En los últimos años hemos asistido a un reguero de fusiones o compras en distintos países europeos. Telefónica está cerrando su salida de Inglaterra con la venta de O2 a Three, al igual que hizo en Irlanda, mientras en Alemania se hacía con e-plus y en España hemos visto como primero Vodafone compraba ONO, lo que obligó a Orange a hacerse con Jazztel para no quedase atrás.
Pero en más de una ocasión hemos visto como las condiciones que imponían los reguladores han sido bastante duras, como les ha ocurrido a Telefónica en Alemania o a Orange en el caso español. Y ha llegado un punto en el que esas condiciones han llegado a tal punto que han echado por tierra una operación, como la que estaban preparando TeliaSonera y Telenor en Dinamarca.
La Unión Europea siempre está vigilante ante cualquier movimiento de fusiones o compras que realicen los operadores. Desde Bruselas son muy precavidos con la competencia, intentando siempre que si se da una operación entre empresas el país siempre mantenga un nivel alto de competencia, que según ellos se traduce en la presencia de al menos cuatro grandes con red propia.
Europa quería un cuarto operador móvil, TeliaSonera dice que son los usuarios los que salen perdiendo
Y por lo visto esa ha sido la razón que ha llevado a TeliaSonera, dueña de Yoigo, y Telenor (puede que la recordéis por Tele2) a desestimar sus intenciones de llevar a cabo la fusión de sus negocios en Dinamarca. Las declaraciones de la comisaria europea de competencia, Margrethe Vestager, han sido claras, era necesaria la creación de un cuarto operador y las condiciones aceptadas por ambas partes no lo aseguraban. Vestager ha llegado a asegurar que desde la UE estaban listos para bloquear la transacción.
Con este escenario TeliaSonera ha emitido un duro comunicado, en el que aseguran que el acuerdo alcanzado con su rival de haberse cerrado habría incrementado las inversiones en redes y tecnología, en beneficio de los clientes. Según ellos, habrían disfrutado de mejores coberturas y velocidades con la fusión de dos competidores.
Consolidación sí, competencia también
Con el final de esta historia queda claro, por si no lo estaba ya, que Europa no quiere consolidación a cualquier precio. Se habla mucho de que se necesitan empresas europeas más grandes, para enfrentarse a los colosos que vienen tanto de Estados Unidos como del continente asiático. Pero los reguladores no están dispuestos que ese reforzamiento de las empresas del viejo continente dañen a la competencia.
Por España ya vimos como Vodafone no tuvo problemas a la hora de comprar ONO, pero Orange sí que se tuvo que enfrentar a duras condiciones. La reducción de cuatro a tres grandes operadores convergentes hizo que desde Europa se impusiese la venta de la red FTTH redundante y el alquiler de la red de ADSL de Jazztel, que a falta de la última aprobación caerá en manos de MÁSMÓV!L, tras la renuncia de Yoigo.
Precisamente, este caso también puede valer como espejo por si hay alguien interesado en la compra de Yoigo. Si esta se vendiese a un operador de red ya presente en España, las condiciones seguramente llevarían al comprador a ceder las licencias de espectro de la comprada a tercer operador, por lo que el mayor valor de la compra sería la cartera de clientes. Seguro que más de uno ha tomado nota.
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