Durante todo el caso relativo a las baterías del Samsung Galaxy Note 7, que se resolvió con la retirada del dispositivo y del que ahora se conocen al fin las causas oficiales, hemos empleado una narrativa similar en casi todos los medios: de no haber sido Samsung el implicado, habría sido complicado sobrevivir ante un caso de estas proporciones. Los coreanos son un gigante tecnológico, y eso ha sido una gran ventaja para superar la tormenta.
Pero ese poder que ostentan el Seúl no sólo se hace notar en sus terminales en sí, sino también en sus componentes. Samsung es uno de los mayores fabricantes mundiales de semiconductores, y entre ellos encontramos los procesadores. Con sus Exynos por bandera, también fabrican para Qualcomm y el acuerdo para sacar adelante el Snapdragon 835 parece que incluía algo que nadie se esperaba: la exclusividad del chip.
Temporalmente o no, el 835 es para Samsung
Con la información procedente de Forbes ya sabemos que el Snapdragon 835 se ha convertido en coto privado para Samsung. Tal vez no se trate de un chip con un salto evolutivo demasiado grande con respecto al Snapdragon 821 del pasado semestre, pero el Galaxy S8 será el único que lo disfrute de salida. Una jugada bastante interesante que puede hacer mucho daño a sus rivales.
No ha trascendido si el que las primeras remesas del Snapdragon 835 queden a disposición de Samsung se trata de un acuerdo de exclusividad total, o si simplemente se han cubierto de la posible competencia en los primeros meses de vida del chip. Así que sabemos que el Galaxy S8 tendrá el último procesador de Qualcomm, pero desconocemos si llegará a aterrizar en las líneas de fabricación de su competencia.
El movimiento resulta curioso por otro motivo adicional. Samsung contará para el Galaxy S8 no con uno, sino con dos chips exclusivos. Los coreanos llevan años potenciando la dualidad de chips entre Qualcomm y Exynos, y este año volverá a ocurrir lo mismo. Así que el modelo internacional será probablemente el que monte el Exynos 8895, y el modelo para algunos mercado llevará el Snapdragon 835.
La duda que nos asalta llegados a este punto es, sin embargo, qué producción estará sacando adelante Qualcomm para restringirla al Galaxy S8. Samsung se mostró ambicioso en cuanto a las ventas que espera lograr para su principal terminal, pero no se conoce de cuántas unidades hablamos. Como comentábamos, el chip principal suele ser el Exynos, veremos cómo se comportan uno y otro en ventas.
No todo son especificaciones
Un detalle a tener en cuenta es que en ocasiones nos obsesionamos con las especificaciones pero éstas no lo son todo. Llegar al mercado con un chip que tiene ya varios meses, quedándose fuera del último modelo fabricado, no debe suponer un salto demasiado grande ni en cuanto a precio ni en cuanto a rendimiento. Ya comparamos el Snapdragon 835 con el 820 y vimos que la diferencia no era abultada.
Lo hemos comentado en alguna ocasión, y es que la guerra de especificaciones parece habernos provocado una suerte de ceguera colectiva, medios incluidos, en cuanto a lo que un smartphone es capaz de conseguir. Los Nexus nos mostraron hace ya algún tiempo que un terminal puede rendir a un excelente nivel sin contar con los mejores componentes del mercado, y el pasado LG G4 no lamentó estrenarse con el Snapdragon 808 en lugar del 810. Aunque en su caso, puede que fuese una ventaja.
La optimización del software es en muchos casos la responsable de que un dispositivo rinda a uno u otro nivel, como bien sabrán los usuarios que han soportado durante años capas demasiado recargadas para permitir que ningún hardware se luzca. Así que el hecho de que Samsung cope la producción del Snapdragon 835 no debe afectar más que a la reputación del propio Samsung, y de forma positiva.
Los terminales de primer orden que se lancen en este MWC de Barcelona, presumiblemente con el Snapdragon 821 en su interior, no deberían sufrir en exceso al compararse con el Galaxy S8, pero eso no quita que la demostración de fuerza ya esté conseguida. Samsung ha apretado las clavijas a Qualcomm en su acuerdo de fabricación, y el primer gran golpe del año se ha producido antes de que Samsung se suba al escenario.
Bienvenidos a los juegos del precio
La oportunidad para sus rivales parece clara. Montar un chip de menor nivel teórico y llegar meses antes al mercado les permitirá competir en eso que tanto marca los movimientos del mercado androide: el precio. Si LG, HTC, Sony y compañía juegan bien sus cartas, la competición puede ser preciosa cuando el Galaxy S8 tome tierra.
Ahora sólo restará ver qué estrategia elige cada uno de los rivales del gigante coreano. De momento HTC ha puesto en circulación su HTC U Ultra con Snapdragon 821 aunque muy ambicioso en precio. LG parece que llegará con el mismo chip en su LG G6, y Sony tendría que hacer lo mismo. Huawei, sin embargo, apostará de nuevo por sus Kirin de fabricación propia por lo que el movimiento de Samsung le debe afectar bastante poco. Que comiencen los juegos.
Vía | Forbes
En Xataka Móvil | Los Galaxy S7 tiran de las cuentas de Samsung, con menos ventas pero más beneficio
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