El mercado de las telecomunicaciones hace tiempo que tiende al low cost. Así lo demuestran los datos de la CNMC, que indican que los usuarios prefieren optar por soluciones más sencillas y baratas; y también lo demuestran los operadores, que han acabado por entrar en una guerra de precios que era impensable hace no tanto tiempo.
¿Las consecuencias? La más evidente es que los usuarios podemos pagar mucho menos por los mismos o mejores servicios. Pero Telefónica, Vodafone y Orange están ingresando menos, así que para adaptarse al nuevo entorno competitivo y reducir costes, están ajustando sus plantillas, simplificando sus estructuras, y conteniendo sus inversiones, lo que deriva en otro tipo de consecuencias y riesgos para los usuarios a medio y largo plazo.
Llegamos a esta situación en parte, porque históricamente, Europa ha sido más proclive al fomento de la competencia y no tanto la concentración de operadores. Aunque últimamente Bruselas parece mostrarse más favorable ante la insistencia de las teleco europeas, que ven como en América y China, el mercado se reparte principalmente entre tres operadores.
Pero de momento, la situación del mercado español es la que es, con cuatro grandes teleco, y otros tantos operadores como Digi, Adamo o Avatel compitiendo fuerte por la quinta y siguientes posiciones, apostando por una estrategia low cost que sigue tirando los precios. Para intentar frenar, otra vez, esta deriva, los principales operadores se muestran abiertamente favorables de una mayor consolidación del mercado que reduzca el número de competidores y permita frenar la caída de ingresos de todo el sector. Pero la última gran compra la hizo MásMóvil al adquirir el Grupo Euskaltel, y de momento no se atisban nuevas fusiones a corto plazo, salvo sorpresa de última hora.
La calidad del las redes, en peligro
Mientras se hace realidad el sueño de las teleco, las compañías buscan ganar flexibilidad para poder competir en igualdad de condiciones con el modelo low cost que más éxito tiene. Y eso ha significado una mayor destrucción de empleo en todos los ámbitos, que también afecta y afectará a los usuarios.
La desaparición de tiendas cercanas supone que habrá que desplazarse o esperar para poder realizar gestiones que hasta ahora eran inmediatas, también en casos donde se agradece la rapidez, como cuando hay que renovar una tarjeta SIM defectuosa o por pérdida. Un proceso que en tienda es inmediato, y no te deja 'colgado' sin línea hasta recibir la SIM por correo ordinario.
Como en otros sectores, en telecomunicaciones también se apuesta por una mayor autogestión y la eliminación de intermediarios. Buena parte de las gestiones que se facilitan en las tiendas y en los servicios de atención al cliente, cada vez será más habitual que sea el cliente quien las realice desde su área privada.
Con los ingresos a la baja, las inversiones también están siendo reducidas. Y eso no sólo afecta a la ralentización de la llegada de las redes del futuro con 5G SA y fibra con XGS-PON, sino que el mantenimiento de las actuales redes 4G y de fibra puede verse afectado con una caída en la calidad, que acabaría resintiéndose tarde o temprano.
Reorientar las inversiones para evitar los peores augurios
Que España sea uno de los referentes europeos en despliegues de fibra y 4G, no significa que su calidad lo vaya a seguir siendo en un futuro sin el correcto mantenimiento. Y sin un 5G SA en condiciones, la industria del futuro será la otra gran perjudicada.
Telefónica, Vodafone, Orange y MásMóvil quieren menos competencia en el mercado, pero serán los reguladores quienes tienen que encontrar el equilibrio para mantener el justo nivel de competencia entre operadores, que fomente la inversión en mejores servicios y vele por unos precios ajustados para los usuarios. Mientras eso ocurre, si es que llega a ocurrir, ¿qué otras posibilidades quedan?
No todo son malas expectativas. En la búsqueda de la mejora en la eficiencia de las inversiones, los operadores cada vez están más abiertos a mayores acuerdos para el despliegue compartido de infraestructuras redes y móviles, que agilizará la llegada de las redes de nueva generación a las zonas menos rentables. Hay varios ejemplos de redes compartidas en redes de fibra y otro acuerdo de calado entre Vodafone y Orange para el despliegue de 5G.
Otra posibilidad menos explorada por los operadores sería cambiar las prioridades y concentrar el grueso de inversiones en los servicios más básicos, como el despliegue de redes. Vodafone lo hizo cuando abandonó la emisión del fútbol, y hoy es el operador que más clientes de televisión gana y el líder en líneas IoT. Pero no es una decisión fácil y tampoco parece que Telefónica esté por la labor de perder el contenido premium tan característico de su oferta.
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