Después de la batalla por tener cámaras con más megapíxeles o la de las cargas rápidas, la siguiente carrera del sector parece ser la del brillo de las pantallas. Y de momento quien va ganando es OPPO con su Find X6 Pro, que integra un panel capaz de entregar 2.500 nits. ¿Es demasiado brillo? No. Más allá de los memes y de otras competiciones más marketinianas que otra cosa, necesitamos bastante más brillo del que los teléfonos ofrecen. Pero integrarlo supone superar una serie de desafíos.
Hace falta más brillo
Hay dos motivos principales por los que integrar pantallas capaces de reproducir más brillo es necesario: el primero es que se trata de dispositivos que usamos en exteriores y sí, para ver con detalle cuando estamos a pleno sol hace falta. Quizás para tareas como ver imágenes o vídeos nos apañemos con menos, pero para leer correctamente en escenarios luminosos, sí. Si piensas que el brillo de los móviles ya es demasiado, dejamos este vídeo como muestra de que no: este es el brillo de objetos cotidianos en un día soleado en la no tan soleada Manchester.
La segunda tiene que ver con el consumo de contenido. ¿Qué fue antes: la preferencia de los usuarios por teléfonos con la pantalla más grande o que los fabricantes hicieran crecer las diagonales de sus terminales? A las pruebas me remito: cuesta encontrar teléfonos compactos en el mercado y cuando un fabricante de tanto peso como Apple se la juega con los iPhone Mini, acaba discontinuando el modelo un par de años después por ser el menos vendido.
Sea como fuere, el ague de los servicios en streaming por un lado y un dispositivo con pantalla que llevamos a todos lados son los ingredientes perfectos para usar nuestro teléfono para ver vídeos. Más allá de entretenernos unos minutos, si estamos siguiendo una serie o estamos disfrutando de una película, la calidad importa.
Obviamente no podemos pedir las mejores resoluciones, las pantallas OLED con los colores más vibrantes, las tasas de refresco más altas ni la entrega de brillo más elevada a un móvil de 200 euros, pero sí a la gama media alta y los modelos más premium. De hecho, entre esas gamas se encuentran los teléfonos con altos picos de brillo y compatibilidad con ciertos estándares HDR.
Nos detenemos en el HDR porque es importante para consumo de contenido. ¿Qué es el HDR exactamente? Grosso modo, la alta gama dinámica tiene como meta ofrecer unas imágenes con una gama de luminancia muy amplia. La luminancia es algo así como la intensidad luminosa o cantidad de luz que es capaz de proyectar una superficie.
Aplicada a la pantalla – de un móvil, tablet o TV – es la capacidad que tiene esta de entregarnos un conjunto de niveles de diferente intensidad luminosa. Y será mayor conforme el abanico entre la intensidad de las zonas más oscuras de las imágenes y la intensidad que tienen las zonas más iluminadas. Resumiendo: que la capacidad de entrega mínima y máxima de brillo que tiene una pantalla importa mucho en este contexto (aparte, en la calidad del HDR influye asimismo el contraste y el espacio de color que es capaz de reproducir).
Para hacernos a la idea de los nits de los que hablamos, los estándares HDR10 y Dolby Vision codifican el contenido en picos de brillo de hasta 10.000 nits, bastante más que los picos de 4.000 nits que entregan los televisores más luminosos del mercado (si bien la norma en la gama alta está entre los 1.500 y los 3.000 nits). No obstante, no tendría mucho sentido hablar de tecnologías que alcanzan los 10.000 nits si no hay contenidos que lo alcancen. Así que quédate con el dato: el contenido audiovisual HDR producido en la actualidad codifica picos de hasta 4.000 nits.
...pero hay letra pequeña. Esos 4.000 nits de los modelos más luminosos del mercado corresponden al pico de brillo "oficial" (poco probable que sea medido en las condiciones más estrictas) y este se alcanzaría cuando la imagen más brillante ocupa poco espacio en la pantalla, con detalles especulares como el sol, destellos de luces, etc. Resumiendo: que 4.000 nits con modos calibrados (que es la forma adecuada de medirlo, porque es como se producen las películas, en monitores profesionales) no lo está logrando ningún televisor. Además, el valor de brillo máximo de brillo a día de hoy se da para un 10% de ventana. Es decir, un recuadro blanco que ocupa un 10% de toda la pantalla, con el resto en negro.
Cuando Apple dice que la pantalla del iPhone tiene 2000 nits en HDR, se refiere a a lo que pueden brillar destellos de la pantalla en vídeos HDR
Cuando Apple dice que la pantalla del iPhone tiene 2000 nits en HDR, se refiere a eso, a lo que pueden brillar destellos de la pantalla en vídeos HDR. El brillo de toda la pantalla en blanco es mucho menos. En una TV OLED, por ejemplo, no llega a 200 nits. Entonces, necesitamos que nuestros televisores alcancen 10.000 nits porque es como se masterizan películas como Mad Max Fury Road. De lo contrario, obligamos al dispositivo a reducir el brillo máximo para no mostrar luces y colores quemados, etc. Nota: Que una película se masterice a 10.000 nits no quiere decir que toda la película te deje ciego, sino que destellos como llamas en Fury Road tendrán un impacto enorme respecto a otras partes de la imagen que pueden ser literalmente negras.
Por tanto, sí, todavía estamos lejos de tener un HDR suficiente para ver a la luz del día en un día muy soleado, ni es suficiente para mostrar correctamente, y sin trucos, películas masterizadas a 4.000 y 10.000 nits, pero nos vamos acercando dentro de lo tecnológicamente posible para este tipo de dispositivos.
... pero será difícil aumentarlo
Un televisor es un dispositivo mucho más grande (y por ende, con más espacio para integrar componentes electrónicos) y conectado que el teléfono más grande que podamos encontrar en el mercado. Y aún así, ya vemos que en general, los televisores a duras penas llegan a los 4.000 nits. Hay serias limitaciones en su contra.
La primera cuestión tiene que ver con el consumo de energía, algo que si bien es importante en un televisor por temas como la eficiencia energética, en un smartphone es directamente esencial al ser inalámbrico: ni vas a integrar una batería grande y pesada ni vas a sacrificar su autonomía por dotar a la pantalla de picos de brillo más altos. Al menos no parece viable con las tecnologías de baterías actuales. Quizás con las de silicio y carbono sea otra historia.
En cualquier caso, tendrán que lidiar con el segundo problema: la disipación de calor. Tanto los televisores como los smartphones son relativamente planos y el espacio interior en ambos casos es un bien escaso en busca de un diseño lo más estilizado posible (en el caso de los smartphone, la ligereza es otra vuelta de tuerca más que dificulta la ecuación). En este escenario, el calor puede provocar el calentamiento del dispositivo, de sus componentes y comprometer su seguridad e integridad.
Los LEDs de la pantalla son diminutos, disponiendo de escaso espacio para disipar calor de forma pasiva (natural, por el aire), por lo que la salida pasa por integrar un elemento para la disipación activa, mediante refrigeración líquida o con ventiladores, algo que de hecho ya vemos en móviles gaming. Adoptar esta estrategia para modelos de gama alta para el público general no parece una opción viable desde el punto de vista del diseño, energético ni económico.
Portada | Eva Rodríguez de Luis con montaje de Mockuphone, Foto de Sigmund en Unsplash y Foto de planetMitch aunger en Unsplash
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