Hace unos meses nos hacíamos eco de que la India hacía algo más que carraspear en cuanto a su peso en el mercado del móvil y le quitaba el segundo puesto en el podium nada más y nada menos que a Estados Unidos. ¿En el primer puesto? Una férrea China que, pese a un estancamiento local y global del mercado, sigue siendo determinante en esta industria. Y el hecho de que Asia se lleve los laureles no es ni mucho menos casualidad.
Según sabemos por TechCrunch que la región Asia-Pacífico es líder en número de conexiones inalámbricas y que la mitad de contratos de móvil pertenecen a esta zona. Unos datos que se deben a un ascenso bastante llamativo teniendo en cuenta que en un principio a esta región se le dedicaba menos de un tercio del gasto en marketing global. Y puede que, de hecho, lo de no basarse en el marketing tenga que ver con su éxito.
Antes, recordemos (por si a caso). La región Asia-Pacífico engloba a los países que se hallan cerca de dicho océano en su vertiente occidental. Aunque su área no está establecida y es variable según lo que se considere, incluye Oceanía y el este y sudeste de Asia, esto es: Samoa Americana, Australia, Brunéi, Camboya, China, Indonesia, Corea del Norte, Laos, Macao, Malasia, Mongolia, Birmania, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Filipinas, Manila, Singapur, Taiwán, Tailandia y Vietnam. En ocasiones también se incluye Rusia y países de la costa este del Pacífico.
Matemáticas básicas: mayor densidad = mayor penetración
De vez en cuando hacemos repaso de cómo va el mercado gracias a los análisis y datos que empresas como IDC o TrendForce se encargan de acercarnos, sobre todo por la opacidad que los fabricantes suelen manifestar en este sentido. Y un dato que en ocasiones nos llega más allá del número de distribuciones y cuota de mercado es la penetración que tiene el smartphone en algunos mercados, y lo habitual es que aquí destaque algún país considerado mercado emergente.
Lo vimos en su momento en África, que según el estudio que realizaba Ericsson el verano pasado mostraba un incremento considerable, y también en países como Taiwán (reflejado en la adopción de servicios como LINE) o la India. Este país en concreto es el claro ejemplo de lo exponencial de la penetración del smartphone en la sociedad, por el alto porcentaje de población rural (y, por tanto, con menos recursos tecnológicos) y por la tasa de adopción que estamos viendo en los últimos meses, algo que no es de extrañar si juntamos el boom de fabricantes low-cost con esta población "virgen" de móviles: blanco y en botella.
Diferentes métodos
Algo que ha quedado patente con los años en cómo se obtienen los beneficios, y que probablemente haya tenido que ver en la distinta velocidad e intensidad de crecimiento entre occidente y oriente, es que hay dos tendencias bien diferenciadas. Así como las empresas occidentales suelen tirar por el modelo de la publicidad y obtienen la mayor parte de sus beneficios por ésta (alrededor del 90% en el caso de Alphabet y Facebook, como nos recuerdan en TechCrunch), las orientales recurren a nutrir sus productos ampliando lo que ofrecen y sacándoles partido.
Lo vimos al hablar de cómo obtiene sus ingresos la competencia directa de WhatsApp. Comentamos ejemplos como WeChat o LINE, cuyos beneficios vienen en gran parte de las compras in-app ya sea de stickers o juegos. Obviamente también recurren a la publicidad, pero proporcionalmente es menor y no es la base de la monetización.
Esto tiene una consecuencia en paralelo más allá de qué da dinero: el hecho de afianzar y adquirir usuarios. Hace un tiempo el CEO de Kik, Ted Livingston, explicaba su intención de tomar el camino de WeChat para ser su equivalente occidental. ¿Qué significa esto? Ser más que una app para chatear, ser una plataforma, un "lugar" al que acudir para hacer compras o para gestionar la economía. Y aquí un target muy claro y jugoso son los usuarios que adquieren su primer móvil y su primer de todo:
[Los adolescentes] No han decidido aún su banco, dónde comprar o a qué jugar, pero todos chatean
Un primer contacto puede suponer un vínculo fuerte que al final se traduce en ingresos
Algo que no sólo ocurre en adolescentes, sobre todo si trasladamos esa entrada al mundo tecnológico a lo que explicábamos antes de la población con menos recursos. Retomando el ejemplo de la India, la población rural supone alrededor del 70%, y eso se traduce en muchas primeras adopciones de un terminal y de sus servicios. Un primer contacto con WeChat o una plataforma similar puede suponer un vínculo fuerte y una confianza que al final se traduce en ingresos (si hay una buena gestión).
Aprender unos de otros
Las diferencias entre unos usuarios potenciales y otros son muy diferentes más allá de la distribución geográfica, partiendo de hechos como el que comentábamos del porcentaje de población rural o el alcance de las infraestructuras que proporcionan red. Esto condicionó que el crecimiento de la industria del móvil se diese a distintas velocidades y que el auge en la región de Asia-Pacífico sucediese posteriormente al de occidente en general, pero lo que ya es un hecho desde hace tiempo es el peso y la influencia de esta zona, sobre todo con países como China o India que representan alrededor del 40% de la población mundial.
¿Funcionaría mejor el modelo empresarial asiático en occidente y viceversa? Probablemente no tal cual, por estas mismas diferencias socioeconómicas, pero lo que sí tendría sentido es echar un ojo para coger ideas como hizo en su momento el CEO de Kik para crecer en el propio mercado (y no le está yendo mal). Veremos cómo evoluciona el podium a lo largo de este año.
En Xataka Móvil | India pasa a ser el segundo mercado más potente de smartphones desbancando a Estados Unidos
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