Los móviles inteligentes son pequeños dispositivos que siempre llevamos con nosotros cuando salimos de casa, de ahí que parezca una buena idea incluir en ellos servicios de pago electrónico que poco a poco deberían permitirnos prescindir de otros más clásicos como las tarjetas de crédito o incluso el efectivo. Sin embargo, a pesar de las enormes posibilidades que todos imaginamos y deseamos poder utilizar, parece que en occidente en general los pagos móviles no avanzan al ritmo esperado. ¿Por qué?
La fragmentación, las dificultades de configuración para el usuario medio o la alta disponibilidad de otros sistemas más extendidos y cómodos son algunas de las razones. ¿Es ésto así en todo el mundo? No, en África la situación es radicalmente diferente y el móvil es mucho más que un billetero electrónico, es una herramienta financiera fundamental para millones de personas.
Según el recientemente publicado informe del Banco Mundial, en el África subsahariana un 12% de los adultos (más de 64 millones de personas) usa de forma cotidiana el teléfono móvil como sistema de pago y como herramienta de lo que llaman "cuentas de dinero móvil". La mitad de esos usuarios tiene también cuentas en bancos tradicionales, pero la otra mitad utiliza sólo el móvil para todas sus actividades financieras.
De hecho, en algunos países como Kenia su utilización está tan extendida que un 58% de los adultos ya lo utilizan habitualmente y un 34% tiene gracias al móvil acceso a servicios que de otro modo sería imposible. ¿Por qué?, ¿cuáles son estos servicios?
Mucho más que pagos con el móvil
Una de las razones para explicar la importancia del móvil como instrumento financiero en África la encontramos precisamente en que es mucho más que un simple sistema para realizar pagos. Es una herramienta que permite acceder a servicios avanzados que quizá en regiones como Europa nos parecerían poco interesantes, pero que allí son fundamentales.
Por ejemplo, el móvil permite la transferencia entre particulares de pequeñas cantidades económicas a través de mensajes de texto protegidos con contraseña, facilitando también las transacciones entre comerciantes locales sin acceso a una red bancaria que respalde sus operaciones.
Pero también se ha convertido en el instrumento preferido por las empresas de microcréditos, que con unas tasas de interés más competitivas que los bancos tradicionales pueden dar préstamos directamente a las cuentas electrónicas móviles de los usuarios. Es decir, el teléfono móvil se ha convertido en un sistema de pago, de débito y de acceso al crédito mucho más eficiente (y sobre todo disponible) que las tarjetas de plástico clásicas.
Por supuesto, el bajo coste de los terminales y los servicios que funcionan sólo a través de mensajes de texto tienen buena culpa de este increíble auge. Mientras que aquí estábamos todavía debatiendo si necesitaremos un caro móvil con NFC como sistema de pago, en muchos países africanos ya tenían servicios avanzados de pago a través de SMS desde hacía años.
¿Se extenderá este éxito a Europa?
Lo ideal sería que sí, aunque la falta de necesidad acuciante de disponer de vías alternativas para mover dinero digital de forma rápida y efectiva está haciendo que su implantación se retrase enormemente. En España, por ejemplo, tenemos una banca tradicional fuertemente instaurada que ofrece sus servicios a través de redes convencionales ya desplegadas y que no necesita el móvil como instrumento adicional para llegar al gran público ni lo ve como herramienta imprescindible para soportar las pequeñas transacciones del día a día.
Uno de los impedimentos para su despegue en Europa es la falta de necesidad de disponer de vías alternativas para mover dinero
Además, tenemos el problema de la reticencia de los usuarios a aprender a utilizar nuevos sistemas que son fáciles de instalar, configurar y manejar cuando tienes unos ciertos conocimientos técnicos, pero complicados si no te pasas el día utilizando este tipo de dispositivos. Cuéntale al típico usuario español de más de 50 años todo lo que tiene que hacer para pagar con el móvil en la tienda de la esquina y te preguntará cuál es la ventaja frente a una tarjeta de crédito tradicional y sobre todo cuál de sus hijos/nietos se lo va a configurar.
En África hay toda una nueva generación de jóvenes usuarios que se está criando con los móviles como sistema de pago básico desde hace más de una década y que lo ven como algo normal, accesible y que les ofrece posibilidades de transacciones que no tienen por otros medios. Son, por así decirlo, el equivalente a nuestros nativos digitales pero esta vez en relación a la banca móvil.
Más información | Banco Mundial
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