Tengo un problema: duermo poco. Acostumbro a despertarme a las seis de la mañana y, aunque me voy a la cama antes de las 11, me cuesta dormir. De hecho, rara es la vez que consigo conciliar el sueño antes de las 12. Al igual que a la gente que le cuesta andar y hacer actividad, un wearable puede servirle para ser consciente de sus hábitos, motivarse y mejorarlos, a mi me pasa lo mismo con el sueño: me viene bien un dispositivo que me saque los colores.
Sí, tengo un Apple Watch. Llevo usando el reloj de Apple durante casi una década... pero nunca para dormir. No es tanto una cuestión de la escasa autonomía de los smartwatch no Ultra de Cupertino, sino de comodidad: me molesta llevar algo en la muñeca. He encontrado la solución donde menos lo esperaba.
Los relojes me molestan para dormir. Da igual la marca que sea
No suelo llevar más joyas que mis pendientes (bastante sencillos) y una alianza porque todo lo demás me es incómodo para dormir. Creo que los Apple Watch son estilizados y confortables, pero si estoy en la cama dando vueltas, ya no es tan agradable. A lo largo de estas semanas he probado el OnePlus Watch 2R y el Huawei Watch GT 5 Pro y más de lo mismo: me los he puesto para dormir "por obligación" de llevarlos 24/7 para analizarlos, pero en la cama me molestan.
Entonces llegaron los anillos. La primera vez que me topé con los anillos inteligentes, me despertaron curiosidad, pero rápidamente pensé que no eran para mí: me parece que su diseño es tosco y que son caros para lo que ofrecen. Recientemente les dí una oportunidad y probé un anillo inteligente baratísimo. Sí, con materiales menos premium y alguna que otra función menos, pero nada mal: mide pasos, estima distancia y calorias, frecuencia cardiaca, el sueño, la presión arterial, el oxígeno en sangre, el estrés, el ciclo menstrual y hasta 20 disciplinas deportivas.
COLMI-anillo inteligente R02, carcasa de acero de titanio de grado militar, monitoreo de la salud, IP68 y 3ATM, modos multideportivos impermeables
Después de probarlo constaté que en algunas de ellas su exactitud era regular, pero en otras (en las básicas), funcionaba bastante bien. El sueño es un claro ejemplo de buenas medidas: los valores eran prácticamente idénticos a los que marcaba el reloj de Apple y el de Huawei.
¿Por qué digo esto? Porque usar una pulsera o un smartwatch me molesta, pero no sucede lo mismo con un anillo. Lo que empezó siendo un experimento para un artículo se ha convertido en un wearable que ya no me quito: llevo el reloj inteligente como siempre y lo uso para pagar, ver mis notificaciones y registrar mis entrenamientos, pero para dormir quien se encarga de monitorizar mi sueño es mi anillo. Y como me costó poco más de 10 euros, me parece que cumple de sobra y la inversión ya está amortizada.
No es tan completo ni tan exhaustivo como los relojes de gama alta que acostumbro a probar (o comprar), pero sí que ofrece métricas básicas más que suficientes para mí: sé cuánto duermo, las fases y tengo acceso al historial para constatar que aunque duermo poco, mi sueño es moderadamente bueno.
Portada | Eva Rodríguez de Luis
En Xataka Móvil | Quiero comprar un anillo inteligente: estos son los modelos a la venta en España y lo mejor que ofrecen
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