Los fabricantes de teléfonos móviles necesitan ciertos reclamos con los que crear a los usuarios una nueva necesidad, haciendo que adquiramos sus productos. En los últimos años, hemos visto dos guerras bien diferenciadas, ambas enfocadas en la venta: la guerra de los megapíxeles y la guerra de los hercios. Os podéis imaginar fácilmente de qué se trataban. De hecho, la de los megapíxeles que tiene más tiempo sigue vigente, y por eso vemos sensores de cientos de megapíxeles (que se aprovechan para ejecutar la técnica del Pixel Binning).
Muy parecido es el caso de la tasa de refresco, que nos ha dejado con cifras altas incluso en la gama media, y realmente se agradece. Sin embargo, algo que llevan los usuarios pidiendo tantos años como existen los smartphones es una revolución en un apartado muy sensible: la batería y la autonomía que proporcionan. Necesitamos nuestro smartphone operativo las 24 horas, por ello que buscamos soluciones a los problemas de batería que impiden que los utilicemos sin preocuparnos. Y puede que no esté tan lejos como parece.
La autonomía de los móviles actuales es superior a la de hace unos años, pero...
Un hecho irrefutable es que la autonomía de los smartphones de hoy en día, es superior a la que teníamos hace cinco o seis años. Ya no comparamos con auténticas reliquias de época como un Nexus 5 (que cumple 10 años) o un Samsung Galaxy S5, porque en ese momento era realmente terrible.
Ya es más común que cualquier móvil incorpore más de 4.000 mAh, lo cual nos proporciona una autonomía decente, e incluso vemos nuevas opciones que equipan baterías con capacidades superiores como los recientes OnePlus Nord CE3 Lite o Realme C55. El recién presentado Realme GT Neo 5 SE aumenta más la apuesta hasta los 5.500 mAh. Sin embargo, no es todo lo que debemos pedir.
Por suerte, a esta mejora en la autonomía se ha sumado un nuevo aliado: la carga rápida. Y tengo que decir que a título personal no me vale de nada. Sí pienso que es útil para muchos usuarios, pero no va conmigo. Porque aunque nos permita extender la autonomía con apenas minutos de carga, realmente tiene que pasar por el enchufe.
Puedo parecer un retestinado (aunque no en el trabajo), y nada más lejos de la realidad. No obstante, usar la carga rápida necesita que el móvil permanezca en un lugar determinado y el tiempo suficiente para ganar la autonomía que requerimos. No digamos nada de usarlo mientras se carga a tropecientos vatios, porque el calor es el peor enemigo de tu móvil.
Puede ser que para ti tampoco cobre demasiado sentido si pasas el día fuera de casa, sin posibilidad de encontrar tomas de corriente, y con pocas ganas de llevar encima un cargador algo aparatoso. Esto nos lleva de vuelta al tema original, merecemos una revolución en las baterías, te doy mis razones y algo de teoría sobre lo que parece ser que traerá el futuro.
¿La revolución de las baterías? Hacia dónde se mueve la industria
Comenzaré hablando de las tendencias que están sonando fuerte para la mejora de las baterías del futuro. Una de estas, ya está disponible en un teléfono comercial, sin embargo no podemos adquirirlo en tierras europeas. Hablamos de las baterías de silicio y carbono que parecen ser un rayo de esperanza en este estancado apartado.
Este tipo de pilas se apoyan en el silicio para ganar capacidad de almacenamiento de energía, y en el carbono para mejorar la estabilidad y vida útil. No es la gran revolución (y está por ver si llega a más smartphones y fabricantes), pero no está nada mal. Al menos vemos algunos avances significativos, como un 12,8% más de energía en estas novedosas baterías.
Y más allá de la investigación en baterías para vehículos eléctricos, que no queda claro si podría ser aprovechada para teléfonos móviles, no encontramos otras alternativas en desarrollo ni que sean viables. Si acaso algún experimento raro, una batería en prototipo de Xiaomi y la eterna promesa del grafeno, ahora eclipsado por el borofeno.
Ahora bien, en un escenario que no pinta demasiado esperanzador, entra en juego algo que no habíamos considerado: las baterías extraíbles. Igual piensas que me he vuelto loco al pensar que vayan a volver, pero lo cierto es que hay una posibilidad. Como contamos a finales del año pasado, la Unión Europea está dando vueltas a las regulaciones de los dispositivos electrónicos, y en esto se incluyen baterías que sean fácilmente sustituibles.
Es más, Europa quiere que reparemos nosotros mismos nuestros dispositivos y ya hay fabricantes que han abierto su propio servicio de autorreparación, como Apple. Quizá no consigamos tener una batería infinita y futurista, pero la revolución puede venir por aquí. Es mucho más sencillo abrir una tapa y colocar una nueva pila, antes que dejar el móvil conectado a la corriente.
No cabe duda de a los usuarios no nos queda otra que "tragar" con lo que las grandes tecnológicas quieren... Todo empezó con el fin de las baterías extraíbles, luego vino el adiós al conector de auriculares, y ahí seguimos enganchados al smartphone que nos ha costado cientos (sino miles) de euros. Es por ello, que como campeones nos hemos ganado una revolución en este apartado, y venga de donde venga, la necesitamos.
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