tampoco son nuestra culpa, sino de una gestión empresarial deficiente y cuya única solución debe quedar dentro de los muros de la misma empresa.
Vía | Arstechnica
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